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Economía YOLO: una generación con el viento en contra
La economía YOLO es un movimiento impulsado por jóvenes, a partir de los 25 años, que consiste en dejar trabajos estables, o de oficina, por aquellos que amplían la experiencia laboral y permiten experimentar.
Se llama “economía YOLO” y es el terror de los padres tradicionales ¿Por qué? Porque yolear es contracultural: ¿despertar tarde y tomar un café desde el sillón de casa? Permitido; ¿viajar y trabajar desde el lobby de un hotel? Aprobado; ¿obtener ingresos sin que se trate de un negocio piramidal? Asegurado. ¿Cambiar de empresa por gusto y no por necesidad? Ahí entran los grises.
Suena como a teletrabajo, pero en realidad formar parte de la economía YOLO, significa tomar tus propias decisiones, ir a tus tiempos y bajo tu responsabilidad sin tener la presión de que alguien más te juzgará. Y si te preguntas por qué lo haces, la respuesta es: You Only Live Once (“Solo se vive una vez”).
Esta manera de sobreponer la flexibilidad ante la estabilidad laboral crece, y rápido. Hace semanas The New York Times señaló que según una encuesta de Microsoft, 40% de empleados a nivel mundial consideraban dejar sus trabajos en 2021 para emprender. La mayoría de ellos, millennials, apostarían muy en serio por darle espacio a sus gustos y a experiencias laborales cambiantes para disfrutar “mejor” la vida.
¿Qué implica la economía YOLO?
La economía YOLO es un movimiento impulsado por jóvenes, a partir de los 25 años, que consiste en dejar trabajos estables, o de oficina, por aquellos que amplían la experiencia laboral y permiten experimentar. Es decir, la aspiración de permanecer en una empresa por 8 horas, sueldo mensual y obtener beneficios hasta recibir la pensión no cabe aquí.
La razón es simple: Cansancio. Según The New York Times la pandemia influyó para que se generara esta tendencia debido a que impulsó sentimientos de desarraigo, frustración y monotonía.
A ellos se suma también el desempleo. En el caso estadounidense, que es donde hay más personas siguiendo la economía YOLO, fue de 8.1% en 2020, la tasa más alta desde el año 2012, según datos oficiales. Por lo tanto, esas personas que acumulaban meses o años de trabajo en una compañía y fueron despedidas por la crisis, evidenciaron la realidad de «ser un empleado más». Un motivo que para gran parte de ellos significó decir: «nunca más».
Los casos, claro, no son iguales. Otros sólo no se acostumbraron al teletrabajo y horarios, por lo que prefirieron apostar por el riesgo y empleos que se adapten a ellos.
¿Todos pueden decir “YOLO”?
La respuesta es sencilla: no. De acuerdo a las experiencias que evaluó The New York Times, las personas que se atreven a emprender este tipo de dinámicas deben —y necesitan— tener un colchón financiero para mantenerse en el corto o mediano plazo. Incluso quienes lo han hecho eran empleados tipo A, una persona que ocupa un cargo de alto desempeño y es bien remunerado.
De ahí que sea muy cuestionable la situación: ¿Por qué dejar un empleo estable cuando otros desearían tenerlo? Pues porque la comodidad emocional y psicológica es prioridad tras un año de confinamiento. Solo que eso no significa que todos tengan las mismas necesidades. Es tan cierto como que hay empresas que ofrecen días libres remunerados a sus empleados, o les dan bonificaciones para que se tomen vacaciones como un método para reconocerlos y también mantenerlos en sus equipos.
¿“Yolear” es posible en Venezuela?
Rafael García, un diseñador gráfico y programador web de Caracas, dijo a El Estímulo que sí es posible, pero dependiendo de la ocupación y las ganas. En su caso, en diciembre de 2020 dejó su trabajo en una productora y decidió invertir tiempo y dinero en su emprendimiento y también para generar ingresos siendo freelance.
Lo explica así: “Ya el modelo de 8 por 5 (8 horas y 5 días a la semana) durante toda una vida caducó. Más que todo porque nuestra generación necesita o busca un sentido de pertenencia en los proyectos de los que forma parte, y al no tenerlo pues es más fácil emprender. Además, el miedo al emprendimiento se ha ido perdiendo porque cada vez está más normalizado. Antes era un tabú. Los negocios eran vistos como algo muy ajeno a la mayoría de la población. Actualmente ya se perdió esa manera de verlo. Es algo cotidiano y (…) cada vez hay más empresarios exitosos jóvenes (…) Es un impulso enorme”.
El diseñador, que afirma que se sentía estable en la empresa donde trabajaba, dice: “La pandemia fue clave para mi decisión porque nos demostró lo frágil que es el modelo de trabajo tradicional al que estábamos acostumbrados. Fue como un despertar para muchos, incluyéndome. Me dije ‘si no es ahora, no es nunca’. Y sí, siempre al momento de emprender el miedo es perder. Perder ahorros y tiempo. Pero en una situación dónde prácticamente habíamos perdido todo, realmente ya no quedaba miedo”.
Al igual que emprendedores o “yolos” de Estados Unidos, para él “es un antes y un después en toda la economía mundial. Se vieron las fragilidades de los modelos y mucha gente, bien sea por necesidad o por simplemente intentar, descubrió que podía emprender y está viendo los resultados de eso”.
¿Cuánto vale sumergirse en la economía YOLO?
No está claro. No hay una cifra porque depende de la capacidad y posibilidad de cada individuo. Y en el caso venezolano hay que contar en el esquema los efectos de la hiperinflación y la devaluación.
Rafael García, por ejemplo, no tenía un colchón financiero grueso, pero sí un talento y la facilidad de gestionarlo: “El ahorro en Venezuela es muy frágil, bien sea en moneda nacional o divisa. Entonces, es más factible e inteligente invertir (…) y mantener ese dinero circulando y generando ganancias a tenerlo guardado”.
¿La economía YOLO podrá tener un impacto mundial?
Según el Blog Salmón, un sitio web especializado en temas financieros, la economía YOLO podría tener el mismo alcance que el afamado caso “Gamestop” que logró poner en jaque a Wall Street a finales de enero de 2021. La razón, según este medio, es que son estas mismas personas las que se han dado cuenta de que pueden ejercer presión y cambios desde otras estructuras, que en ese caso fue Reddit.
Por eso su recomendación a las empresas es repensar qué será eso que llamará o mantendrá al empleado en su puesto. Eso sí, sin que se note que es por “presión” o “deber”.