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El Empresario

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Ser incómodo no es malo: El caso de Gustavo Macalpin

"Esa incomodidad es lo que te hará crecer, es lo que te llevará a encontrar tu verdadero espacio. No cambies solo para hacer felices a los demás".

Gustavo Macalpin.

Gustavo Macalpin.Especial.

Imagínate esto: Estás en tu trabajo, haciendo lo que amas, diciendo lo que crees que es correcto, y de la nada, ¡bam!, te echan. Y no de cualquier forma, sino en vivo, frente a todo el mundo. Eso le pasó al periodista Gustavo Macalpin. El director general de la televisora lo despidió en su programa, en plena transmisión. ¿La razón? Era un tipo incómodo. Decía cosas que a los jefes no les gustaban, que hacían ruido o que movían las aguas.

Pero, lo que parecía el peor día de su vida terminó siendo todo lo contrario. La gente que lo vio, en lugar de pensar que Gustavo había perdido, lo apoyó. Todos se identificaron con él, con su autenticidad. Y, sorpresa, poco después, estaba recibiendo ofertas de trabajo de diversos medios. Lo que lo tumbó en un lugar, lo levantó en otro.

Te cuento esto porque, al final del día, todos hemos sido Gustavo. Todos hemos sido incómodos para alguien. A mí me pasó con mi papá. No encajaba con lo que él esperaba de mí, y eso causó que me alejara. ¿Te suena familiar? Seguro has tenido algún momento en que sentiste que no encajabas, que no eras lo que los demás querían que fueras.

¿Por qué ser incómodo es un problema para algunos?

La verdad es que ser incómodo no es un problema para ti, es un problema para los demás. Cuando eres alguien que dice lo que piensa, que no sigue la corriente, haces que otros se sientan incómodos porque les recuerdas que ellos no están siendo honestos consigo mismos. Y eso da miedo. A los que están en el poder, a los que manejan las cosas desde las sombras, no les gusta que alguien venga y les haga preguntas difíciles o exponga lo que prefieren ignorar.

Gustavo hizo eso. Y le costó. Pero, ¿sabes qué? Prefirió pagar el precio por ser él mismo, que vivir fingiendo. Eso es lo que hace un verdadero líder. No importa si es en un programa de televisión, en la escuela o en tu propia familia.

Lo que parece el fin, es solo el principio

Cuando te echan, te rechazan o te hacen a un lado por ser incómodo, es normal que al principio pienses: “Listo, hasta aquí llegué”. Pero, en realidad, ese es el momento en que empiezas de verdad. Gustavo perdió su trabajo, sí, pero en cuestión de días tenía una oferta aún mejor. ¿Por qué? Porque la incomodidad que generas en algunos es lo que te conecta con otros.

Te lo pongo así: ser tú mismo, aunque a veces moleste a otros, es lo que te va a llevar a donde realmente perteneces. Si intentas encajar en lo que no eres, sí, quizás te ahorres algunos problemas, pero también te pierdes a ti mismo en el proceso. Y eso, amigo, no vale la pena.

Ser incómodo es tu superpoder

Gustavo no cambió para agradar a los que lo despidieron. Al contrario, su incomodidad se convirtió en su mayor fortaleza. Y eso es lo que tú tienes que aprender de esta historia. Si sientes que no encajas, que tus ideas son “demasiado” o que tu manera de ser no es la que los demás esperan, eso no es un defecto, es tu superpoder.

Piensa en los grandes líderes, en los que han cambiado algo en el mundo. Ninguno de ellos fue “cómodo”. No se trata de ser rebelde solo por molestar, sino de ser fiel a lo que crees, de decir lo que otros no se atreven a decir, de ser quien eres sin miedo a que te señalen. Eso es lo que hace que, al final del día, tengas un impacto real.

La lección de Gustavo (y la tuya también)

Lo que pasó con Gustavo es algo que pasa todo el tiempo, en todos lados. A veces, la gente que se siente incómoda contigo te va a apartar. Te va a hacer sentir que no perteneces. Pero ahí es donde entra lo bueno: cuando te alejan de un lugar donde no encajas, te están abriendo la puerta a un lugar mejor, donde sí valoren lo que traes.

Si hoy te sientes fuera de lugar, si te han etiquetado de “difícil” o “complicado”, tranquilo. Esa incomodidad es lo que te hará crecer, es lo que te llevará a encontrar tu verdadero espacio. No cambies solo para hacer felices a los demás. Sigue siendo incómodo, porque eso es lo que te hará ser único, lo que te llevará a ser líder, y a encontrar nuevas oportunidades que nunca hubieras imaginado.

La invitación es a ser firme y constante, genuino y auténtico; pero también resiliente, para que puedas adaptarte sin sufrimiento a los cambios o situaciones que te sacan de la comodidad. (Según la encuesta global de Crisis y Resiliencia 2023 de PWC, nueve de cada diez líderes empresariales consideran la resiliencia un elemento clave).

Así que la próxima vez que te hagan sentir mal por no encajar, recuerda a Gustavo y lo que vino después de su crisis. La incomodidad no es el final, es solo el principio de algo más grande. ((FIN))

Conferencista internacional y mentor de líderes. También es CEO de Business Game Changers, escuela de formación de liderazgo

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