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Milei acumula recorte de 30% en el gasto público de Argentina
El gasto público fue de 83.2 billones de pesos argentinos (81,870 mdd) entre enero y noviembre de este año, lo que representa casi un tercio menos que los $116.9 billones (115,000 mdd) de la misma administración en ese período, de acuerdo con cálculos de la consultora Analytica.
La motosierra en la política económica del presidente argentino Javier Milei recortó casi un 30% del gasto estatal entre enero y noviembre. La caída de las erogaciones estatales fue del 28.8%, comparada con igual período del año pasado, según un informe de la consultora Analytica.
El gasto público fue de $83.2 billones (81,870 millones de dólares) hasta noviembre, lo que representa casi un tercio menos que los $116.9 billones (115,000 millones de dólares) de la misma administración en ese período. La contracción es en términos reales, es decir descontada la inflación acumulada. Los fondos destinados a la obra pública representan la caída más drástica, con un 78% de disminución en relación a 2023. Fueron $8 billones entre enero y noviembre de 2023, contra $1.7 billón en el mismo período de este año.
Las transferencias a las provincias bajaron un 70% interanual y son la segunda categoría más afectada por la motosierra. El fondo que otorgaba subsidios a colectivos en la ciudad de Buenos Aires y las provincias experimentó una caída del 50%. Los fondos para programas sociales son un 40% menores que hace un año.
Las jubilaciones y pensiones conforman el reglón de mayor gasto estatal. Allí el recorte fue del 17 por ciento. En 2023, se destinaron 43.5 billones contra $36 billones de este 2024, siempre medido en términos "reales" (descontada la inflación). El economista Claudio Lozano observa que la caída del poder adquisitivo real de los jubilados fue del 20 por ciento. Los subsidios económicos -subvenciones a energía y transporte- constituyen el segundo mayor gasto estatal anual. En 2024, retrocedieron un 35%: de $12.8 billones a $8.4 billones. Sin embargo, la tijera cortó diferente según el rubro, pues el transporte sufrió una poda mayor.
La caída en las subvenciones energéticas fue del 33.8 por ciento. A ese punto se llegó tras un incremento anual promedio del 400% en electricidad, gas y combustibles. Las tarifas de los servicios se elevaron, al igual que el despacho de naftas y surtidores. Como los clientes pagaron mayores importes por esos servicios, la necesidad de subsidios estatales atenuó.
El gasto en personal bajó un 20% (de $13.8 billones a 11.1 billones en 2024), mientras que las prestaciones sociales -asignaciones familiares y AUH- son la partidas menos afectadas. Fueron un 5% menos (de $6 billones a $5.7 millones). Los programas sociales, en cambio, fueron impactados en un 40%: de $10.6 billones a $6.4 billones. Las transferencias a las provincias se hundieron un 70%, de 4.7 billones a 1.5 billón.