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El Empresario

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Empleados antiéticos cuestan 10% de ingresos a empresas

Mentir en horarios hasta agredir o robar, son conductas deshonestas frecuentes

Tomarse descansos excesivos o abusar en trabajo remoto, son algunas prácticas comunes

Tomarse descansos excesivos o abusar en trabajo remoto, son algunas prácticas comunesShuttersock

Tomar una pluma, una engrapadora u otro elemento del mobiliario de trabajo puede parecer una práctica inofensiva y hasta común; sin embargo, esto sumado a otros como incumplir horarios o desperdiciar recursos, generan pérdidas económicas.

Fernando Calderón, director de Midot México, declaró que la falta de integridad de los colaboradores representa daño reputacional y pérdida de hasta 10% del ingreso anual de las empresas.

“Estas prácticas se pueden dar hacia la empresa o las personas. Por ejemplo, no respetar horarios de trabajo saliendo antes, tener descansos excesivos, trabajar lento, desperdiciar o hacer mal uso de recursos, robo de inventario, tener favoritismos, difundir rumores o tener conflictos entre colegas, que son menores pero pueden volcar a más graves como robo, soborno, acoso, malversación de recursos, agresiones personales, abuso, entre otros”, explicó Calderón.

Detalló que en pandemia aumentaron estas prácticas, pues la falta de supervisión que se dio en algunas áreas, por enfocarse a otras, fue aprovechada por los colaboradores. 

Además, con el trabajo remoto también se han incurrido en malas prácticas como desconexión en horarios laborales o no cumplir con las labores cotidianas.

Estas prácticas también se observan en la renuncia silenciosa, aunque está considerada una forma de cuidar la salud mental y física, se puede caer en malas prácticas para evitar las labores.

Lo más común

Las malas prácticas se pueden dar en cualquier área, las más comunes son en operaciones (15%), contabilidad (12%), alta dirección (11%) y ventas (11%).

“Son áreas sensibles porque se tiene contacto con activos, inventarios, valores, dinero en efectivo o acceso a información confidencial lo que facilita malos comportamientos”.

Los mayores fraudes del 2021 fueron malversación de servicios, corrupción, soborno, robo de información confidencial y suplantación de identidad, que ocurrieron especialmente en pequeñas y medianas empresas.

Detectar una mala práctica, puede conducir a despidos, lo que aumenta la pérdida económica, ya que el proceso de rotación laboral cuesta de cuatro a seis sueldos mensuales.

Cultura organizacional ética

Las empresas deben evaluar el nivel de integridad de las personas que llegan a la organización, no basarse solo en el curriculum, pues al menos ocho de cada 10 personas han mentido en ese documento en algún momento. 

Asimismo, la comunicación debe ser eficaz, libre de sesgo y temores; establecer un código de ética, así como sanciones y una cultura de cero tolerancia y monitorear regularmente el nivel de integridad de los colaboradores porque su actuar puede cambiar de acuerdo a las circunstancias. 

También se puede abrir un buzón de denuncias para incentivar el reporte anónimo ya que más del 50% de las malas prácticas son conocidas por varias personas de la organización.

“Si para una empresa grande es dañino, para una pyme el que una persona incurra en malas prácticas, puede hacer quebrar el negocio. El permear una conciencia de honestidad e integridad, sin duda hará que la empresa sea más eficiente, productiva y tenga mejores resultados”, finalizó.

Coeditora El Empresario. Periodista especializada en temas de emprendimiento, management, cultura laboral, capitalismo consciente, liderazgo, economía circular y sustentabilidad.

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