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Las Nenis: autoempleo y comercio digital durante la pandemia

Por necesidad económica, de tiempo o por la posibilidad de emprendimiento, las mujeres jóvenes han dinamizando el comercio electrónico y construyen una forma de autoempleo. Aunque en la economía informal, contribuyen al consumo interno y el movimiento económico.

Ilustración: Nayelly Tenorio

—Sí tengo en color gris y en tu talla, neni. —Te paso mi número de cuenta, neni. —Súper, neni, ya te deposité. ¿Te queda metro Copilco para la entrega? —Traigo jeans y playera azul, para que me reconozcas. Acá te veo, neni. —Me encantaron mis compras. ¡Mil gracias, neni!

Es común leer este tipo de conversaciones en el marketplace de Facebook, Instagram o en grupos de WhatsApp de mujeres, mayoritariamente jóvenes, que comercializan productos que van desde ropa, accesorios y zapatos hasta artículos para la cocina y el hogar. En días recientes se les ha calificado a este grupo de trabajadoras independientes como “Las Nenis”.

Este ejercicio transaccional nacido en plataformas digitales y mayoritariamente cerrado con transferencias bancarias electrónicas se ha convertido en una fuente de trabajo y generación de ingresos en plena pandemia de coronavirus. Es un tipo de comercio informal, debido a la falta de registros públicos o la ausencia de tributación, y también una solución disruptiva en un periodo que ha dejado sin empleo o reducido los ingresos a millones de mujeres en México.

“Las Nenis” es un concepto que surgió como burla en memes y comentarios virtuales hacia el trabajo que realiza este grupo de mujeres; “neni” es otra forma de la palabra “nena”, que usan a modo de amabilidad las vendedoras y las clientas.

Y aun cuando el fenómeno buscaba minimización y ofensa, el impacto ha sido contrario en dos sentidos: primero, se ha visibilizado de manera masiva la persistente problemática de la precariedad laboral en México, la informalidad, el desempleo y la pobreza laboral, y segundo, las mujeres que se autoemplean en estas dinámicas se han pronunciado para dignificar y valorizar dicha ocupación.

La pandemia y crisis laboral

Aunque antes de la pandemia ya existían este tipo de iniciativas de comercio electrónico, la llegada de la pandemia de Covid-19 y la crisis inédita que provocó ha potencializado y multiplicado la existencia de estas dinámicas de comercio informal.

Casi un millón (987,339) de mujeres fueron expulsadas del mercado laboral, dejando de ser económicamente activas al cierre del 2020. En el desempleo total quedaron 154,441 mujeres y 64,981 emprendedoras que daban trabajo a otras personas tuvieron salieron de este grupo, de acuerdo con cifras de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) del Inegi. Estos números son los datos oficiales, que no incorporan la cifra oculta del total de mujeres afectadas económicamente por la pandemia.

La crisis sanitaria generó, por un lado, la migración de mujeres del mercado laboral hacia estas dinámicas de comercio para generar ingresos. Por otro lado, la entrada de muchas otras mujeres jóvenes que no han podido integrarse al mercado laboral pero que tienen necesidades económicas o disponibilidad de tiempo.

En medio de la crisis económica más grave de la historia contemporánea, las plataformas virtuales implementaron herramientas para facilitar el comercio local y compensar el golpe de la recesión en los micronegocios. Estas soluciones digitales también han catalizado el desarrollo de este mercado comercial.

Lo que en este cibermundo se conoce como “bazares virtuales y mercaditos on line” son además, una de las opciones más redituables para las consumidoras y los consumidores, que pueden adquirir productos a menor precio, evitar aglomeraciones en tiendas físicas o centros comerciales e incluso apoyar iniciativas pequeños. Así lo ha manifestado en redes sociales la parte compradora también.

Mujeres jóvenes emprendedoras

Muchos de los proyectos nacidos y que operan bajo esta dinámica también surgen como alternativas no sólo para la generación de ingresos sino para el emprendimiento de mujeres jóvenes que bajo circunstancias propias de la formalidad no podrían desarrollarse.

En México todavía hay obstáculos importantes al emprendimiento femenino. Según el Inegi, apenas medio millón de mujeres tiene negocios o empresas que dan trabajo a otras personas.

Gran parte de estos proyectos virtuales han incluido diseños originales, procedimientos artesanales o ideología de sostenibilidad. “Las Nenis” también se han pronunciado a través de sus redes sociales para visibilizar que esta forma de comercio no sólo genera ingresos, también es la única manera en la que pueden presentar y ofrecer sus proyectos de emprendimiento.

Auxiliares en actividades del hogar

Uno de los matices más importantes en el boom de esta dinámica de comercio, protagonizada justamente por mujeres, es que son la población que ha resentido de manera más profunda la sobrecarga laboral y la pobreza de tiempo derivadas de las necesidades domésticas y de cuidados.

De entrada, el confinamiento implica un nivel mucho mayor de exigencia en términos de limpieza, arreglos y otras actividades del hogar. En México, adicionalmente, las clases presenciales de prácticamente todos los niveles educativos están en pausa y atendiendo al surgimiento de enfermedades físicas y otros problemas de salud, la carga de tareas en casa se ha incrementado de manera importante con la pandemia.

Esta demanda implica un consumo importante de tiempo que, de manera desproporcional, destinan las mujeres en relación con los hombres en los hogares también ha implicado la necesidad de buscar actividades u ocupaciones que no requieran de horarios fijos o que les permitan realizar también las labores del hogar y cuidados.

La dinámica de comercio de “Las Nenis” también se ha convertido en una oportunidad para las mujeres que no tienen la disponibilidad de tiempo para un empleo formal y que simultáneamente sí necesitan generar ingresos.

Por necesidad económica, de tiempo o por la posibilidad de emprendimiento, este grupo de mujeres se encuentra dinamizando el comercio electrónico y las prácticas de compra y venta de productos y servicios en el mercado. Al tiempo que se autoemplean y, aunque en la economía informal, contribuyen al consumo interno y el movimiento económico.

¿Y tú, ya le has comprado algo a alguna neni?

ana.garcia@eleconomista.mx

Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Periodista especializada en género, derechos humanos, justicia social y desarrollo económico.

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