Lectura 4:00 min
Economía mexicana recobró vigor al inicio del tercer trimestre: IMEF
La medición manufacturera salió de terreno de contracción y la no manufacturera volvió a crecer sobre terreno expansivo, hilando seis meses en ese cuadrante.
La economía mexicana inicia con el pie derecho el tercer trimestre del año en cuanto a perspectivas económicas, afirmó el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), luego de que sus indicadores adelantados marcaran sendos avances en el mes de julio, tanto en su componente manufacturero como en el no manufacturero.
El Indicador IMEF Manufacturero de julio registró un aumento de 2.9 puntos con respecto al mes de junio de 2022, situándose en 52.2 unidades, regresando de este modo a terreno de expansión (>50); en tanto, el Indicador IMEF No Manufacturero aumentó 0.4 puntos para situarse en 52.2 unidades, sumando así seis meses seguidos por arriba del umbral de 50.
Una cosa que es bastante buena es que prácticamente todos los subcomponentes (de los indicadores) están incrementándose. Algunos más que otros, pero eso sugeriría que, al inicio de este trimestre, el dinamismo de la economía avanza y de manera relativamente sólida”, dijo a El Economista Jessica Roldán, vicepresidenta del Comité del Indicador IMEF.
El reporte del IMEF se da tres días después de que el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) reportara un sorpresivo crecimiento de 1% del Producto Interno Bruto de México durante el segundo trimestre, según la estimación oportuna. El consenso del mercado apuntaba a un avance de 0.8 por ciento.
También la semana pasada, se supo que el PIB de Estados Unidos se achicó 0.2% en el segundo cuarto del año en comparación con el primer trimestre, en lo que fue la segunda contracción al hilo del indicador, desatando el debate sobre si hay ya una recesión técnica en ese país y si esta se replicará en México.
En este contexto, Jessica Roldán, reconoció que la mejora de los indicadores IMEF generó una sorpresa positiva, ya que en junio ambos sugerían “una expansión menos vigorosa que lo observado en los primeros meses de 2022”, según se leía en el reporte del IMEF de ese mes.
Sobre la coincidencia de crecimiento económico en México y la contracción económica en Estados Unidos, Roldán apuntó que no debería sorprender necesariamente, pues ya en detalle, el vínculo mexicano es más fuerte en áreas de la economía estadounidense cuyo desempeño sigue siendo relativamente sólido.
Comentó que la actividad económica en México está más relacionada con la producción industrial en los Estados Unidos y no con la totalidad de su PIB.
“La producción industrial y en concreto la producción manufacturera (de Estados Unidos) han continuado en niveles relativamente robustos si bien en los últimos dos meses han tenido cierta contracción ligera. (Pero) si nos fijamos en las expectativas, éstas todavía se encuentran bastante bien. Se está esperando que la producción industrial en Estados Unidos crezca alrededor de 5% este año”, comentó Jessica Roldán.
Riesgos futuros
Hacia adelante, el IMEF prevé que la economía mexicana siga enfrentando serios desafíos tanto en su vertiente vinculada a la demanda interna como la externa.
Por el lado interno, la inflación persiste como un riesgo importante para la dinámica del consumo y por el externo, la posible recesión en Estados Unidos, sumada a la persistencia de disrupciones por la guerra en Ucrania, es de destacarse.
En otro factor doméstico, Jessica Roldán recordó que la economía mexicana también se encuentra ante la vulnerabilidad que deriva de niveles de inversión persistentemente bajos, que pueden dificultar la capacidad de reacción de la economía mexicana ante choques.
“Seguimos ante un entorno bastante difícil para hacer negocios para la inversión y en el que los agentes económicos ven dificultades para el cumplimento del Estado de Derecho”, dijo.
Por estos días, México inició la etapa de consultas en cuanto a la reclamación de Estados Unidos de posibles violaciones al Tratado México-Estados Unidos-Canadá por la política mexicana para favorecer a las empresas energéticas estatales (Pemex y CFE), aún cuando la legislación nacional protege la libre competencia.