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El Empresario

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El día del contador y el home office en la pandemia

Hoy que escribo esto es lunes 25 de mayo, fecha que, en México, ha sido designada para celebrar a los contadores, ya que, en este día, pero en 1907, se otorga en México el primer título de Contador de Comercio, a don Fernando Diez Barroso. A partir de ese día México reconoce al Contador Público como un profesional con estudios validados para ejercer dicha actividad.

Hoy que escribo esto es lunes 25 de mayo, fecha que, en México, ha sido designada para celebrar a los contadores, ya que, en este día, pero en 1907, se otorga en México el primer título de Contador de Comercio, a don Fernando Diez Barroso. A partir de ese día México reconoce al Contador Público como un profesional con estudios validados para ejercer dicha actividad.

Sin embargo, la contabilidad como una actividad de registro de actividades comerciales no nace en ese momento, de alguna manera siempre ha existido. Desde que el ser humano empezó a intercambiar productos ha sido necesario llevar un registro que asegure un intercambio justo, los registros de escritura más antiguos en África y Mesopotamia son de intercambios comerciales.

La contabilidad moderna nace alrededor del siglo XV, época en la que los comerciantes venecianos recorren el mundo, llevando productos desde y hacia oriente; necesitaban llevar un registro pormenorizado de todas las transacciones que se hacían en cada aventura comercial. Cada viaje se veía como un negocio individual en donde se tomaban préstamos para financiarla y al final había que determinar las ganancias para devolver los préstamos y determinar la participación de los involucrados en el negocio.

En aquel tiempo todos los colaboradores en el negocio participaban de la ganancia, excepto aquellos peones que se les pagaba la jornada de carga y traslado de la mercancía. Una buena lectura para conocer el ambiente de negocios de la época es “El Mercader de Venecia”, de William Shakespeare.

En ese ambiente nace Luca Pacioli, que llegaría a ser fraile franciscano, matemático, astrólogo y escribió entre otros tratados “De Divina Proportione” sobre las proporciones matemáticas en la naturaleza y el arte en la época que colabora con Leonardo DaVinci para el Duque de Milán.

Dentro de sus trabajos realiza un análisis sistemático del método contable que utilizaban los comerciantes venecianos llamado partida doble y lo deja en su obra “Summa arithmetica, geometría, proportioni et proportionalita”, que en su “Tractus XI” Particularis de computis et scripturis” en 36 capítulos. Aun cuando es muy posible que dicho tratado haya sido un producto de colaboración con otros estudiosos, él es a quien se le atribuye.

Las reglas contables publicadas en aquel entonces siguen siendo los fundamentos bajo los cuales se llevan hoy en día los registros contables de cualquier entidad económica.

También el viernes pasado, el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, llevó a cabo un evento, al que acudimos de forma virtual, sobre el 113 aniversario de la Contaduría Pública en México, en el que diferentes personalidades de la profesión en México comentaron sobre las experiencias que han tenido, la profesión en la actualidad y sus perspectivas y retos hacia el futuro.

Cambiando un poco el tema, hace dos años por estas fechas (5 de junio de 2018), publiqué un artículo sobre el home office. Hoy, después de llevar a cabo mis actividades en un home office forzado por la pandemia, debo repasar y reconsiderar algunos de los puntos que en aquel entonces comenté.

El primer punto que comenté, sobre el cual necesito por lo menos aclarar, es que algunas empresas de tecnología habían regresado al trabajo de oficina después de haber experimentado durante varios años el home office, y aclaré que desconocía la causa y de alguna manera sugerí que podía tratarse de una disminución en la eficiencia. Hoy me han aclarado que en realidad más se trató de provocar una mayor interacción social entre los equipos de trabajo con objeto de lograr mejor comunicación y empatía entre ellos. Aparentemente la distancia los había vuelto menos empáticos y por lo mismo menos colaborativos.

También mencioné que las distracciones en el hogar podían generar que los colaboradores disminuyeran su atención a los asuntos de trabajo. Ahora, después de dos meses de trabajar con mis colaboradores, me doy cuenta de que la eficiencia no ha bajado y en algunos casos ha subido. He llegado a la conclusión que la disciplina personal es lo que verdaderamente influye en la eficiencia del trabajo personal.

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