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Ultimátum a Grecia para hacer reformas
A partir de cambios en pensiones e IVA, se negociaría un tercer rescate.
La zona euro y el gobierno de Alexis Tsipras negociaban ayer domingo un principio de acuerdo que permita a Grecia evitar el descalabro financiero a partir de hoy lunes, y el borrador de acuerdo sobre la mesa mantenía sobre Atenas la espada de Damocles de una bancarrota e, incluso, de una posible salida del euro.
Según este documento, Atenas dispondría de un breve plazo, hasta el 15 de julio, para aprobar las reformas más urgentes en materia de IVA o pensiones, un sacrificio que los acreedores exigen al Ejecutivo de Tsipras como condición para empezar a negociar un tercer rescate.
La oferta de la zona euro puede resultar letal para el primer ministro heleno, que el pasado viernes ya sufrió en el Parlamento griego un puñado de deserciones en la aprobación de su propuesta a los acreedores. Alemania y otros socios europeos han endurecido aún más esa propuesta. Y algunas delegaciones europeas no ocultan su deseo de librarse de Tsipras una vez que ya desapareció del escenario su primer ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis.
El borrador del acuerdo de los ministros sólo incluye una mínima concesión que podría salvar a Tsipras: la promesa de una renegociación de la deuda, para alargar los plazos de amortización y los periodos de carencia de los préstamos. Pero la negociación sólo comenzaría una vez que Grecia haya superado el primer examen del tercer rescate, un plazo que en el mejor de los casos no llegará hasta el otoño. Salvo esa escapatoria, el resto del documento supone un golpe en la línea de flotación del gobierno griego.
El ultimátum fue elaborado por los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo), en dos reuniones a lo largo del fin de semana (casi nueve horas el sábado y otras cinco horas, el domingo). El documento fue redactado en términos tajantes y perentorios, como prueba de la capitulación sin condiciones que el Eurogrupo exige al gobierno de Alexis Tsipras, tras el desafío del referéndum del 5 de julio.
Tsipras logró un rotundo éxito aquel día, con 61% de votos en contra del ultimátum de los acreedores a finales de junio. Pero Tsipras puede pagar en Bruselas muy cara su victoria, condenado a elegir entre la salida del euro o un acuerdo con condiciones más duras que antes de la consulta.
Para algunas delegaciones, el Eurogrupo roza la humillación en Grecia y en las últimas horas se ha llegado a evocar el Tratado de Versalles (cuando Berlín aceptó el armisticio tras la Primera Guerra Mundial) como peligroso precedente de un acuerdo que podría acabar siendo contraproducente.
Alemania logró incorporar al borrador del documento las propuestas más duras, como la obligación de que Atenas cree un fondo de activos públicos, por valor de hasta 50,000 millones de euros, que se venderán para amortizar la deuda.
Nuevo rescate, hasta de 86,000 mde
La recaudación de ese fondo, si se cumpliera, permitiría cubrir más de la mitad del nuevo rescate, cuya factura, según el Eurogrupo, oscilará entre 82,000 y 86,000 millones de euros, a sumar al cuarto de billón de los dos primeros e infructuosos rescates. Sólo hasta agosto, Grecia necesita 12,000 millones de euros para evitar la bancarrota.
El documento del Eurogrupo fue trasladado a la cumbre extraordinaria de la zona euro celebrada justo después. Algunas fuentes confiaban en que Angela Merkel suavizase el tono impuesto por su ministro de Finanzas, pero la canciller alemana no se mostró mucho más tolerante.
Ya se ha perdido la moneda más importante, que es la confianza , advirtió Merkel antes del comienzo de la cumbre. Y alertó que no habrá un acuerdo a cualquier precio .
Alexis Tsipras llegó con la bandera blanca. Podemos alcanzar un acuerdo si quieren las dos partes , expresó antes de reunirse con Merkel, François Hollande, presidente de Francia, y Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo.
Tsipras podría verse en dificultades para aprobar en su Parlamento un plan con medidas no sólo contrarias a su programa político, sino incluso alejadas de la tradición económica europea. El proyecto de acuerdo exige la privatización de la red eléctrica, que está bajo control público, o mantener las restricciones a la negociación colectiva entre empresas y trabajadores.
El Eurogrupo también reclama a Grecia medidas como la revisión de la política de apertura de comercios en días festivos (un tabú en Alemania y Francia), la reforma del calendario de rebajas o un calendario sobre reformas en sectores como las panaderías y la distribución de lácteos.
Los ministros advierten a Atenas que todas esas condiciones son el requisito mínimo para empezar a negociar el tercer rescate, aunque no descartan que el programa de préstamos no llegue a aprobarse si después no se logra un acuerdo sobre el memorándum de entendimiento definitivo.
La declaración de guerra del Eurogrupo a Tsipras concluye con la advertencia de que en caso de que no haya acuerdo, se ofrecerá a Grecia una rápida negociación para una salida temporal de la zona euro, con posible reestructuración de la deuda incluida .
El tono de las amenazas asustó incluso a algunos líderes europeos que en las últimas semanas también habían jugado con la idea del Grexit o de la destitución de Tsipras. Hay que evitar la humillación , recomendaba ? por ejemplo , Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo. Schulz se había adherido en los últimos días a las tesis más duras de Schäuble, pero ayer intentaba desmarcarse de la amenaza del Grexit.
¿Quiénes son los acreedores de Grecia?
La deuda griega, que ha sido reestructurada en tres ocasiones desde el 2012, alcanza alrededor de 312,000 millones de euros, equivalentes a 177% de su Producto Interno Bruto (PIB). De este monto, más de tres cuartas partes están en manos de los estados o de las instituciones públicas.
Éste es el desglose de la deuda contraída por el Estado griego, realizado por la AFP sobre la base de información ofrecida por los principales acreedores de Grecia. (AFP)
FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) cuenta con 8% de la deuda; es decir, unos 21,000 millones de euros, según la tasa de cambio de los derechos especiales de giro (DEG). Grecia tiene que rembolsar esta deuda antes del 2025.
Grecia cayó en mora el 30 de junio con el FMI, al no abonar un reembolso de 1,600 millones de euros y ha pedido una extensión del plazo. Atenas tiene que acreditar en total 5,400 millones de euros al FMI este año. Hoy 13 de julio tiene otro vencimiento de 455 millones de euros.
Bancos centrales
El Eurosistema, que agrupa al Banco Central Europeo (BCE) y a los bancos centrales nacionales de los países miembros de la zona, ha prestado 23,000 millones de euros, principalmente con la compra de títulos griegos en el marco del Securities Market Programme (SMP), establecido en el 2011-2012.
Esta deuda, que representa una parte importante de los pagos que tiene que hacer en los próximos cinco años la nación helena, no puede ser reestructurada porque lo impiden los tratados europeos. Es un financiamiento encubierto.
FEEF
El mayor acreedor de Grecia es, de lejos, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), creado en mayo del 2010 para ayudar a los países de la zona euro en dificultades, con 130,900 millones de euros en préstamos, cerca de 41% de la deuda del país.
Se trata de una deuda con plazos muy largos que no empezará a devolverse hasta el 2023 y cuyo vencimiento se prolonga hasta el 2055. Alemania es el primer acreedor de Grecia, con 41,200 millones, seguido de Francia (28,600), Italia (27,200) y España (18,100).
Deudas bilaterales
Además de los préstamos de las instituciones monetarias, Grecia ha contraído deudas bilaterales con sus socios europeos por un monto de 53,000 millones de euros. Se trata también de deudas de largo plazo, con un periodo de carencia hasta el 2021.
El país más expuesto también es Alemania, con 15,200 millones de euros en préstamos. Francia está en segunda posición, con 11,400 millones, por delante de Italia (10,000 millones), España (6,700 millones), Holanda (3,200) y Bélgica (1,900 millones).
Deuda privada
Desde la reestructuración del 2012, los bancos y otros fondos de inversiones, que sufrieron una quita de entre 60 y 75%, tienen 20% de la deuda griega.
Varias decenas de miles de euros de préstamos están en manos de acreedores privados, a través de títulos resultantes de la reestructuración o títulos del Tesoro de muy corto plazo, que Atenas sigue emitiendo regularmente.
Un impago de estos títulos privados podría provocar una reacción en cadena particularmente difícil de gestionar.