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La media hora crítica para mantener a tono la pista del AICM

Cada semana, el director de la terminal supervisa personalmente la revisión de la infraestructura esencial del complejo.

La revisión semanal de las condiciones de la pista 05R-23L en el AICM es puntual. A las 10:30 horas se cierra y entra en camionetas un grupo de 30-40 personas a realizar su trabajo contrarreloj. Cuentan con 30 minutos y supervisa personal de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC).

Una barredora recorre y succiona residuos en una extensión que ronda los cuatro kilómetros. Ingenieros revisan grietas visibles o las luces de pista que ahora son de halógeno y al terminar el año se cambiarán a leds (al igual que la otra pista). También entra personal de control de aves, de fumigadores. Toman fotografías y hacen anotaciones.

Por radio se escuchan indicaciones y el director general, José Ramón Rivera Parga, mira su reloj con frecuencia. La misión se debe cumplir en tiempo y forma. Él se siente cómodo de recorrer la pista y lo saludan con familiaridad todos; antes, fue director de Operaciones. Dice que un buen líder debe tener comunicación estrecha con su equipo.

En el punto donde hacen contacto los aviones al aterrizar huele a caucho. Con una moneda se pueden levantar pequeños trozos para estimar el tiempo en que se debe hacer una limpieza profunda (además de la revisión semanal, cada día se hace una de diez minutos).

Es martes. Parga conduce una de las camionetas y cuenta que por las noches se realiza un trabajo intenso de mantenimiento. “Es la pista donde este año trabajamos para su reparación mayor. Invertimos 490 millones de pesos en cambio de cinta asfáltica, renivelación y rehabilitación del drenaje. La pista está operativa y segura, pero es mantenimiento preventivo que se debe hacer un año sí, uno no”, narra.

En la otra pista, a unos metros, despegan y aterrizan aviones de Aeroméxico, VivaAerobus y Volaris.

Tan rápido pasan las cosas que de pronto se informa en los radios que en unos minutos se debe abrir la pista y hay que despejarla. La media hora se termina y el personal tendrá que llenar formatos en sus oficinas con la información recabada.

Así se hizo una revisión más. Los participantes se ven relajados porque han aprendido a utilizar el tiempo. ¡Pista abierta! ¡Pista abierta! Los vuelos se reanudan.

alejandro.delarosa@eleconomista.mx

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