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Crisis en startups: La importancia de crear camellos en lugar de unicornios
Ante la ola de despidos, los especialistas consideran que es necesario fomentar la creación de camellos, un tipo de emprendedor que está preparado para adaptarse a un hábitat hostil.
En las últimas semanas el ecosistema startup a nivel internacional ha sido testigo de despidos en varias empresas. Entre ellas están Ualá, Tiendanube y Kavak, Bitso, entre otras.
Si bien cada una dio sus razones particulares, lo cierto es que en el mundo las statups están bajando el ritmo de crecimiento exponencial que se vio acelerado por un inusual 2021 donde se vio mucho capital fluyendo y valuaciones exorbitantes.
Ahora, el mercado parece estar acomodándose, con el daño colateral de estos despidos implican. Por eso, en estos contextos resulta más prudente hablar de la necesidad de crear camellos más que unicornios.
Al igual que el animal jorobado, este tipo de emprendedor está preparado para adaptarse a un hábitat hostil, caminar largas distancias y servirse de la tracción de sus patas para no quemarse ni hundirse en la arena caliente. Sobreviven semanas a la escasez y sequía con sus reservas sin alimentarse ni beber agua y soportan cargas pesadas sobre su espalda.
Ese es el perfil que suele salir victorioso de las crisis: compañías que vea las oportunidades aun en los ambientes más complejos y aprovechen su naturaleza para seguir adelante. Sus prioridades son atravesar los desafíos que les presenta la actualidad, pero transformándolos en una estrategia para ampliar su alcance, estar más cerca de los clientes, administrar inteligentemente sus recursos y no descuidar su misión ni propósito.
Esta especie puede encontrarse en cualquier sector, pero todos cuentan con una mentalidad de crecimiento, actitud resiliente y adaptabilidad.
En 2020, a inicios de la pandemia, este modelo emprendedor se fomentó desde Harvard Business Review. Según un artículo firmado por Alex Lazarow, inversor y profesor de emprendimiento, el problema que se ve es que esta metodología tradicionalmente fomentada por los unicornios de Silicon Valley que implica un crecimiento a toda costa, solo funciona en los mercados alcistas más fuertes, en las condiciones más óptimas.
Pero del otro lado están los ecosistemas en los que las startups tienen menos acceso al capital o al talento humano capacitado y en los que, especialmente en muchos mercados emergentes, son más susceptibles a choques macroeconómicos graves e impredecibles. Allí, el autor recomienda fomentar el modelo de los camellos en lugar del de los unicornios, ya que los primeros son capaces de sobrevivir durante largos períodos sin sustento (sin capital), soportar el calor abrasador del desierto y adaptarse a las variaciones extremas del clima.
Estos camellos emergentes ofrecen a las empresas de todos los sectores lecciones valiosas sobre cómo sobrevivir a las crisis y cómo mantenerse y crecer en condiciones adversas, aunque con menos glamour que las figuras mitológicas. Lo hacen con tres estrategias: ejecutan un crecimiento equilibrado, adoptan una perspectiva a largo plazo y tejen la diversificación en el modelo de negocio.
Los camellos no tienen interés en lo que el autor denomina "escalada relámpago", es decir, construir rápidamente la empresa y priorizar la velocidad sobre la eficiencia en busca de una escala masiva. Son tan ambiciosos de crecer como cualquier empresa de Silicon Valley, pero siguen un camino de crecimiento más equilibrado.
Los fundadores de este tipo de compañías entienden que construir una empresa no es un esfuerzo a corto plazo. Para muchos, los avances no se producen de inmediato, sino que ocurren más adelante en la cronología de la empresa. La supervivencia suele ser la estrategia principal. Esto da tiempo para crear el modelo de negocio, encontrar un producto que resuene en el mercado y desarrollar una operación que pueda escalar. Existirá competencia. Pero la carrera se trata de quién sobrevivirá más tiempo, no de quién va primero al mercado.