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El Empresario

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El orden, la disciplina y el trabajo a distancia

Después de la pandemia las empresas decidieron regresar al trabajo presencial, en otros casos siguieron a distancia, y en la mayoría se implementó un sistema mixto. 

La empresa debe diseñar una adecuada estrategia de operación

La empresa debe diseñar una adecuada estrategia de operaciónShutterstock

Llevamos cuatro años a partir de la declaración de la pandemia de Covid-19 y las medidas impuestas que modificaron nuestras costumbres y paradigmas. La actividad económica fue especialmente afectada, muchos negocios no pudieron sobrevivir debido a que dependían de la actividad diaria y de la presencia para realizar sus actividades, como los pequeños restaurantes o fondas.

Los negocios que pudieron sobrevivir fueron aquellos que, teniendo un nivel alto de solidez financiera, fuentes de financiamiento y apoyo de sus acreedores, pudieron cerrar sus puertas por un tiempo y después ir reanudar sus operaciones paulatinamente.

Muchas empresas, fundamentalmente en sus áreas directivas, administrativas y comerciales, así como aquellas dedicadas a los servicios profesionales no físicos (abogados, contadores, terapeutas, educadores, etc.), pudieron implementar el trabajo a distancia.

El éxito de esta nueva manera de trabajar fue muy variado, en algunos casos, terminando la pandemia, la administración de las empresas decidieron regresar al trabajo presencial, en otros casos siguieron a distancia, y en la mayoría se implementó un sistema mixto.

En México, todo esto provocó que la Ley Federal del Trabajo tuviera que ser modificada para incluir esta modalidad; sin embargo, no es mi objetivo analizar esos cambios, más bien quiero analizar las experiencias y lecciones que derivaron de esta circunstancia.

En muchos casos, teniendo la infraestructura material y tecnológica, las administraciones simplemente enviaron a todos a sus casas con la instrucción que a través de esos sistemas siguieran desempeñando sus funciones, pero los problemas surgieron casi de inmediato.

El primer problema fue el de la seguridad informática, pues es muy diferente trabajar en un ambiente de una red local controlada, donde se cree las protecciones necesarias para evitar cualquier tipo de penetración o violación a los protocolos de seguridad. Trabajando a distancia el equipo está más expuesto a penetraciones no autorizadas y a la contaminación de virus que, al conectarse a los sistemas de la empresa, pueden a su vez dar acceso inconsciente a esas penetraciones o contaminaciones de virus. Todo esto puede darse al recibir correos que no están filtrados o durante la navegación en sitios de Internet que no cuentan con los certificados de seguridad autorizados por la empresa.

El segundo problema que enfrentaron las empresas y sus empleados fue el ancho de banda que dificultaba el acceso a sistemas y archivos indispensables para llevar a cabo su trabajo, así como una adecuada comunicación mediante video conferencias. Lo anterior, sumado a que cada empleado tenía que compartir ese acceso con el o la cónyuge, y con los hijos que tenían que tomar clases virtuales.

Por último, está la disciplina y el orden, al llevarse el trabajo a distancia, y sin las reglas y medidas adecuadas, es muy difícil llevar a cabo una supervisión adecuada del cumplimiento correcto, oportuno y ordenado de las tareas asignadas, así como el cumplimiento de las metas y objetivos comprometidos.

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