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Industria mexicana, ¿especie en peligro de extinción?
La distancia entre el empleo en el sector industrial y el de los servicios comenzó a ampliarse en la década de los 80, un fenómeno de desindustrialización que ha ocasionado también la precarización de las condiciones de los trabajadores.
En México, la terciarización de la economía en el mercado laboral ha seguido el cambio estructural que se refleja en el sector industrial. Tal situación se refleja en el comportamiento histórico de las cifras del IMSS, cuya evolución evidencia la desarticulación de la industria nacional y acusa también la proporción del peso perdido por el sector secundario, que es también un indicador que puede ser asociado a la enorme mortandad de pequeñas y medianas empresas ocurrida durante las constantes crisis.
De acuerdo con cifras recientes, la tasa de informalidad los trabajadores que no contribuyen con el pago de impuestos y que no cuentan con la mayoría de las prestaciones básicas es de 56.8%, mientras que la tasa de ocupación en el sector formal es de apenas 27.3 por ciento. En la historia reciente destaca lo que parece ser un punto de inflexión en el mercado laboral mexicano, en el que el sector servicios alcanzó su punto más alto en el 2009, año en el que representó 64.7% del empleo formal en el país.
La economía nacional ha sufrido un profundo cambio estructural, en el que los diferentes sectores han ido cambiando su peso relativo dentro de la estructura total del aparato productivo nacional. El sector terciario, identificado por los servicios, ha ido ganando peso dentro del total del PIB nacional, en detrimento del sector primario y del sector secundario o sector industrial.
El sector secundario de un país gana peso en la estructura productiva nacional conforme se desarrolla, en tanto que el sector primario y el sector terciario tienden a disminuir en importancia relativa, a la par que se modernizan y aumentan su productividad. México, en los recientes 12 años, ha ido terciarizando su economía en detrimento creciente del sector secundario, específicamente en la industria manufacturera, en la que sólo destacan ramas como la fabricación de equipo de transporte, fabricación de equipo de computación, comunicación y medición, así como equipo de audio y de video.
¿A quiénes afecta la terciarización de la economía?
Las 104 empresas listadas en la Bolsa Mexicana de Valores generan 2.1 millones de empleos, de los cuales 50.3% se ubica en las empresas industriales, en tanto que el restante 49.7% labora en las empresas del sector servicios.
Si a las empresas de servicios que cotizan en la BMV le agregamos los 230,042 empleados de la banca comercial, se alcanza un total de 2.6 millones de personas ocupadas en el sector servicios. El resultado consolidado de esta estimación muestra también la terciarización en el sector moderno de la economía, que no es sino reflejo de lo que sucede a nivel nacional.
El sector industrial en México pasó de representar 38.4% del PIB, en 1998 a 32.7% del PIB en el 2016. Tal pérdida, de casi el doble de todo lo que aporta el sector primario (agropecuario) al PIB, lo ubica también en su nivel más bajo en casi un cuarto de siglo. La proporción indicada del peso perdido por el sector secundario (industrial), en relación con el sector primario, es un simple indicador que puede ser asociado a la enorme mortandad de pequeñas y medianas empresas.
El sector primario ha seguido perdiendo importancia relativa en forma notable, proceso que se inició deliberadamente desde fines de la década de los 80, cuando el gobierno retiró apoyos y subsidios para la producción agropecuaria. La decisión gubernamental se aplicó bajo la lógica de que la producción de alimentos era más barata en el extranjero que en México, específicamente en Estados Unidos, y que el país no podía seguir financiando un sector ineficiente.