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Los problemas financieros
México es el mejor país para invertir, eso se lo escuché decir, hace años al director general de una importante empresa alemana establecida en el país desde mediados del siglo XX. Le preguntamos cómo veía la situación de México, cuando sentíamos que estábamos en medio de una incertidumbre política y económica, y continuó diciéndonos que la decisión de invertir en cualquier país, no lo veían como una decisión de corto plazo, sino que era una inversión con un horizonte de varias décadas. Esa empresa, con ciertos niveles de cambio estructural sigue establecida y atendiendo al mercado mexicano, y sus productos los seguimos comprando.
Estoy convencido de que ese mismo concepto sigue vigente. Cualquier empresario sea mexicano o extranjero, cuando toma la decisión de invertir en una nueva empresa, no está pensando qué va a suceder en los próximos meses, o si el gobierno o la circunstancia económica son factores relevantes en sus decisiones, sino que visualiza que la empresa va a tener un período de vida indefinido, que trasciende décadas o siglos. El empresario quiere que haya un cierto nivel de seguridad jurídica.
También es importante entender que la empresa pasará por diversas circunstancias que tendrán efectos en la compañía; desde niveles de productividad y altas venta, por que existe un mercado dinámico, hasta épocas de crisis por debilidades en el mercado. También pueden afectar administraciones más o menos efectivas, que pueden llegar a meter en problemas a las empresas; sin embargo, siempre es posible resolver cualquier problema, cuando es atendido con oportunidad.
Hoy me refiero específicamente a los problemas financieros, es decir, la falta o insuficiencia de los recursos financieros que aseguren la continuidad de las operaciones de la empresa. Normalmente, los problemas financieros se van gestando poco a poco en las empresas, desde malas decisiones de inversión, pasando por un dispendio de recursos excesivo, hasta la caída de ingresos por cambios en los patrones de consumo de los consumidores finales.
Es primordial que la administración de cualquier tipo de entidad considere los recursos financieros como un recurso caro y escaso. En muchos casos el exceso de confianza de la administración genera una falta de control en el manejo de los flujos de caja, y cuando, por diversas causas, la velocidad del flujo de la empresa disminuye, empiezan a escasear y por lo tanto también comienzan las dificultades para enfrentar las obligaciones de la entidad.
Una empresa promedio normalmente tiene que cumplir con las siguientes obligaciones: el pago de los sueldos y salarios del personal que colabora en ella, de proveedores de bienes y servicios esenciales, así como el pago de los impuestos tanto causados por la empresa como los retenidos y no menos importante, el pago de las deudas y el servicio de las mismas.
La administración tiene que evitar caer en incumplimiento con dichas obligaciones, y si visualiza que tendrá problemas para cumplir con ellos, deberá tomar todas las medidas oportunas para minimizar los efectos y regresar a la normalidad con la mayor prontitud, para evitar poner en riesgo la existencia de la empresa.
La semana que viene platicaremos de las posibles estrategias que la administración puede llevar a cabo para salir de dichas crisis.