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Prepararse para la crisis
El empresario administrador, debe asegurarse que la información que tiene sobre su empresa es suficientemente confiable y oportuna para tomar decisiones objetivas.
El pasado fin de semana tuve la oportunidad de comer con una sobrina de mi esposa y su esposo, en el Barro Negro, un restaurante de comida Oaxaqueña altamente recomendable, ubicado en la calle de Hamburgo. En la plática, el esposo de mi sobrina, que está en el medio financiero, y yo comentamos las consecuencias del Brexit en su trabajo. Por supuesto, me comentó como habían tenido que trabajar horas extras para ayudar a sus clientes a prevenir los efectos negativos de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
Me comentó como algunos de sus clientes hicieron caso de las señales y pudieron cambiar sus posiciones para minimizar los efectos. Otros decidieron apostar por quedarse con sus posiciones, porque creyeron firmemente que era imposible que la salida sucediera (como lo creímos todos los que favorecemos el libre comercio).
Esta anécdota nos ratifica que siempre debemos estar preparados para lo peor. Preguntaba una cuñada sobre cuál era la diferencia entre un pesimista y un optimista, y la respuesta era que el pesimista es un optimista bien informado.
Siguiendo con el tema de la semana pasada, el empresario administrador, debe asegurarse que la información que tiene sobre su empresa es suficientemente confiable y oportuna para tomar decisiones objetivas.
Estos datos debe cubrir temas como son: información financiera, estado de resultados, flujo de efectivo; detalle de la posición que guardan el efectivo y en dónde está invertido; las cuentas por cobrar a clientes y la moneda en la que están contratadas; los inventarios de materias primas, productos terminados y mercancías, así como su disponibilidad; detalle de las cuentas por pagar a proveedores y acreedores y la moneda en la que están denominadas; los préstamos, así como la moneda en la que están denominadas.
Adicionalmente, deberá contar con información operativa relacionada con las antigüedades de las cuentas por cobrar y de los inventarios, los repertorios estratégicos o de difícil obtención, los vulnerables a las condiciones físicas, climáticas, vencimientos y/o robo, las condiciones de la maquinaria y el equipo de la empresa, así como sus condiciones de mantenimiento; los niveles de existencia de refacciones estratégicas, posibilidades de producción externa alternativa, etcétera.
En esta estructura de información, el empresario debe contar con un mapa sobre todas las vulnerabilidades de su negocio, con objeto de tener planes de prevención y de reacción ante las circunstancias fuera de su control.
Adicionalmente, deberá allegarse de información externa respecto de todas las variables que pueden afectar a su negocio, con objeto de tener un plan para enfrentar cada una de ellas, como son: tendencias financieras y económicas en los mercados relevantes, fluctuaciones de precios de monedas extranjeras, precios locales e internacionales de las materias primas y productos terminados, asuntos sociales que puedan tener un impacto en la operación del negocio, etc.
Una vez reunida toda esta información, el empresario administrador deberá analizar la información pertinente y preparar los planes de prevención y de contingencia que considere necesarios para proteger la continuidad de la empresa; minimizar los daños y además aprovechar las oportunidades que aparecen en épocas de crisis.