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Las enseñanzas del Mago de Oz para ser Accountability
Como en el libro, los trabajadores deben tener la habilidad para superar las circunstancias y lograr los resultados deseados por sí mismos, sin culpar ni buscar excusas.
En el Mago de Oz, cuando Dorothy y sus amigos viajaban a Ciudad Esmeralda con la esperanza de que el hechicero les resolviera sus problemas dándoles valor, corazón, sabiduría y medios para triunfar, culpaban a otros de sus desgracias, no tomaban la responsabilidad que les correspondía y esperaban que todo se arreglara mágicamente. Algo similar ocurre en las empresas.
Esta historia deja lecciones importantes para alcanzar el éxito laboral. Por ejemplo, no quedarse inmóviles en el camino de ladrillos amarillos, no culpar a los demás por las circunstancias, no esperar a que un mago resuelva todo y nunca esperar que los problemas desaparezcan. La suma de esto es lo que se conoce como Accountability.
De acuerdo al libro El Principio de Oz, ser accountability consiste en tomar la decisión de superar los conflictos que se pueden presentar en el trabajo, sin buscar excusas o culpables, sino ser responsable de sus acciones, porque al igual que Dorothy y su grupo, la habilidad para superar las circunstancias y lograr los resultados deseados se encuentra en uno mismo.
“La definición tiene como propósito revitalizar el carácter de los negocios, reforzar la competitividad internacional de las empresas, realzar la innovación, mejorar la calidad de los productos y servicios que se ofrecen al mundo e incrementar la capacidad de respuesta de las compañías ante las necesidades y los deseos de los clientes y el personal”, explican los autores Roger Connors, Tom Smith y Craig Hickman.
La falta de accountablity ha generado que muchas empresas fracasen debido a que cuando se cometen errores a nivel gerencial, difícilmente se aceptan. En su lugar prefieren buscar excusas como falta de recursos, ineptitud del personal e incluso sabotaje de la competencia.
“Esta cultura de victimización ha debilitado el carácter de los negocios porque erosiona la productividad, competitividad, motivación y confianza”, mencionan.
Aun cuando las excusas están bien documentadas, son legalmente defendibles y lógicas que libran la responsabilidad de la persona, sólo se refuerza el hábito de esquivar los problemas en lugar de enfrentarlos y resolverlos.
Para fomentar el accountability en la compañía, se deben adoptar cuatro actitudes: reunir el valor para verlo (León), hallar el corazón para adueñárselo (Hombre de hojalata), obtener la sabiduría para resolverlo (el Espantapájaros) y usar los medios para hacerlo (Dorothy).
Debajo de la línea
Entre el éxito y el fracaso hay una delgada línea donde debajo se encuentran las excusas, culpar a los demás, confusión y sensación de indefensión; mientras que encima está el sentido de realidad, pertenencia, compromiso, soluciones a problemas y actuar con firmeza.
“Mientras los perdedores están debajo de la línea inventando excusas para explicar por qué sus esfuerzos terminaron en fracaso, los ganadores se encuentran sobre la línea impulsados por el compromiso y trabajo duro”, dicen los autores.
Cuando las personas comienzan a estar debajo de la línea, se crea una atmósfera donde nadie admite la verdad y no se habla con sinceridad, además de que se presentan seis señales.
La primera consiste en ignorar o negar, donde se pretende no saber que hay un problema, no se es consciente del daño que ocasiona o se niega por completo.
¿Cuántas veces ha escuchado o dicho “no es mi trabajo”? Este pensamiento común es la segunda señal que refleja la conciencia de que se debe hacer algo y a la vez esquivarlo.
Señalar a culpables es el tercer síntoma, ya que se busca negar toda responsabilidad de los malos resultados.
La cuarta etapa llamada confusión es la más sutil porque las personas alegan desconcierto como una manera de evadir el accountability.
La penúltima es cubrirse las espaldas, que se caracteriza por seguir buscando protección a través de relatos elaborados y precisos del porqué no deben ser culpados.
Esperar a ver es la etapa que cierra el ciclo y que consiste en aguardar a que las cosas mejoran por sí solas.
Subir la línea
En algún momento todos caen en esta conducta, incluso hasta los más virtuosos líderes y lo hacen no por falta de ética o temor, sino porque esta actitud es parte de un estilo de vida.
Como el León, se requiere de una gran dosis de coraje para admitir la realidad de la situación, lo que a veces se complica porque se prefiere ignorar o negar.
Al igual que el hombre de hojalata, los líderes deben tener el valor de adueñarse de las propias circunstancias o de lo contrario habrá un deterioro del desempeño organizacional y competitividad.
La tercera actitud consiste en adoptar la enseñanza del Espantapájaros, anticiparse a lo que puede ocurrir y prepararse para lo peor. Así se tendrá el conocimiento para resolver cualquier conflicto.
Por último, Dorothy enseña que se debe tener completa responsabilidad, disposición y dedicación para lograr resultados.