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El Empresario

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Victorinox: lecciones de una empresa familiar a través de tres siglos

La compañía ha enfrentado muchos desafíos pero intenta mantener los principios con los que se creó

Carl Elsener, CEO de Victorinox

Carl Elsener, CEO de VictorinoxHugo Valenzuela

Uno de los mayores desafíos de las empresas es su permanencia. La mayoría de ellas tiene una vida relativamente corta y las que se mantienen en operación por algunas décadas adquieren gran prestigio, son iconos para su comunidad y todos quieren saber su receta. Pero cuando se trata de una empresa familiar que ha trascendido a lo largo de tres siglos, parece obligado conocer qué ha hecho bien durante al menos 130 años.

Carl Elsener, CEO de Victorinox, es preciso y puntual como la hoja de su producto estrella cuando habla de lo que ha permitido a la marca trascender en el tiempo. “Un aspecto primordial es centrarse en la sostenibilidad y dar prioridad a la visión de largo plazo, tener siempre presente a las futuras generaciones y no concentrarse sólo en planes que quizá dan resultados inmediatos, pero a la larga pueden perjudicar el desarrollo de la empresa; otro aspecto fundamental es mantener la cultura familiar en la empresa”.

Un tercer pilar, puntualiza Elsener -bisnieto del fundador e integrante de Victorinox desde 1978-, es que la cultura de la empresa tiene como base la confianza y el respeto mutuos, independientemente de la posición de cada integrante en el equipo; esos valores potencian en sentido positivo el ambiente laboral, elevan los estándares de eficiencia y han sido una de las bases de su éxito. “En Victorinox fomentamos ese valor. Las puertas están abiertas para todos los empleados. Si un miembro del equipo tiene un problema, puede acudir por ayuda en su departamento, en Recursos Humanos y también puede llamar a nuestra puerta”.

Principios que perduran

Victorinox ha enfrentado durante su existencia muchos desafíos, pero mantiene los principios con los que fue creada en 1884 por Karl Elsener, con el apoyo de su madre, Victoria -en quien se inspira el nombre de la famosa navaja suiza, cuando comenzó a fabricarse con acero inoxidable, a partir de 1921. A través de tres diferentes siglos, la marca se nutre de sus principios y objetivos.

“En Victorinox un valor ultra importante es que los empleados sientan que su trabajo es valorado, que su aportación es visible y apreciada. Aprovecho cada oportunidad para compartir con nuestros equipos”.

Y ciertamente, la presencia del CEO de la empresa es algo que no sorprende a nadie en las diferentes áreas de producción de la planta ubicada en Ibach, cantón de Schwyz, Suiza, donde también trabajan al menos tres de los 11 hermanos y cuatro sobrinos de Elsener, que son la semilla de la quinta generación en la compañía, donde cada día se producen 45,000 piezas de diferentes tipos de navajas y cuchillos. Las otras divisiones de la marca son relojería, fragancias y artículos para viaje.

“Para la compañía es importante brindar a los integrantes de todos los equipos la certeza de que su trabajo se ve, se aprecia y de que contribuye al éxito de la compañía y garantiza el legado que le entregaremos a las siguientes generaciones”, esa es la filosofía de Victorinox, ya sea en su sede central o en sus filiales alrededor del mundo.

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