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Pionero en el sistema paga lo que quieras
Bajo la premisa de que El cliente manda Café Morgana se convirtió en el primer restaurante mexicano en implementar el sistema de Paga lo que quieras.
GUADALAJARA, Jal. Café Morgana es el fruto del esfuerzo, entrega e imaginación de Eduardo y Myriam.
La creatividad y las ganas de posicionar cada vez más al negocio hicieron que estos esposos inauguraran un nuevo concepto de comida con un toque europeo, el cual a sus dos años de vida se caracteriza por ser el pionero en México del sistema "paga lo que quieras".
Y es que se tomaron en muy en serio el lema: "El cliente manda", pues es éste quien decide cuánto pagará por una comida completa, con una cerveza o refresco, café y galletas.
Éste es el primer restaurante mexicano que se sabe ha implementado esta estrategia de mercadotecnia para atraer a nuevos clientes e incrementar sus ventas.
"Pague lo que quiera" es ya un sistema común entre restaurantes franceses y londinenses.
"Esta idea la tomamos de restaurantes de Nantes y Lyon, en Francia", relata Eduardo Castañeda, socio y fundador de Café Morgana.
"Después, investigamos más y vimos que también se realizaba en varios lugares de Londres y España con éxito para los restaurantes", agrega.
Nuestros amigos y comensales "nos decían: van a ser unos gandallas, te van a dejar 10 pesos, pero no fue así, lo mínimo que me dejaron fueron 23 pesos y al final del día se balanceaba", agrega.
Si bien la promoción surgió como parte de la celebración de su segundo aniversario a finales de mayo, ahora se planea retomarla una vez a la semana a partir de julio.
"Fue una experiencia padre, la sorpresa fue que la gente pagaba de manera correcta", dijo.
punto de equilibrio
A dos años de volcar sus ahorros y algunos capitales familiares, el pequeño negocio, con cuatro empleados y la férrea administración de Eduardo, está por alcanzar "el punto de equilibrio".
Este empresario corre todo el día en sus labores de comentarista en radio y televisión, pero sin descuidar el negocio que abre de las 9 de la mañana, a las 11 de la noche.
El trabajo es duro, afirma, hay que hacer cuentas del pago de salarios, proveedores, de los los ingresos y egresos y de la liquidación a proveedores, entre otras cosas.
Y por supuesto, agrega, hay que sacar otro sueño más: que en cualquier momento su pequeña empresa le permita vivir tranquilamente junto con su familia replicando el modelo de su cafetería.
Sentado al fondo del Café Morgana, ubicado en una de las colonias de más abolengo de Guadalajara: La Americana, Castañeda relata cómo su negocio llegó a los dos años de vida sin tener que ponerle más capital.
La satisfacción se agrande cuando describe cómo lograron pasar la dura prueba de la reciente contingencia sanitaria por el virus de influenza humana.
Recuerda que fueron 10 años de insistir sobre abir una cafetería con su esposa, luego de que conocieron en Europa infinidad de cafés con todas sus peculiaridades.
A finales del 2006 se presentó un elemento que suele empujar a los emprendedores: Eduardo se quedó sin trabajo.
Café Morgana hoy ofrece a sus visitantes detalles de de Art Noveau y Decó, con algo de minimalista, que cobijan el ropero del padre de Eduardo y el candelabro de la abuela de Myriam.
"Sin tomar curso para ser empresario ni prepararme en Administración se tienen resultados, que quizá hubieran sido mejores al haberme preparado, pero todo lo entiendo porque es una característica de una PYME", afirma.
Considera que la experiencia de este café puede repetirse y ya trabaja en la documentación de los procesos de operación, en espera de la oportunidad de que en cualquier momento aparezca un interesado con capital para que el embrujo de Morgana, esa hermana del Rey Arturo, provoque establecer otra unidad más, sin perder el concepto, tanto bajo el esquema de franquicia o como sociedad.?n
geranas@eleconomista.com.mx