Chiquita Brands hace grande a Cutrale-Safra

Cutrale, el mayor exportador de jugo de naranja en el mundo, concluyó el lunes 27 de octubre pasado otra jugada audaz en sus 60 años de historia. En asociación con el Grupo Safra, la compañía de Araraquara, con sede en São Paulo llegó a un acuerdo definitivo para hacerse cargo de Chiquita Brands International, uno de los cuatro líderes mundiales en el mercado del plátano, y trazó otra ruta alternativa para reforzar su negocio y crear valor para sus accionistas.

La difícil negociación, marcada por comentarios amargos, concluyó durante el fin de semana pasado, cuando la junta directiva de Chiquita finalmente decidió aceptar la tercer propuesta de los grupos brasileños: 14.50 dólares por acción, 1.50 dólares por encima de la primer oferta hostil, el equivalente a unos 750 millones de dólares, sin contar las deudas que casi duplican el valor total.

Esta última oferta agradó a los consultores y accionistas de Chiquita y se sobrepuso a la posición de la junta directiva de la empresa estadounidense, que siempre dejó en claro que prefiere seguir adelante con la fusión con su rival irlandesa, Fyffes, otro miembro del cuarteto que controla el mercado del plátano. Dicha fusión se anunció en marzo y podría crear una empresa con más de 4,000 millones de dólares en ventas netas y la promesa de generar 60 millones de dólares en sinergias.

En comparación con el precio de las acciones de Chiquita antes de que el acuerdo preliminar con Fyffes se anunciará, la oferta final de Cutrale y Safra ofreció una premium de 33.8 por ciento.

Las ventas netas de Chiquita alcanzaron los 3,100 millones de dólares en el 2013, el mismo nivel del año anterior, con el negocio del plátano que representa 2,000 millones de dólares. Casi 1,000 millones de dólares corresponden a la ensalada y el mercado de refrigerios saludables, y 121 millones de dólares de otras empresas, de acuerdo con información de la compañía. En total, las ventas de plátano a nivel mundial se estiman en alrededor de los 7,000 millones de dólares.

La adquisición de Chiquita, por lo tanto, llevará a Cutrale a un nuevo nivel. En el comunicado que confirmó el acuerdo, la compañía brasileña, que por lo general no concede entrevistas, dijo que sus operaciones representan "más de un tercio" del mercado mundial de jugo de naranja, calculado en 5,000 millones de dólares por año. Pero fuentes de la industria estiman que los negocios de la compañía con la bebida alcance los 3,500 millones de dólares.

Esta cantidad incluye sus operaciones en Brasil, dominadas por sus exportaciones de jugo de naranja congelado, jugo de naranja concentrado y jugo no-concentrado, en los Estados Unidos, donde Cutrale es el principal proveedor de jugo de Coca-Cola. También implica una pequeña operación en Portugal, creada para eludir el 12.5% de derechos de importación impuesto por la Unión Europea, el principal destino de las exportaciones brasileñas de jugo de naranja.

Pero eso no es todo. Con el apoyo de Safra Group, que cuenta con más de 200,000 millones de dólares en activos bajo gestión, Cutrale considera que encontró en Chiquita, la oportunidad de replicar su modelo de gestión en un segmento con características similares a las del negocio de jugos de naranja, lo que le permitirá seguir evolucionando.

Es cierto que la compañía ya había identificado al comercio de soya como una buena alternativa para expandir sus ventas en momentos en que la demanda internacional por el jugo de naranja se contrajo. Pero no es un secreto para nadie que esta actividad no se encuentra en el ADN de Cutrale, aunque sigue teniendo un rol importante para la empresa.

Con el impulso de la soya, las exportaciones de Cutrale en Brasil crecieron a 1,700 millones de dólares en el 2013, según datos de la Secretaría de Comercio Exterior. Con estos ingresos, 62% más que el año anterior, la empresa fue el décimo septo mayor exportador del país el año pasado.

Mediante la mezcla de los plátanos y las naranjas, la apuesta Cutrale en otro segmento altamente concentrado (con tres grandes empresas que dominan las exportaciones de jugo de naranja a nivel mundial) y donde la estrategia de originación de fruta y la infraestructura logística son vitales. Los observadores dicen que el estilo de gestión centralizada del empresario José Luis Cutrale, le pueden funcionar a Chiquita, sin embargo, destacan posibles vicisitudes.

La primera, más visible, es que Chiquita es una empresa que cotiza en la bolsa en los Estados Unidos. No hay indicios claros si la nueva adquisición de Cutrale-Safra (dos grupos conocidos por su poca transparencia en su comunicación con la sociedad) se tornará privada después de que se concluya el acuerdo, algo que se espera para principios del 2015, aunque esta posibilidad no está a discusión.

Otro obstáculo es el mercado internacional del plátano, donde conseguir buenas ganancias está resultando difícil. Los ingresos de Chiquita, que se han estado estancados en los últimos años, son prueba de ello. En particular en América del Norte, el volumen vendido por la compañía creció 10.4% entre el 2012 y 1978el 2013, pero el precio promedio de la fruta cayó 2.3 por ciento.

El otro problema puede ser cultural, pues Chiquita es otro icono estadounidense puesto bajo el control de los brasileños. En casos como Budweiser, Heinz y Swift, la barrera fue superada. Fuentes de la industria de jugo de naranja creen que el estricto control gubernamental y el control centralizado de los grupos brasileños - factores que ayudan a alimentar la amistad de toda la vida entre José Luis Cutrale y Joseph Safra - tendrán el mismo efecto en el caso de Chiquita Brands.

Fyffes de Irlanda, recibirá un pago de 20 millones de dólares de Chiquita por haber echado a perder el acuerdo de fusión previo.

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