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Sé una vaca púrpura y destaca entre los demás
Esta filosofía consiste en hacer cosas increíbles y extraordinarias, porque eso es lo que las personas recuerdan.
Esta filosofía consiste en hacer cosas increíbles y extraordinarias, porque eso es lo que las personas recuerdan.
Nikola Tesla, el precursor del campo del electromagnetismo y quien forjara las bases para el sistema moderno de la energía eléctrica, murió en la pobreza a pesar de sus grandes ideas, pues “¿de qué sirven esos atributos intelectuales si no quedan plasmados en mejores resultados, como el fruto de las ventas?”, se pregunta Juan Diego Gómez, fundador de Invertir Mejor, portal de educación financiera.
Es cierto que el dinero no lo es todo, pero si se tiene una buena idea, lo ideal es hacerla rentable, porque si no se vende, los ingresos serán limitados.
Las reglas del marketing han cambiado y gracias a la tecnología existe una gran oferta de productos similares para un mismo fin, por ello las ventas ya no están sólo en manos de los ejecutivos de ventas, sino de los empresarios y emprendedores.
“Es vital que estés al tanto de la importancia de vender, así como de tu papel como vendedor en cualquier instancia de tu vida. La forma en la que vistes, la manera en la que miras, en la que subes o bajas el tono de voz, en la que tocas una puerta, incluso la forma en la que saludas”, detalla Juan Diego Gómez en su libro Ideas millonarias, 44 estrategias que cambiaran tu vida.
Vender no sólo significa hacerlo con un producto; los emprendedores y líderes venden su nombre, su conocimiento, se venden ellos mismos.
La vaca púrpura
Después de acudir a un diplomado de Programación Neurolinguística, Gómez aprendió la filosofía de la vaca púrpura, término plasmado en el libro del mismo nombre del mercadólogo Seth Godin, quien dice que lo importante es ser diferente. “Lo normal termina siendo aburrido y volviéndose parte del paisaje”.
La filosofía de la vaca púrpura significa arriesgarse a hacer cosas increíbles, no se trata de ser perfecto, sino diferente y extraordinario, porque eso es lo que las personas recuerdan.
Imagina que vas por una carretera y ves a un grupo de vacas, probablemente ni las volteas a ver, pero si ves una diferente, de color púrpura, es seguro que la admirarás y guardarás ese recuerdo, incluso que lo compartas con alguien más.
En marketing se habla de aplicar las cuatro P: producto, precio, publicidad y punto de venta, pero en la actualidad hace falta otra P, de púrpura, de vaca púrpura, la cual convierte a la empresa o emprendedor en el diferenciador, memorable y original.
No te obsesiones
El comprador huele la desesperación del vendedor, por ello no te obsesiones con las ventas y muéstrate tranquilo, ello hará que las probabilidades de que la venta ocurra sea mayor.
“Imagínate a un vendedor desesperado, que muestre a través de su agresividad irreflexiva su afán por vender a toda costa. Poco le importará al comprador que de esa venta dependerá el pago de un arrendamiento. En tu papel de vendedor compórtate como si las cosas no te importaran”.
A pesar de ello no descuides a los compradores y muestra una atención hacia ello, algo tan simple como hablarles por su nombre cambia las cosas, crea una sensación de permanencia y lealtad.
“La memoria es emocional, tú recuerdas aquello que te importa, a lo que le das importancia. Pues bien, si realmente te importa tu interlocutor, empieza por practicar lo simple. Las cosas que parecen simples son poderosas para desarrollar la inteligencia emocional”.
Políglota emocional
Juan Diego Gómez habla en Ideas millonarias acerca de ser un políglota emocional; es decir, tener la capacidad de conocer, entender y adaptarse al interlocutor, al punto de sacar lo mejor de esa persona.
“La capacidad de relacionarte de manera asertiva con los demás es una de las más poderosas ideas millonarias. Sin importar cómo es su interlocutor, un políglota emocional siempre será bien juzgado”.
Pero aplicarlo en el día a día, no sólo en las ventas, no es fácil, se requiere determinación por ser empático y combinar un corazón noble con el hecho de no juzgar a los demás, porque ésa “es la más pobre de las invenciones”.
Empieza por interactuar con alguien que en apariencia sea difícil. “Habla el idioma de tu interlocutor; no lo juzgues, sólo te adaptarás a su estado de ánimo y a lo que es él en ese momento. Nada resulta más mágico en la vida que extraer una sonrisa”.