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Este es el IMER que López Obrador entregará a José Gutiérrez Vivó

En julio de 2018, un promedio de 482,738 personas en la Ciudad de México escucharon en algún momento del día a las estaciones del Imer y la emisora mejor posicionada en el periodo fue Reactor 105, en el lugar general número 28 de entre 69 estaciones contabilizadas entonces para esta plaza.

El nombre de José Gutiérrez Vivó está en la primera línea de candidatos para ocupar la titularidad del Instituto Mexicano de la Radio (Imer) en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La información resuena hace tres meses entre reporteros y analistas, pero nada se ha concretado aún; es como si desde alguna parte se quisiera ilusionar intencionalmente a las audiencias con el regreso de uno de los periodistas más afamados de la radio mexicana. Es un anuncio que por ahora sólo queda en rumor.

Industriales de la radiodifusión que en el último año han podido conversar con Gutiérrez Vivó desde su actual ubicación en Texas cuentan que el comunicador, que durante 33 años innovó en los micrófonos con el concepto “Monitor”, no se ve con los ánimos exaltados como para volver a la radio comercial de México; para dirigir el Imer o como para transmitir un nuevo programa desde allí. Distintos asesores del equipo transición de López Obrador consultados por este medio desde junio saludan un eventual retorno del periodista al país, pero nadie –ni siquiera el principal asesor en telecomunicaciones de AMLO– se atreve a confirmar todavía que Gutiérrez Vivó haya negociado abiertamente hasta agosto la dirección del Imer.

José Gutiérrez Vivó lleva 11 años con dos meses fuera de la radio y aparte liga otros 16 envuelto en litigios, derivados de un conflicto con el Grupo Radio Centro que aún no acaba; cuyo más reciente capítulo de importancia tuvo lugar en agosto de 2017. La última transmisión de Vivó ocurrió el 29 de junio de 2007, cuando desde las instalaciones de Infored anunció la muerte de Monitor y de paso auguró que el destino le cobraría “la cuenta a cada quien por lo que ha hecho”, en referencia a lo que entonces calificó como un boicot político-comercial contra Infored y Monitor.

El litigio contra GRC hace improbable que Vivó vuelva

Gutiérrez Vivó, que este lunes 3 de septiembre cumple 69 años, sabe que difícilmente puede volver a la radiodifusión mexicana sin obstáculos que entorpezcan su trabajo en el Imer o en cualquier otra parte. Es un líder de opinión indiscutible, pero temas laborales con sus ex trabajadores y asuntos judiciales y fiscales lo perseguirían antes de que pise una cabina radiofónica.

Primero enfrenta los derivados de un arbitraje internacional por su diferendo con Grupo Radio Centro (GRC) que data desde 2002 y que en dinero rebasa los 700 millones de pesos, de acuerdo con una copia del caso en poder de este medio. Este asunto es complicado y enredado, pues hasta 2017 ambas partes debían cobrar y a su vez pagar al otro distintas cantidades de dinero; 300 millones de pesos por parte del periodista para sus ex patrones y recibir 400 millones. Pero toda la trama aún no termina.

El comunicador enfrenta también una huelga de quienes fueron sus trabajadores en Infored y afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radiodifusión, Televisión y Telecomunicaciones por los salarios no cobrados y las deudas financieras que ello implica. Aparte, sus empresas Infored-Grupo Monitor arrastran otros adeudos fiscales con el Sistema de Administración Tributaria (SAT) y entonces queda en duda si el nuevo gobierno, promotor de su regreso a la radio, le ayudará con estos compromisos en particular.

Por todo ello, la intención del presidente electo para que Gutiérrez Vivó regrese a la radio queda en buenos deseos e incluso metería ruido en la comunicación de José Gutiérrez Vivó con el público, pues se cuestionaría hasta dónde llega la independencia editorial del periodista con quien eventualmente habría promovido su contratación con el Imer.

“Se repetiría el esquema ya criticado ampliamente de nombrar directivos de manera discrecional en los medios públicos. La cuarta transformación también requiere de un cambio drástico en la política pública respecto de los medios públicos en tanto que son instrumentos para la libertad de expresión, el derecho a la información y otros derechos asociados. Un viraje democrático en la política  en este rubro tendría que pasar por establecer primero los criterios del perfil idóneo de manera pública y transparente”, dice la coordinara del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia, Aleida Calleja.

Al Imer también lo envuelven los claroscuros

El Instituto Mexicano de la Radio es bandera de la radio pública. Lo que ocurre dentro impacta hacia afuera en las audiencias, particularmente con la radio social que se ha visto afectada con su actual liderazgo, cuenta Agustín Ramírez, abogado especializado en telecomunicaciones en el despacho Ouraboros y presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) en 2013, y como ejemplo cita el caso de la XEDTL-AM “Radio Ciudadana 660”:

“En el Imer operaba un comité de programación en Radio Ciudadana, que transmitía programas de corte social de diversos tipos que se aprobaban mediante una convocatoria a las organizaciones de la sociedad civil y que además analizaba un comité de expertos. Carlos Lara Sumano lo desintegró recientemente. En ese sentido, se debe reconocer que en esta administración e incluso en anteriores, el Imer ha tenido un comportamiento de 'radio gubernamental' y alejada de los intereses de los medios públicos”.

Gabriel Sosa Plata, uno de los observadores más importantes de la radio en México, detalla en su columna del portal Sin Embargo que desde noviembre de 2017 la dirección del Imer disolvió el consejo de programación de esa estación, que hacía inclusión de todos los públicos con temas de relevancia social como Diversidad, adultos mayores, infancia o comunidades indígenas.

“Con sus altas y bajas, Radio Ciudadana logró consolidarse como un espacio democrático y plural (...) pero con el pretexto de la reforma en materia de telecomunicaciones y radiodifusión en 2013 la situación comenzó a cambiar”, escribe Gabriel Sosa Plata. “La Defensoría de las Audiencias del Instituto (Mediación IMER) también se encuentra totalmente desdibujada”, añade.

Más aparte, el hoy director del Imer, Carlos Lara Sumano, fue señalado en 2017 como uno de los principales protagonistas del escandaloso caso del postor Tecnoradio que participó y ganó 37 frecuencias de radio AM/FM de la Licitación IFT-4, pero que no pagó los 287.6 millones de pesos comprometidos.

Se dijo que Lara Sumano era dueño de 249 de las 600 acciones que componían el control de Tecnoradio y se cuestionó entonces cómo el jefe de un grupo de radio pública competía por estaciones de radio comercial desde un tercer grupo. El Instituto Federal de Telecomunicaciones salió en marzo de 2017 a clarificar la historia, pero entonces el nombre del Imer y de su director había quedado en entredicho.

Un líder de la radio pública de México

Con 18 estaciones al aire entre concesionadas y permisionadas o virtuales y terrestres, el Imer es la corporación de radio pública más extendida e importante del país y opera además la estación Radio México Internacional (RMI). En la Ciudad de México cerca de medio millón de personas escuchan cada día el conjunto de sus siete estaciones al aire, cuatro en la banda de AM y tres en la de FM. Y tres de sus frecuencias cruzan las fronteras para escucharse en Guatemala, mientras otras cuatro hacen lo mismo hacia Estados Unidos e incluso la cobertura de su señal en el caribe yucateco alcanza hasta Cuba. Cuando menos, 17 estados de la Repúblicas tienen cobertura de 17 estaciones terrestres del Imer.

El Instituto Mexicano de la Radio cuenta además con un título de concesión única para servicios nacionales de radiodifusión y de telecomunicaciones y otro título le habilita desde 1992 el permiso para instalar y operar una red de comunicaciones por satélite vía el despliegue de estaciones terrenas. El Imer también cuenta con siete concesiones de espectro –todas las que opera en la CDMX– para uso comercial con los que puede configurar distintos modelos de negocio, como la multiprogramación de canales digitales en FM o el arrendamiento de infraestructura pasiva.

“Tiene una estructura integrada por concesiones comerciales y de uso público, debido a la forma en que se le entregaron los viejos permisos y concesiones. Con esa conjunción de mecanismos de operación puede generar sinergias a partir de esquemas de comercialización de sus concesiones comerciales y de emisoras que privilegian el llamado espacio público”, expone Agustín Ramírez, de Ouraboros.

El Imer –decano de la radio en México, pues una de sus frecuencias emblema, la XEB-AM, cumple ya 95 años al aire– es además un atractivo generador de contenidos, de acuerdo con la firma de mediciones INRA: sus siete estaciones en la CDMX le dan el doble de share frente al resto de las radios públicas; 3.97% de share contra 1.40% que en conjunto logran otras siete marcas como Radio UNAM AM/FM, Radio Ibero o Radio Educación.

En julio de 2018, un promedio de 482,738 personas en la Ciudad de México escucharon en algún momento del día las estaciones del Imer, según INRA, y la emisora mejor posicionada en el periodo fue Reactor 105, en el lugar general número 28 de entre 69 estaciones contabilizadas para esta plaza.

“El próximo director del Imer debe dar seguimiento al modelo de sus estaciones exitosas y analizar qué hacer en qué casos. Tenemos a Radio Ciudadana, que durante años fue un modelo por impulsar proyectos radiofónicos de diversos grupos. La actual dirección terminó con ese proyecto y su propuesta simplemente no funciona”, dice Claudia Benassini, investigadora en radiodifusión y contenidos digitales de la Universidad La Salle. “Como en otros países la radio pública debe ser punta de lanza en contenidos diversificados, exitosos; que satisfagan las necesidades de los escuchas en materia de información, cultura y entretenimiento. A eso debe aspirar el Imer y tiene con qué: gente con experiencia para cubrir los huecos que deja la radio privada, por ello no hay que pensar en proyectos sexenales”.

Reactor 105.7, Horizonte 107.9 y Opus 94.5 son las estaciones del Imer con mayores escuchas en la radio de la capital. La primera de ellas ocupa la posición ocho entre el público juvenil y Opus tiene el sitio 12 en el segmento A/B del público adulto, datos, entre otros, que alentarán a José Gutiérrez Vivó, Carmen Aristegui o al funcionario que llegue a dirigir al Imer, ya que existen estaciones de otros grupos nacionales y privados que aparecen mucho más abajo en todos los rankings de INRA.

“José Gutiérrez Vivó es un reconocido comunicador y su conducción al frente de una emisora obedece a un interés por desarrollar un proyecto bajo la lógica del negocio. En el IMER se requiere de un profesionista que además de estar ligado al medio, conozca la naturaleza de la gestión pública”, agrega Ramírez. “El Imer es, quizá, la radio pública más importante del país, no sólo por su cobertura, sino por su tradición de medio público. AMLO debe repensar la operación de los medios públicos bajo el enfoque de un verdadero sistema que no incluya sólo a la TV. Los medios públicos pueden operar con números negros”.

Periodista de negocios para El Economista, con especialidad en telecomunicaciones e infraestructura. Es licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM, con estudios posteriores en el ITESM Campus Ciudad de México, el ITAM y la Universidad Panamericana. Fue colaborador en Grupo Radio Centro, Televisa, El Financiero y Alto Nivel, entre otros. Ha sido moderador en los congresos internacionales de Futurecom y NexTV Latam; y también citado en el “Estudio sobre telecomunicaciones y radiodifusión en México, 2017” de la OCDE, y en distintos informes sobre espectro radioeléctrico de la GSMA y de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet).

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