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El Empresario

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Apuestan 11 estados por su propia marca

La medida beneficia a más de 1,800 productores

La medida beneficia a más de 1,800 productores

En el país, 11 entidades federativas cuentan ya con una marca estatal para comercializar sus productos, las cuales agrupan en total a más de 1,800 productores, mientras que otros tres estados han hecho patente su intención por conformar una.

Estas marcas, de acuerdo con especialistas consultados, potencian los alcances comerciales y utilidades de los pequeños comercializadores de Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Durango, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nayarit, Puebla, Quintana Roo y Sinaloa. Y próximamente también de Coahuila, Sonora y Tlaxcala, que están cocinando sus propias marcas estatales, las cuales podrían ser lanzadas durante este mismo año, tras haber completado un proceso de certificación por parte de los dueños de las micro, pequeñas y medianas empresas principalmente del ramo de alimentos y bebidas tradicionales.

Para Eliseo Montiel, director divisional de Marcas del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), la adherencia a una marca estatal brinda a los agremiados, en un primer plano, seguridad jurídica para trabajar, con el conocimiento de que sus productos están respaldados ante un registro de propiedad sin posibilidad de ser duplicados por terceros. También ofrece un diferenciador comercial que abre espacios comerciales en grandes cadenas, a los cuales un pequeño productor en solitario difícilmente tendría acceso.

Comercio justo y cadena de proveeduría

Mario de la Garza, profesor de cátedra del Tecnológico de Monterrey, explica que la fortaleza de las marcas estatales radica en la explotación de una identidad comunitaria, la cual debe ser conservada y, así, publicitada.

Considera que gracias a la estandarización de procesos, regularización higiénica, formalización de empaques -con impresión de una tabla nutrimental y datos de la procedencia del producto- y el pasar por filtros de calidad es posible ofertar los productos a un precio más elevado.

En este sentido, la secretaria de Economía de Chiapas, Claudia de los Ángeles Trujillo, refiere que el trabajo de los productores es comercializado de manera justa, a precios que vendidos de manera individual y con mecánicas tradicionales no se podrían alcanzar.

Explica que una marca estatal aporta el establecimiento de bases que faciliten la vinculación necesaria entre pequeños productores para formar un gran clúster de proveeduría entre ellos. Así, por ejemplo, el artesano trabaja de forma paralela con peleteros o diseñadores, lo que impulsa la economía local.

El director de Comercio Interno y Abasto de la Secretaría de Promoción Económica del gobierno de Jalisco, Pedro Barrios, afirma que la promoción del consumo interno escuda a las economías locales ante competidores desleales en el mercado.

Platica que, en el caso de Jalisco, su marca estatal protege a sus productos -especialmente calzado y tecnología- de importaciones chinas; así, se combaten los bajos precios de productos importados con calidad certificada por el estado, así como con la explotación del sentido de identidad tapatío.

Más allá de la marca país

A juicio de los entrevistados, cualquier estado tiene posibilidades de comenzar un empresa de estas características gracias a la diversidad regional del país.

Coinciden en acotar que aunque existe una marca México, más que una competencia se puede alcanzar un grado de cooperación benéfico, sobre todo en el escenario internacional.

Y explican que debido a que un nombre estatal no figura en el mercado trasnacional, el nombre México como marca puede abrir puertas a los estados. Por lo anterior, resultaría ideal una cooperación desde el gobierno federal para sellar estos productos con el distintivo nacional, además de su denominación estatal.

erick.ramirez@eleconomista.mx

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