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Negrete: conectividad, herramienta para robustecer la democracia en México
Jorge Fernando Negrete Pacheco concluye su gestión en la Amedi, en un periodo diferenciado por las maniobras del legislativo en acotar éxitos que la sociedad había venido logrando para reforzar la credibilidad de la información recibida desde los medios electrónicos de comunicación.
Jorge Fernando Negrete deja la presidencia de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información en uno de los momentos más calientes en la batalla de las audiencias por defender sus derechos. Negrete Pacheco concluye hoy su encargo de dos años liderando a la Amedi y la suya fue una gestión muy combativa, en un periodo que también se diferenció por haber sido muy agresivo por las maniobras de las empresas y el legislativo en acotar éxitos que la sociedad había venido logrando para reforzar la pluralidad y la credibilidad de la información recibida desde los medios electrónicos de comunicación.
Desde que asumió la presidencia de ese organismo tuvo que salir al paso con 42 posicionamientos a toda una serie de intentos -algunos concretados- cuyo fin último fue frenar al regulador mexicano de las telecomunicaciones y la radiodifusión en sus atribuciones de regular contenidos; intenciones que al final terminarían por impactar a los derechos de las audiencias.
El primero de todos ellos que Negrete Pacheco conoció ocurrió apenas dos semanas después de haber asumido el puesto, cuando la Secretaría de Gobernación reclasificó en noviembre del 2015 las categorías de los contenidos audiovisuales, recorriendo entonces los horarios para adolescentes y adultos a horarios más tempranos, con el consiguiente beneficio económico de la pauta publicitaria para las televisoras y en detrimento de las audiencias infantiles; y el más reciente de todos esos propósitos, aquel del 26 de octubre pasado en que el Senado dejó para los concesionarios de Radio y TV la autorregulación sobre los contenidos que difunden hacia los públicos.
En dos años al frente de la Amedi -él tiene 30 en la defensoría social- también fue blanco del fuego amigo. No se peleó con ninguno de sus colegas, pero reconoce que fue difícil, por ejemplo en este 2017, empatar en ideas con ellos sobre cómo un complejo tema como aquel que gira entorno a la llamada tarifa cero puede terminar beneficiando a la conectividad y de ahí, derivar en un robustecimiento del acceso a las nuevas tecnologías, a la información y por supuesto, a la libertad de expresión.
Objeto también fue de los señalamientos del conflicto de interés por cargar en México con la cachucha de la Amedi, pero la camiseta de Mediatelecom Policy & Law bien puesta para América Latina, donde, por cierto, es uno de los poquísimos mexicanos ampliamente reconocido por los expertos de la región como uno de los más apasionados en telecomunicaciones y radiodifusión de este país.
Negrete Pacheco sale hoy de la presidencia de la Amedi con el clamor de no haber tenido más tiempo para defender a las audiencias, pero entre su herencia deja encaminado un amparo contra la decisión del Senado por acotar las facultades del regulador en materia de contenidos; sabe que el camino de ese recurso legal será largo, de hasta dos años; con todo, augura que en 2020 le asistirá la razón. Mientras, además de que invita a la afamada Jacqueline Peschard a la Amedi, se prepara para desde el lunes retomar sus funciones de analista en telecomunicaciones; su pasión que le roba horas cada noche, hasta las tres de la madrugada, según cuenta desde sus oficinas en la colonia Noche Buena en esta plática que se enmarca como su regreso para comentar notas telecom de la prensa tras dos años de alejamiento.
— Jorge, la vista desde su oficina es inspiradora, incluso invita a la relajación. Pero en cambio lo vimos a usted muy combativo, respondiendo a cada intento con objetivo de limitar atribuciones al regulador, pero que al final con efectos en las audiencias, sentido de existencia de la Amedi. El tiempo se le termina en este encargo, entonces, ¿está tranquilo ahora?
— De hecho no. Estos fueron dos años intensos y los estamos cerrando a tambor batiente; es, digamos, mi última campaña con un amparo que estamos presentando. Lo vamos a dejar ya preparado. En todo este tiempo ocurrieron hechos importantes; que sí, hubo impactos, como aquello del Senado. Pero también hay logros y se advierten promesas.
Por ejemplo, lo de la tarifa cero es una buena noticia, porque se reconoce que el IFT tiene atribuciones para regular temas técnicos que son de su competencia, que sienta un precedente que (como en el caso de este amparo) podremos lograr la razón y lo de ayer que logró Artículo 19 sobre la regulación y transparencia de la publicidad oficial es un hito que también terminará por favorecer los derechos de las audiencias.
— Para los que no terminamos de entender esto… ¿Cómo es que un tema tan técnico como, por ejemplo, es lo relacionado con tarifa cero y las tecnologías o un triunfo de Artículo 19 pueden terminar beneficiando los derechos de las audiencias?
— Las telecomunicaciones y las tecnologías de la información son un importante habilitador de la educación, del derecho de la información, de la libertad de expresión. Pero además habilitan otros derechos como lo son la cultura, la salud y el derecho al trabajo, y además impactan en la economía del país y en la calidad de vida, y esto lo dicen muchos conocedores del tema en la región. Ahora bien, ocurre que se está viendo que el derecho a la información está teniendo una importancia económica que se refleja en las economías de las telecomunicaciones, la radiodifusión y pronto será en la economía digital.
Dentro de estos derechos sociales que se habilitan están los derechos de las audiencias y el derecho a la información es importante, porque detrás de la televisión o la radio es importante saber, por ejemplo, que las noticias que se originan allí alguien las está pagando o si son producto de un trabajo editorial; de investigación. Entonces ya se dieron cuenta que hay una especie de valor económico en el derecho a la información, de las audiencias y de tal nivel, que desde la Cámara de diputados y de Senadores con una mayoría aplastante de casi todos los partidos se conspiró para echar abajo derechos fundamentales reconocidos en la Constitución. Por eso creo también que vamos a ganar este amparo; de hecho, el IFT y los ciudadanos pueden promover controversias en defensa de sus derechos desde las ONGs. Ya lo hizo Artículo 19 con el tema de la publicidad oficial y ahora nos toca a nosotros dar la cara por los derechos de las audiencias.
— Por supuesto el resultado de este amparo no lo verán ni usted ni su sucesor; será hasta “una tercera generación” de presidentes de la Amedi que llegaría a verse…
— Sabemos que serán cuando menos dos años de litigios estratégicos; que se puede llevar su buen tiempo. Pero lo importante aquí es que se restituyan esos derechos. En la reforma que se echó para abajo estos derechos se quita a la autoridad competente la facultad para regular esta materia y se dejó la libertad regulatoria a los concesionarios; ahora son ellos los que tienen los derechos de regulación para tutelar un derecho fundamental como es el derecho a la información. Cómo un derecho fundamental un particular lo tutela y no una autoridad.
— ¿Está este tema de los derechos de las audiencias en un mano a mano? Me explico un poco y hago un recuento: Una empresa de telecomunicaciones venció en la Corte vía un amparo en un tema técnico que dice usted puede beneficiar en la cobertura; luego, la industria de la radiodifusión venció en el Senado al regulador, pero de pronto resulta que Artículo 19 gana en la Corte con lo de la publicidad oficial, que al final impactará a las empresas de medios. Esto de la batalla por los derechos de las audiencias vive entonces una “etapa” de suspenso, ¿no cree?
— Estamos atravesando en un momento interesante donde la industria de las comunicaciones está viviendo una transformación absoluta. Vemos un proceso de transformación desde Guatemala hasta Chile, pero en México todavía hay una reticencia de algunas de las empresas de comunicación que siguen nostálgicas con las formas en que hacían negocios antes. No han entendido que las tecnologías de la información (TI) tienen la capacidad de transformar nuestra realidad y que en muy poco tiempo pueden transformar las cadenas de valor y generar nuevos negocios en muy poco tiempo.
Hay empresas de TV que están comprendiendo muy rápido su realidad; que han decidido volver eficientes sus gastos, producir más calidad con menor costo y tentar su entrada a otros negocios y también piensan en cómo disminuir riesgos financieros. Y en cambio, también hay otras empresas que apuestan al cabildeo como una forma de mantener ingresos provenientes del sector público. Pero en este momento ya todo cambió; las tecnologías significan retos, sí, pero muchas oportunidades también y además, creo que estamos en un momento en que las autoridades jurídicas y regulatorias evolucionan a tan alta velocidad que no alcanzamos a ver los impactos positivos.
Esto que resolvió ayer la Suprema Corte de Justicia de la Nación va poner un control y transparencia en el presupuesto de partidos, gobiernos, estados; va a hacer todo más democrático y en favor de las audiencias. El negocio de la publicidad oficial en los medios no se va acabar, sólo va a ser más transparente y no se harán más allá atrás con la discreción, generando relaciones poco sanas para la economía del país y para los derechos de las audiencias. Esa es la etapa que vivimos.
— Hablando de las apuestas de los medios sobre cómo hacer negocios… Ayer un diario publicó que los jefes de las tres grandes cadenas de televisión se reunieron; por supuesto, desconozco sobre qué platicaron, pero el hecho de que se hayan reunido ya despierta suspicacias. Y si eso ocurre, ¿no tienen miedo en la Amedi que los nuevos jugadores que pronto van a llegar a la radio y a la TV puedan “alinearse” a ciertas políticas no escritas que afecten a las audiencias? Al final de cuentas ellos son empresarios y hacer radio y televisión también es un negocio.
— Sin duda es un derecho de asociación, que puede estar dentro de la ley; no tengo temor ni me preocupa que se junten o se alíen o que preparen posiciones conjuntas con las que legítimamente puedan defenderse. Lo que hay que cuidar a la hora de hacer negocios es que evidentemente no hagan negocios vías presiones políticas, con prácticas anticompetitivas, relativas o absolutas, y que eviten la entrada de otros y que todo lo que hagan esté dentro de la ley; que respeten la libertad de expresión, la pluralidad.
Si llegasen a crear un bloque para controlar la opinión pública, nos vamos a dar cuenta; si llegasen a crear un bloque o prácticas que vulneren el mercado, de eso la autoridad se va dar cuenta y nosotros se lo vamos advertir también.
— ¿Tienen ustedes miedo de una nueva generación de la llamada “telebancada” en el Congreso?
— No hay temor; los conocemos. Ya se perfilan algunos nombres y ellos mismos buscan un espacio para brincar. En algunos casos, algunas empresas en la industria los conocen y los necesitan.
— Hablando de necesidades e intereses, ¿qué respondería usted a que hay conflicto de interés por estar en Amedi y en Mediatelecom?
— Claramente cuando tomé en Amedi el cargo dije ante la asamblea que dejaría de trabajar para Mediatelecom en México, cosa que he hecho y que por tanto no me han visto en foros nacionales de telecomunicaciones con esta firma y tomé entonces el tema de América Latina donde inclusive tú me has visto trabajar en otras convenciones internacionales. No hay conflicto de interés; no hay siquiera un documento que no sea consensuado con el consejo ejecutivo y consultivo. Pueden revisarse los 42 posicionamientos que se han hecho en Amedi desde entonces, respetando siempre las bases de la estructura de sus consejos consultivos.
Y nunca he hecho una declaración como analista de telecomunicaciones, que es lo que antes he sido y espero retomar a partir del próximo lunes; regresar y retomar y ahora sí decir lo que he pensado de esta industria. Pero mientras, con la Amedi, he honrado la presidencia con mi tiempo metido en estricto sentido social y metido en temas de audiencias, pues por eso la busqué.
— Hábleme de su sucesor en la Amedi, ¿quién es?
— Todo indica que será Lilia Vélez Iglesias. Es una colega muy brillante; mujer destacada en derecho a la infancia. Es una candidata que viene del Departamento de Humanidades de la Universidad Iberoamericana.
Ella tendrá el reto de posicionar a la Amedi y su agenda en las alecciones del 2018, y exigir a cada candidato que presente un plan en la materia y en temas digitales. Pienso que lo logrará; que la Amedi quedará en buenas manos, pues es una mujer dura, crítica y dará seguimiento a la nueva agenda de derechos a la información, que son muchos y por tanto la agenda crece. Va ser difícil, pero ella tiene muy buenas relaciones.
— Le digo, este tipo de temas, en ocasiones, llega a ser complejo: ¿Nueva agenda o nuevos derechos?
— El derecho a la información de ahora no es tan como el derecho a la información de hace 15 o 20 años. Hoy en día, por ejemplo, se debate más en redes los temas, en el universo digital; y México es un país profundamente desconectado. Tenemos las mejores tarifas y la mejor velocidad y también tenemos a tres de las cinco empresas más poderosas del mundo; el mejor sistema de competencia efectiva de América Latina, pero aun así no hemos podido llevar más cobertura.
Te pongo un ejemplo: en el primer sismo de septiembre, en Oaxaca y Chiapas, quien dio más cobertura y por cómo nos enteramos todos fue por la televisión; y en el segundo, en la Ciudad de México, fue por la buena conectividad. Eso es muestra de los dos Méxicos: uno híper-conectado y otro desconectado. La nueva marginación del siglo XXI se llama marginación digital y entonces quise que esa fuera la divisa de mi presidencia, traer todos los derechos a la agenda actual; hacer una agenda vigente.
Y cuando tienes una conectividad amplia, tienes más acceso a información y sumado a cuando tienes un nivel educativo alto se generan cambios. Desde las redes se pueden crear candidatos competitivos y ellas fueron las que llevaron a un político como El Bronco al gobierno, sin que éste se enfocara en los medios tradicionales, que después haya respondido de otra manera, con mal agradecimientos, es cosa de él. Llevar más conectividad a regiones desconectadas como Oaxaca o Chiapas propiciarán cambios; la gente se informará de otras maneras, discernirá más y engrosará el debate, y eso es lo que algunos no quieren. La tecnología y la conectividad pueden hacer más fuerte a nuestra democracia. Y ese es el objetivo final de la Amedi.
erp