Entregas rápidas detonan parques logísticos verticales

En el comercio electrónico, especialmente en temporadas como la del Buen Fin que se efectúa este fin de semana, los compradores valoran más que nunca una entrega rápida: el mismo día o a más tardar al día siguiente. Conseguirlo constituye un reto mayúsculo en lugares densamente poblados, como en la zona metropolitana de la CDMX, pero este desafío ha detonado en México una nueva veta de negocio: los parques logísticos verticales.

“Si quieres estar cerca de tu cliente la única manera es la verticalidad”, comenta en entrevista Eduardo Neuman, director general de Interlogix, que afirma ser el primer operador de parques logísticos verticales en el país. En esencia, un parque logístico vertical es un almacén de varios pisos equipado con su respectivo patio de maniobras. Es peculiar porque tradicionalmente los parques logísticos se desarrollan horizontalmente. Por ello suelen estar en zonas periféricas, que cuentan con mayor disponibilidad de tierra.

Pero la ventaja que da el contar con un terreno amplio, se diluye si el consumidor final está lejos. Según Neuman, la mayor oportunidad para bajar los costos logísticos de los retailers está, justo, en el último tramo de las entregas, la llamada última milla. “Es el tramo más corto, pero representa 50% del costo logístico total”, refiere.

Y una fórmula para reducir ese gasto y al mismo tiempo, acelerar los envíos, es disponer de un almacén lo más cercano posible al cliente final, el cliente urbano, en este caso.

Con esa idea en mente e inspirado en la admiración que le produjo observar un mega parque logístico vertical en Hong Kong de 25 pisos y 250,000 metros cuadrados verticales, Neuman ideó Interlogix, en el 2019.

Su experiencia en el ramo inmobiliario era un plus, pero ejecutar la idea de un almacén de varios pisos se convirtió en un auténtico rompecabezas, relata.

El primer reto fue encontrar un terreno. Tenía que estar inserto en la mancha urbana, tener el uso de suelo y las regulaciones constructivas requeridas. Pero también, contar con vialidades aptas para las maniobras del transporte pesado de carga. “No es fácil encontrar un lugar que permita maniobras de tráileres de 53 pies”, enfatiza. A la postre, Interlogix conseguiría un terreno en la zona de Constituyentes, en el poniente de la CDMX.

El desafío pasó entonces al diseño del inmueble. Al tratarse de un concepto nuevo, no había en el país despachos especializados en almacenes multinivel, que tienen sus propias especificaciones constructivas, tanto para soportar, como para permitir la gestión de carga.

Finalmente, la prueba de fuego era garantizar una operación fluida del parque: que los inquilinos pudieran convivir, sin estorbarse, en elevadores y patio de maniobras. “Acomodarlos es un rompecabezas, porque cada uno opera en diferentes horarios. Vamos armando un esquema donde no se tropiece un cliente con otro”, dice.

Aprendizaje

Tomó entre dos y tres años entender el concepto hasta que en el 2021 se desarrolló el primer parque. “Este inmueble (el de Constituyentes) nos ayudó mucho para entender todo el negocio”.

Los inquilinos de los que habla son justo los retailers. Empresas como IKEA, que hoy distribuye desde Constituyentes sus muebles y productos para el hogar a una importante zona de la CDMX.

En el camino, Interlogix divisó que su vocación iba más allá del e-commerce, pues hoy en día 45% de sus clientes son comercios tradicionales que utilizan el almacén vertical como un centro de distribución. Un 20%, son pymes. “Lo que da esta solución es la posibilidad para que las pequeñas empresas puedan competir al tú por tú con las grandes empresas en entregas rápidas y distribución eficiente”, dice Neuman.

Por lo pronto, ya con la fórmula probada, para el 2024 la empresa se apresta a inaugurar cinco parques más en la CDMX, con 125,000 m3 de almacenamiento. Y para el 2025 vendrían otros cinco: tres en la CDMX y dos foráneos.

Interlogix no teme a la competencia. “Sabemos que va a venir, pero hay muchísimo espacio para crecer porque hay una gran necesidad del servicio. El sol sale para todos”, remata Eduardo Neuman.

octavio.amador@eleconomista.mx