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México hila 13 años de ampliar superávit automotor con EU

Nuestro país ha conseguido ampliar su ventaja en el comercio bilateral a pesar de que el T-MEC, impulsado por el gobierno estadounidense de Donald Trump y respaldado por el de Biden, surgió por el interés del primero de darle la vuelta al saldo comercial.

México incrementó su superávit automotriz con Estados Unidos en forma continua, considerando el primer trimestre de cada año desde 2009, hasta alcanzar 24,926 millones de dólares en el periodo de enero a marzo de 2022, de acuerdo con datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos.

Esto implica que México logró un crecimiento sostenido en el saldo positivo de su balanza automotriz con Estados Unidos a pesar del interés del entonces presidente Donald Trump de revertir esa tendencia, de la pandemia de Covid-19 y de la carestía mundial de chips semiconductores.

El último punto de inflexión ocurrió entre los años 2008, cuando el superávit mexicano respectivo fue de 7,717 millones de dólares, y 2009, cuando ocurrió la crisis financiera internacional y el superávit se redujo a 4,423 millones de dólares.

Desde entonces el superávit se ha mantenido a la alza, con exportaciones estadounidenses de 8,991 millones de dólares y ventas mexicanas de 33,917 millones en el comercio bilateral del primer trimestre de 2022.

En el marco de esta tendencia, México y Canadá solicitaron un panel de solución de controversias contra Estados Unidos en el Tratado de Libre Comercio entre los tres (T-MEC) por diferencias en la aplicación de las reglas del origen dentro de la industria automotriz.

Otro caso paralelo es la revisión del crédito fiscal para vehículos eléctricos incluido en la legislación Build Back Better aprobada por la Cámara de Representantes. Proporcionaría hasta 12,500 dólares en créditos fiscales para la compra de vehículos eléctricos, incluidos 4,500 dólares si un vehículo se ensambla en plantas de Estados Unidos con mano de obra sindicalizada y 500 dólares adicionales si tiene al menos 50% de contenido y celdas de batería de Estados Unidos.

Canadá y México han declarado que los créditos son discriminatorios y han amenazado con presentar demandas de solución de controversias si se aprueban.

Se espera que el panel de solución de controversias sobre las reglas de origen tome una decisión respecto a la interpretación adecuada antes de que termine 2022.

Las reglas de origen son los criterios utilizados para determinar el origen nacional de un producto y la mayoría de los acuerdos de libre comercio tienen disposiciones al respecto, con las que se decide qué bienes comercializados entre los países miembros son elegibles para un trato preferencial.

Por lo general, buscan asegurar que los beneficios del acuerdo se otorguen a bienes producidos principalmente por un país miembro (y por lo tanto sujetos a la totalidad de sus compromisos) en lugar de bienes fabricados total o parcialmente en otros países.

Según el T-MEC, la mayoría de los bienes que contienen materiales de países que no pertenecen a América del Norte pueden considerarse norteamericanos (es decir, elegibles para un trato preferencial) si los materiales se transforman lo suficiente en la región y la transformación da como resultado un cambio en la clasificación arancelaria (llamado “cambio de tarifa”).

La regla general del T-MEC es que el valor de contenido regional (RVC) no es inferior a 60% si se utiliza el método del “valor de transacción”, ni inferior a 50% si se utiliza el método del “costo neto”.

Los productores generalmente tienen la opción de elegir qué método utilizar, con algunas excepciones, como la industria de vehículos de motor, que debe utilizar el método de costo neto.

roberto.morales@eleconomista.mx

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