Lectura 4:00 min
Estrés o presión, ¿cuál es la diferencia y cómo gestionarlo?
Vivir bajo estrés y presión impacta en el rendimiento, porque afecta los pensamientos, por ello es importante aprender a gestionarlo.
La carga de trabajo, la necesidad de llegar a las metas en poco tiempo y no cometer errores en el camino genera que los colaboradores vivan en constante estrés, pero qué pasa cuando escala y el estrés se convierte en presión.
Empecemos por establecer las diferencias. De acuerdo con Nora Taboada, coach ejecutiva y fundadora de AFE-Liderazgo Consciente, el estrés se da cuando existe demasiadas demandas y falta de recursos, ya sea tiempo, dinero o energía; mientras que la presión es una situación en la que se percibe que algo que está en juego depende del resultado de tu desempeño.
Nora Taboada dice que para diferenciarlo el colaborador se puede preguntar: ¿Me siento abrumado por las exigencias que se me imponen o siento que tengo que producir un resultado específico?”.
Si lo que se experimenta es estrés, la estrategia es reducir los elementos que agobian y enfocarse en el presente, en lo que se está haciendo en el momento.
Mientras que, para la presión, la estrategia será enfocarse en el resultado final. “En los momentos de presión es importante enfocarse en el éxito e ir adaptando tu comportamiento conforme vas avanzando”.
¿Cómo impacta la presión?
La especialista destaca que la presión impacto en el rendimiento, porque afecta nuestros pensamientos.
“Imagina que tienes una gran presentación y que tienes que dar un discurso para lograr convencer a un cliente. Tus pensamientos recurrentes antes de la presentación son: ‘no puedo fallar’, ‘tengo que hacerlo perfecto’, ‘no puedo hacer el ridículo’. Por tanto, si tú mismo te pones ese nivel de presión lo más probable es que acabes trabándote y olvidando todas las palabras”
Esto suele pasar porque la presión crea una exaltación física que consume más recursos de nuestro cerebro afectando la memoria y haciendo que el corazón lata más fuerte, explica Taboada.
“Independientemente de la tarea, la presión excesiva puede disminuir nuestro juicio y afectar nuestras decisiones, enfoque y desempeño. Por esta razón es importante aprender a gestionar nuestros pensamientos y manejar el nivel de presión de manera que sea algo que eleve nuestro desempeño y no que lo reduzca”.
5 estrategias para gestionar la presión y el estrés
Estar en una situación de estrés o presión suele ser bastante común, pero calma, existen algunas estrategias que puedes poner en práctica para prevenir o reducir estos momentos.
»1. Establece prioridades: Si tienes fechas de entrega o metas que cumplir en cierto tiempo, lo ideal es adelantarte y planificar, y no esperar al último momento para empezar un proyecto.
Por ello es fundamental organizar el tiempo e ir resolviendo pendientes, empezando por los urgentes.
» 2. Prepárate ante futuros escenarios: Para dominar el trabajo bajo presión es importante estaré preparado ante lo que pueda salir mal, es decir ten un plan b por si las cosas no salen como lo previsto. Mientras más respuestas se tengan previstas, mayor será la capacidad de reacción ante cualquier problema o desafío.
» 3. No te autosabotees: En momentos bajo presión se suele pensar en las cosas que saldrán mal, pero además de tener un segundo plan, apuesta por ver la situación desde otro foco, desde el entusiasmo, así será más fácil aprovechar el nivel de energía para hacer un buen papel.
» 4. Energízate con tus éxitos pasados: Recordar un momento en el que pudiste enfrentar un desafío similar y tuviste éxito te ayuda a identificar los comportamientos y acciones que te han ayudado antes. Te prepara para mantenerte positivo y elegir acciones que te ayuden a lidiar con tu situación de presión.
» 5. Trabaja en equipo: Apóyate de los compañeros cuando sea necesario, pues cuando se trabaja en equipo el estrés y la presión se reducen y se logran los objetivos.