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Emociones y equilibrio, fortalezas de mujeres empresarias
Se requieren emociones, actitudes y pasión para sostener un proyecto, dirigirlo y mantenerlo en las buenas y malas.
Se requieren emociones, actitudes y pasión para sostener un proyecto, dirigirlo y mantenerlo en las buenas y malas.
Las mujeres son líderes, inspiración y fortaleza; sin embargo, por años se ha pensado que son emocionales y que deben estar a cargo de la familia; por lo tanto no son subjetivas, contrario a lo que se piensa, las emociones son parte del ser humano y ayudan a tomar decisiones.
“No conozco a una sola persona que tome decisiones sin involucrar las emociones. Hombres y mujeres involucramos nuestro sentir y pensar en todo lo que hacemos, solo que hemos aprendido a no mostrar o descalificar a quien se muestra emocional, porque lo vemos como una debilidad y no como una fortaleza”, describe Carolina Nieto, directora general de Ashoka México, en entrevista para El Empresario.
Por ejemplo, en un negocio la idea y el producto no son suficientes, se requieren emociones, actitud y pasión para sostener el proyecto, dirigirlo y mantenerlo en las buenas y las malas.
Otra creencia que debilita a las mujeres en el mundo laboral, destaca Carolina en su libro “Emprender con equilibrio, mujeres que rompen mitos”, es pensar que tienen que dividirse entre la vida laboral y familiar, lo cierto es que el equilibro debe estar basado en sus necesidades y preferencias, no en lo que los demás definen.
De acuerdo con la autora, el paradigma empresarial masculino dice que la única forma de ser exitoso es crecer la empresa, de micro a pequeña, de pequeña a grande y después a mundial; sin embargo, para las mujeres no siempre es importante ser mundial, sino alcanzar sus sueños.
Hace unos años, Carolina encontró una tienda de artículos deshilados y de bordados en Aguascalientes y le propuso llevar el negocio a la Ciudad de México y vender en línea.
“Para mi sorpresa la respuesta fue un rotundo no, y me explicó sus razones, ‘¿Y para qué quiero aumentar mis ventas si eso desequilibra mi vida? Hoy vendo todo lo que produzco, gano lo suficiente para sostener a mi familia y trabajo lo necesario para vivir bien. Si comienzo a vender en la ciudad me volveré loca, dejaré a mis hijos y tendré otros problemas que me generarán un desequilibrio’”.
Ser líder o emprendedora no significa seguir el sueño de los demás, sino los objetivos propios, y si sólo se tiene una pequeña empresa está bien, no significa que no se aspire a más o que se haya fracasado.
“Las mujeres tenemos que empezar a decir: ‘primero tengo que encargarme de mí’, de lo que yo quiero’, no voy a poder promover algo si no lo digo y no lo quiero”, señala Carolina. Se requiere cambiar a una cultura de equidad, donde tanto hombres como mujeres se hagan cargo del hogar.
Bajos costos
Carolina comenta que las mujeres suelen vender a bajo costo, muchas veces porque se piensa que si los precios no son bajos no se venderá o porque creen que su producto no lo vale.
“Pero también hay un tema de desvaloración de nosotras mismas, de cuánto vale mi tiempo, mi hora, como tenemos menos experiencia en el tema de negocio, tendemos a no hacer bien nuestros cálculos. Además, como las mujeres tenemos menos remuneración que los hombres, costeamos con esa remuneración”.
Por ello hay que cambiar la manera de ver el negocio, lo que es el éxito y de equilibrar la vida.
“No comprar el rollo de que tenemos que acomodarnos a como es el mundo de los hombres, tenemos que empezar a ver cómo nos gustaría ese mundo y comenzar a crearlo”, finaliza Carolina.