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Delichurros, la franquicia sobreviviente a sismos y pandemia
La franquicia de churros cumple 40 años y se ha reinventado luego del sismo de 2017 y la pandemia de Covid-19.

Alfredo Malagón, CEO de Delichurros
Delichurros cumple 40 años, mantenerse en la preferencia de los consumidores y continuar creciente no ha sido fácil, pero la marca ha aprendido de los momentos más difíciles, como el sismo del 2017 y la pandemia, reinventando el negocio.
La innovación es parte del ADN de la marca que nació en 1985 en Ciudad Juárez, debido a que en colaboración con la Universidad de Texas, desarrolló una receta para freír los churros, pero sin que se sienta la sensación del aceite en el paladar.
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La marca cuenta con 241 sucursales a lo largo de la República Mexicana y tiene presencia en 10 países con casi 80 tiendas, en Japón, China, Corea, Alemania, Costa Rica, Argentina, Perú, Colombia, Guatemala y próximamente en Canadá.
Alfredo Malagón, CEO de Delichurros comentó en entrevista que para abrir franquicias en el extranjero se tuvieron que tropicalizar algunos rellenos de los churros, y en otros países se apostó por fabricar las mermeladas en el país en lugar de expórtalas, como en el caso de Perú y crear harina kosher.
La reinvención de la marca
La reinvención ha sido clave para la franquicia en estos 40 años. Alfredo Malagón comenta que la primera crisis que se vivió la marca fue en el sismo del 2017, cuando algunos negocios se vieron dañados y tuvieron que cerrar temporalmente. Para salir adelante las sucursales salieron a las calles a vender en triciclos y se apostó por un modelo de dark kitchen.
Al sacar las unidades a las calles dejamos vacíos las cocheras, nos metimos a las dark kitchen, donde subarrendamos espacios a empresas de hamburguesas, hot dogs y pizzas, además de vender nuestros productos”.
La segunda crisis que vivió la marca fue en la pandemia de Covid-19, pero se aplicaron los aprendizajes del sismo del 2017. “Pudimos sortear con la experiencia del terremoto, se les prestaban las unidades (estacionamiento) a los franquiciatarios que lo deseaban y a otras empresas que no podían cocinar”, puntualiza Alfredo Malagón.
También se le apoyaba a los franquiciatarios para que crearan los productos desde sus casas y vendieran por redes sociales.
Sin embargo, se tuvieron que cerrar tiendas, como las que tenían en Liverpool y Fabricas de Francia, porque era difícil saber hasta cuándo se abrirían las tiendas, además era difícil mantener la platilla laboral y la proveeduría.
Muchas de las sucursales que cerraron durante la pandemia de Covid-19 no volvieron a abrir y a otras se les congeló el tiempo de franquicia, y volvieron a abrir uno o dos años después, otras se quedaron como la dark kitchen.
Monto de inversión
Alfredo Malagón detalla que el monto de inversión para una franquicia base de Delichurros es de 650,000 pesos, que incluye los churros, las crepas y el frapé, que son los tres productos más vendidos, con un retorno de inversión de 18 meses.
“La realidad es que hoy tenemos recuperaciones en tres o seis meses, depende de la operación del franquiciatario”.
El directivo detalla que actualmente se buscan franquiciatarios que sean un buen líder y que tenga un verdadero interés en la marca. “Hoy queremos vender, pero ya no vendemos como antes, hoy trabajamos mucho con el perfil del franquiciatario, es una gran enseñanza de la compañía”.
También puntualiza en que se hace un mejor análisis de la locación a partir de las malas experiencia. Por ejemplo, en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles se tiene un local que ha tenido pocas ventas por la falta de clientes, y aunque en teoría es un buen lugar, las ganancias serán a la larga y por el momento no es redituable. “El AIFA será algo muy bueno, pero no sé los años o el tiempo que se lleve”.