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Colaboración organizacional, clave para una estrategia sostenible

“Alinear un negocio a los criterios sostenibles es un compromiso que puede conducir a un impacto positivo en la sociedad y en la empresa”.

El éxito en la implementación de una estrategia sostenible radica en dos aspectos clave: que el impulso provenga del grupo más influyente dentro de la organización y en la participación activa de todos los colaboradores. Asimismo, la disponibilidad de datos es esencial para tomar decisiones informadas y evitar pérdidas de tiempo y recursos. Para Grupo Herdez, la adhesión al Pacto Mundial de las Naciones Unidas desde 2012 ha sido fundamental, respaldada por la dirección y con la integración total de la sostenibilidad en la estrategia general de la empresa, destacó Andrea Amozurrutia, directora de Finanzas y Sostenibilidad de Grupo Herdez.

La adopción de estrategias sostenibles en las empresas se enfrenta a diversos retos, entre ellos el cambio cultural, la inversión inicial, la complejidad normativa y regulatoria, la percepción del retorno de la inversión, la presión de las partes interesadas, la coordinación interna y los desafíos tecnológicos. A pesar de estos retos, muchas empresas han logrado superarlos y obtener beneficios.

Grupo Herdez ha sido una compañía interesada en sumarse a las estrategias de responsabilidad social, alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sontenible de la ONU. Por ejemplo, Semillero Nutrisa, que ha becado a emprendedoras en un programa de capacitación para apoyar el crecimiento de sus empresas.

El proceso para alinear un negocio con los criterios de ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) implica varios pasos fundamentales. En primer lugar, es esencial estudiar las grandes agendas globales, como la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, y comprender la situación particular de la industria y del país en el que opera la empresa. Esto proporciona la base para tomar decisiones estratégicas informadas, destacó la vocera.

Posteriormente, es crucial analizar cómo el negocio puede contribuir a los ODS. La alineación debe ir más allá de una adhesión superficial, buscando un encaje profundo entre la razón de ser de la empresa y su capacidad para generar un impacto positivo. Por ejemplo, un programa de responsabilidad social que aborde problemas específicos en el ámbito de la desnutrición puede estar arraigado en el ADN de una empresa alimentaria.

Se debe adaptar esta comprensión a la estrategia del negocio, asegurando que los niveles más altos de la jerarquía corporativa lideren el proceso y estableciendo indicadores clave de desempeño (KPI). La implementación efectiva implica cultivar una cultura de sostenibilidad que permee a toda la organización mediante educación y participación activa, agregó Andrea Amozurrutia.

Para la directiva, es esencial monitorear constantemente el progreso y mantener una cultura de rendición de cuentas. Alinear un negocio con los ODS no sólo contribuye al bienestar global, sino que también mejora la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa, fortaleciendo la posición de la empresa a largo plazo.

A las empresas que aún no han adoptado estos criterios, se recomienda enfocarse en la educación y concienciación, evaluar y priorizar áreas de impacto, establecer metas claras, integrar criterios de ESG en la estrategia empresarial y asignar recursos para implementar acciones concretas. Este compromiso a largo plazo no sólo beneficia al mundo, sino que también genera ventajas competitivas y mejora la reputación de la empresa.

Finalmente, Andrea Amozurrutia considera que las tendencias para el próximo año en sostenibilidad apuntan a un mayor enfoque en la acción climática, la adopción de la economía circular, inversiones vinculadas a la sostenibilidad, el impulso de la diversidad, equidad e inclusión y una mayor regulación en ESG.

viridiana.diaz@eleconomista.mx

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