Lectura 3:00 min
Consistencia en las estrategias empresariales
El mundo de los negocios, el comercio, la economía y las finanzas han desarrollado y aumentado su velocidad de una manera impresionante a partir del uso de la tecnología de información y de las comunicaciones. Esto tiene beneficios, pero también provoca que los movimientos negativos tengan efectos casi inmediatos en cualquier punto del planeta.
Epidemias, guerras, desastres naturales o simplemente movimientos especulativos en una economía que parece lejana, pueden tener efectos globales prácticamente inmediatos.
La intención de compra de algo por parte de un actor económico importante mueve el precio de los mercados de esa cosa y de todo lo relacionado con ello, prácticamente de manera espontánea.
Cuando cualquier entidad, desde gobiernos hasta pequeños empresarios, tienen posiciones importantes en los mercados financieros, de productos o de servicios, cuyos precios son cotizados en los mercados internacionales, están expuestos a que cualquier movimiento por parte de un actor importante, afecte su posición y por lo tanto sufra variaciones inesperadas que afecten sus finanzas y en consecuencia su capacidad para responder a esos cambios.
Lo anterior, hace que el administrador tenga una tentación revisionista permanente de sus estrategias, provocando que aumente la incertidumbre sobre la capacidad de la entidad que dirige para llevar a cabo sus objetivos primordiales.
Las estrategias empresariales, son planes a largo plazo que indican el rumbo que la entidad deberá seguir de manera consistente para alcanzar sus objetivos de largo alcance. Con objeto de que la estrategia sea sustentable, la administración deberá estar consciente de que existen riesgos que tienen una cierta probabilidad de que sucedan en el plazo de tiempo considerado en la planeación.
La administración debe considerar que conforme el horizonte temporal sobre el que se planea es más lejano, la incertidumbre crece y, en consecuencia, la flexibilidad de las acciones a futuro tiene que existir.
La administración además, tiene que entender que las acciones del presente son el cimiento sobre el cual se construye el futuro. Por ello, las decisiones que hoy se toman tendrán un impacto sobre los planes a largo plazo, por eso cuando no existe coherencia entre las acciones presentes y esos planes, la consecuencia puede ser desbastadora para el futuro de la entidad.
Ejemplos existen muchos, cuando la ambición hace que la administración ponga en riesgo los recursos presentes de la entidad, simplemente puede alterar toda la estructura actual y por lo mismo destruir el futuro planeado.
Como comentamos al principio de este artículo, cualquier decisión afecta a los mercados, por ello cuando la administración toma esas decisiones que no tienen consistencia con la planeación estratégica, también está enviando un mensaje a los actores del mercado con los que tiene relación e influencia, y puede además generar suficiente incertidumbre sobre esos actores, que también pueden influir en el cambio de las perspectivas de la entidad, provocando que la planeación estratégica también quede en entredicho.
Dentro de todo esto, la función del gobierno de la entidad es vigilar que la administración tome decisiones sensatas dentro de los planes y objetivos aprobados, que reflejen coherencia y consistencia en el desarrollo de sus actividades y la toma de sus decisiones.