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5 riesgos que prevenir para proteger el patrimonio

Una de las preocupaciones más sentidas por personas, empresarios y los administradores de cualquier tipo de entidad, es la protección del patrimonio. El patrimonio es todos aquellos valores y bienes que las entidades y los individuos poseen menos las deudas que tienen a una fecha específica. Para determinarlo con precisión es necesario llevar una contabilidad de todos los ingresos, gastos compras, inversiones y financiamientos que se incurran. Las empresas lo llevan a cabo constantemente, pero las personas la mayor parte de las veces, no.
La protección del patrimonio parte de la base de que existen riesgos, mismos que pueden se de muy diferente índole. Esto quiere decir que, para proteger el patrimonio de los riesgos, primero se debe saber cuáles son estos.
Los riesgos
Podemos clasificar los riesgos en cinco grupos principales, que son: catastróficos, sociales, financieros, operacionales, legales y reputacionales.
Los riesgos catastróficos son aquellos que tienen que ver con fenómenos naturales o humanos que son provocados por circunstancias ajenas a las personas o entidades, dentro de esta categoría están los eventos riesgosos generados por terremotos, tormentas, hundimientos, accidentes (automovilísticos, aéreos o náuticos), etc.
Los riesgos sociales pueden ser aquellos que estén generados por la acción de grupos de personas que conscientemente con intención o inconscientemente ataquen el patrimonio. Dentro de esta categoría están las huelgas, las protestas multitudinarias, las revoluciones, los asaltos, e incluso los crímenes.
En los riesgos financieros, existen dos subcategorías, aquellos riesgos que se tiene de que alguna persona o grupo de personas con dolo incurra en un fraude contra el patrimonio o aquellos que tienen que ver con el riesgo de que los instrumentos en los que de invierta, pierdan su valor sea por especulación o por eventos económicos que afecten el objeto intrínseco de la inversión.
Los riesgos operacionales tienen que ver con la naturaleza misma de la operación de un negocio o de una entidad, desde la comisión de errores involuntarios hasta la falla de las personas y de los equipos que están involucrados en la operación.
Los riesgos legales son aquellos que tienen que ver con el incumplimiento de aquellas leyes y normativas a las que la persona o la entidad está sujeta, desde el cumplimiento de las leyes fiscales, de seguridad social o laborales hasta aquellas relacionadas con delitos financieros, anticorrupción y de prevención de lavado de dinero.
Por último, los riesgos reputacionales también son una amenaza al patrimonio tanto de las personas como de los individuos. De hecho la reputación es un intangible del patrimonio tan o más importante que el dinero. No importa a que se dediquen, la posibilidad de poder hacer negocios y trabajar con los demás se basa en que se tiene una buena reputación de honestidad, moralidad, responsabilidad y cumplimiento. Cualquier hecho o percepción de los demás sobre asuntos que afecten esas características, puede provocar que los demás pierdan la confianza en la persona o en la entidad. “La reputación se tarda años en construir y se puede perder en un momento”.
Es necesario tener un análisis de los riesgos a los que tanto las entidades como las personas están sujetas y de la magnitud de estos, para poder implementar medidas de protección que sean física económicamente viables dadas las circunstancias de cada uno.

