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En África, una cocina verde mejora el entorno
Las cocinas han reducido las emisiones de CO2 en más de 600,000 toneladas, reemplazando combustibles fósiles dañinos como el queroseno, con más de 10 millones de litros de gel.
Femi Oye tenía solo nueve años cuando perdió a su abuela, que también era su tutora legal, debido al cáncer de pulmón, una enfermedad que probablemente desarrolló después de cocinar durante toda su vida con carbón y leña en Nigeria. La pérdida fue un punto de inflexión, y decidió entonces que haría algo al respecto cuando fuese mayor.
En 2010, ya con 32 años, Oye fundó Green Energy Biofuels (GEB), una compañía que fabrica y distribuye estufas de cocina innovadoras y libres de humos que utilizan gel de etanol como combustible, una fuente de energía limpia hecha de biomasa. Junto con su equipo y tras dos años de investigación y desarrollo, desarrollaron dos productos viables que lanzaron en 2012: la cocina y el gel.
La cocina, llamada Kike Green Cook, consiste en una placa metálica portátil reforzada, recubierta de esmalte, con un regulador de seguridad y un recipiente de acero en el medio que sirve de tanque para el gel de cocción. El gel, 100% orgánico, está hecho de fuentes de energía renovables, como serrín, hierba, camalote y desechos alimentarios y agrícolas. Según GEB, es más seguro, más limpio y se quema de forma más eficiente que el gas licuado de petróleo, el queroseno, la leña o el carbón, que son los combustibles más populares para cocinar en Nigeria.
Cerca de cuatro millones de personas mueren prematuramente cada año por enfermedades relacionadas con la contaminación del aire en los hogares, lo que contribuye a una serie de enfermedades crónicas como el cáncer de pulmón. Mas allá de la contaminación del aire y de su peligro para la salud, la quema de combustibles fósiles tiene un impacto enorme en el medio ambiente. Junto con los procesos industriales, representa aproximadamente el 65% de los gases de efecto invernadero que liberamos a la atmósfera, causantes del calentamiento global.
Empresas como GEB buscan combatir el cambio climático. Oye señala que sus cocinas verdes han reducido las emisiones de CO2 en más de 600,000 toneladas hasta el momento, reemplazando los combustibles fósiles dañinos, como el queroseno, con más de 10 millones de litros de gel de biocombustible.
“Tenemos que seguir innovando para crear alternativas limpias, seguras y saludables a la energía convencional. Por eso desarrollamos una fórmula que modifica genéticamente las enzimas para que puedan descomponer la celulosa de las plantas o de la biomasa", explica Oye. “Los combustibles fósiles son peligrosos y producen hollín, partículas en suspensión, óxido de nitrito y otros gases perjudiciales para la salud y para el medio ambiente. El etanol emite menos CO2 y sus otros derivados son el oxígeno y el agua, que no suponen riesgos."
Al utilizar los desechos como recurso, GEB promueve un sistema de gestión funcional y sostenible de residuos, participando en el desarrollo de una economía circular en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. El gel de etanol se vende en botellas de plástico reciclado, que la compañía compra a un coste mínimo.
El modelo de marketing de GEB opera a través de una red abierta dirigida por asesores. Llevan sus productos a los consumidores finales a través de más de 27,000 agentes y distribuidores que obtienen comisiones por cada venta. La compañía también ha creado tiendas franquiciadas de distribución llamadas Centros Verdes. Este modelo de mercadeo social proporciona ingresos a los distribuidores independientes e impulsa el crecimiento del negocio a escala local al mismo tiempo.
"GEB ha empoderado a unas 38,000 mujeres empresarias en sus 28 centros de distribución, ha creado 1,054 empleos directos y unos 45,000 empleos indirectos", apunta Oye.
Sin embargo, el costo puede ser un inconveniente. Akinbode Odunlami, propietario de un Centro Verde en Lagos y distribuidor de GEB desde hace seis años, dice que la compañía ha aumentado los precios, afectando sus ventas y ganancias. “Inicialmente, una cocina de un quemador costaba 3,500 nairas (unos 10 dólares) y la doble 5,500 nairas. Pero ahora la de un quemador cuesta más de 4,500 nairas y la doble se vende por unas 9,000 nairas", señala. “El precio del gel también ha aumentado. Ahora que no hay dinero, debido a la situación económica actual de Nigeria; [GEB] debería bajar el precio de sus productos para que más personas puedan pagarlos."
La inquietud de Odunlami es entendible. Un litro de biogel de GEB cuesta alrededor de 360 nairas, mientras que un litro de queroseno se vende a 220 nairas. El gas licuado de petróleo es aún más barato. Teniendo en cuenta la diferencia de precio, convencer a los nigerianos de optar por el biogel en lugar de por los combustibles fósiles convencionales será difícil.
Aunque el negocio de la compañía parece estar en auge a pesar de todo, Odunlami cree que podrían mejorar sus estrategias de marketing y publicidad. "Muchas personas no conocen (los productos), así que tengo que hacer folletos y carteles", confiesa. "Pero aquellos que los usan dicen que pueden salvar vidas. El gel no explota como el gas y no libera humo como sucede con las cocinas convencionales."
Con una producción de 50,000 litros de biogel diarios, una fábrica en Lagos y presencia comercial en seis países africanos, incluyendo Ghana, Togo y Senegal, GEB espera imponerse en el futuro como la fuente de energía preferida de África.
"Con el aumento del precio de los combustibles fósiles y la distribución corrupta del queroseno y el carbón vegetal, el gel de biocombustible sostenible ayudará a la mayoría de las familias a lograr una seguridad energética duradera a un coste menor", dice Oye.
*Con reportes adicionales de Abiola Durodola y Kaaranja Daniel. Editora: Felicia Omari Ochelle - Ventures Africa