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Economía

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Finanzas públicas, entre la austeridad y el dispendio, en medio de presiones crecientes

El gasto tuvo que ser solventado por ingresos públicos y deuda; los ingresos crecieron 9.2%, menor en 11 puntos al aumento del gasto.

Gráfico EE

“No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, fue una de las consignas que Andrés Manuel López Obrador repitió durante su sexenio, en donde una de las narrativas oficiales fue aplicar la llamada “austeridad republicana” para disminuir los gastos del gobierno y, de esta manera, poderle dar más a la población. 

Analistas señalaron que aún con esta narrativa, los datos muestran que hubo una “austeridad selectiva”, en donde pese a las promesas de un mejor sistema de salud, por ejemplo, el Ejecutivo Federal prefirió gastar más en Pemex y sus obras insignia en medio de las presiones de gasto crecientes –deuda, pensiones, participaciones– con un espacio fiscal limitado ante la negativa de una reforma fiscal.

“La austeridad ha sido selectiva. No se aumentó, como se prometió, de manera significativa el gasto en salud, en educación, pero sí un dispendio generalizado en, por ejemplo, los militares, la Secretaría de Bienestar y por el lado de Petróleos Mexicanos”, aseveró Jorge Cano, coordinador del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa.

En este sentido, Alejandra Macías, directora general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), señaló que ante el discurso de austeridad se esperaría que el gasto público no creciera o bien, lo hiciera a un menor ritmo; sin embargo, esto no pasó y, ante la debilidad de los ingresos, se incurrió incluso a una mayor deuda.

En seis años de gobierno, López Obrador eliminó, por ejemplo, el Seguro de Separación Individualizada, una de las prestaciones que tenían funcionarios de gobierno, y se prohibió que los funcionarios pudieran ganar más que el Presidente de la República. Además, disminuyó los gastos en servicios personales y operativos, desapareció fideicomisos, entre otras modificaciones en su afán de generar mayores recursos sin una reforma fiscal.

De acuerdo con un análisis de México Evalúa, aún con la narrativa de la austeridad republicana, el gasto durante el sexenio de López Obrador aumentó 20.2%, lo que si bien es menor a los aumentos de 45.3 y 38.7% de Vicente Fox y Felipe Calderón, respectivamente, es mayor al de Enrique Peña Nieto, donde los recursos públicos ejercidos crecieron 16.3 por ciento.

Este gasto tuvo que ser solventado no sólo por ingresos públicos, sino también con deuda. En el mismo periodo, y ante la negativa de una reforma fiscal, los ingresos públicos crecieron 9.2%, menor en 11 puntos porcentuales al crecimiento observado en el gasto.

“El que el gasto crezca más en los ingresos ha repercutido en el déficit público”, expresó Jorge Cano.

Consolidación fiscal, el primer gran reto para Sheinbaum

Este año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), a cargo de Rogelio Ramírez de la O –quien se quedará en el cargo en el sexenio de Sheinbaum– estima que los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) –la deuda que contrata el gobierno en su medida más amplia– será de 5.9% del Producto Interno Bruto (PIB).

Este es el mayor nivel que presentan los RFSP, y de acuerdo con lo planteado, se debió a que se buscó terminar diversas obras de infraestructura consideradas como prioritarias.

Con la conclusión de estas, se espera que el déficit disminuya alrededor de 3% el siguiente año.

Los analistas expusieron que, de esta manera, la consolidación fiscal será el primer gran reto que va a tener que enfrentar el gobierno de Sheinbaum en materia de finanzas públicas, ya que incluso con el término de las obras de infraestructura, la reducción de tasas de interés y recortes al gasto, ven difícil que se llegue a 3% del PIB en el 2025.

“Los ingresos no están alcanzando para el nivel de gasto y las presiones que traemos, así como las futuras, que son elevar diferentes derechos a nivel constitucional, o las elecciones de ministros, más los proyectos que traiga la nueva Presidenta. No hay cambios que fortalezcan los ingresos, y si bien hubo ciertas modificaciones, no han sido suficientes”, señaló Alejandra Macías.

Por ello, añadió Jorge Cano, es necesaria una reforma fiscal progresiva que incremente los ingresos que se obtienen por impuestos que, si bien se mantuvieron a lo largo de este sexenio por las modificaciones que se hicieron como la eliminación de la compensación universal o bien, la fiscalización al rubro de grandes contribuyentes, no han sido suficientes para cubrir todas las necesidades y presiones de gasto.

“El sexenio de López Obrador quedará a deber en materia de finanzas públicas frente a administraciones pasadas. No realizar una reforma fiscal y el mal manejo de Pemex llevaron al peor desempeño en materia de ingresos de los últimos cuatro sexenios. Esto explica el declive en muchas áreas del gasto, como: educación, agricultura, ciencia y tecnología, policías civiles, entre otros, que cerrarán con recortes”.

Austeridad selectiva 

Los ganadores

25.1% fue el crecimiento del gasto en pensiones y jubilaciones que pasó de 745,569 a 932,500 mdp.

31% se disparó el costo financiero de la deuda en medio de las altas tasas de interés; este año se le destinaron 722,746 mdp al mes de agosto.

10% crecieron las participaciones a estados; a agosto, fueron mayores que el costo financiero con un gasto de 894,882 mdp.

6,375% se disparó el gasto en la Sectur, debido principalmente a los recursos que se transfirieron para la realización del Tren Maya.

323% aumentó el gasto de la Sener debido a las transferencias que se hicieron a Pemex para sanear su situación financiera.

190% aumentó el gastó de la Secretaría de Bienestar ante el incremento en los programas de Pensiones para el Bienestar.

119% aumentó el gasto de la Segob.

111% se incrementaron los recursos destinados a la Semar.

Austeridad selectiva

Los perdedores

79.8% cayó el gasto en la Secretaría de Economía.

63.7% disminuyeron los recursos ejercidos en la SSa, pese a la pandemia del Covid-19

41.9% menos gasto se asignó a la Presidencia de la República.

41.7% cayó el gasto en la CRE.

38% fue la caída del gasto de la CNDH.

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