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El jaguar: pilar de biodiversidad y economía en AL
Presentan los resultados del estudio “Conectando puntos: el impacto socioeconómico de los hábitats del jaguar en Latinoamérica”.
El jaguar, mayor felino de América, considerado el depredador tope en los ecosistemas que habita, desempeña un papel crucial en la sostenibilidad ambiental y en la generación de beneficios económicos para las comunidades locales. Con una amplia distribución que abarca desde México hasta Argentina, su conservación es clave para mantener la salud de los bosques y otros hábitats esenciales, tanto a nivel regional como global.
Sandra Petrone, coordinadora de la Estrategia Jaguar Regional del Fondo Mundial para la Naturaleza, presentó los resultados del estudio “Conectando puntos: el impacto socioeconómico de los hábitats del jaguar en Latinoamérica”, el cual revela que los bosques donde habita el jaguar generan servicios ambientales valuados entre 1.5 y 4,000 mdd anuales. Estos servicios incluyen la captura de carbono, la regulación hídrica, la provisión de aire limpio y recursos para las comunidades locales, lo que beneficia a millones de personas.
Los paisajes prioritarios del jaguar, identificados en países como México, Guatemala, Nicaragua y Argentina, abarcan vastas regiones de América Latina. En México, se destacan dos de estos paisajes: la selva maya, compartida con Belice y Guatemala, y el occidente mexicano, que incluye partes de Jalisco y Nayarit. Estos ecosistemas no solo son vitales para el jaguar, sino también para la biodiversidad en general y para los miles de habitantes que dependen de los recursos naturales para su sustento.
El jaguar, al ser un depredador ápice, es un indicador de la salud del ecosistema. Su presencia en un bosque sugiere que ese hábitat está bien conservado y en equilibrio, lo cual es esencial para la regeneración natural de los ecosistemas. Cuando los jaguares se encuentran en un territorio, se puede asumir que el bosque está funcionando correctamente, lo que a su vez asegura que las comunidades locales tengan acceso a los recursos naturales, como el agua y los productos madereros, que son esenciales para sus medios de vida.
Para garantizar la conservación de esta especie y sus hábitats, se han implementado iniciativas a nivel regional. La Estrategia Jaguar Regional busca proteger los territorios de alta biodiversidad mediante el trabajo conjunto con comunidades locales, autoridades y organizaciones internacionales. Parte de estas acciones incluyen la creación y gestión de áreas protegidas, el monitoreo de las poblaciones de jaguares y la mejora de los corredores biológicos que conectan estos paisajes, destacó Sandra Petrone.
Uno de los desafíos principales en la conservación del jaguar es la pérdida y fragmentación de sus hábitats, debido a la expansión de la agricultura y la ganadería. La urbanización y la actividad humana amenazan constantemente los ecosistemas donde vive el jaguar. Por esta razón, el trabajo en la restauración y conservación de estos territorios es fundamental, así como el fomento de prácticas agrícolas y ganaderas sostenibles que no interfieran con la biodiversidad de estos paisajes.
Además de las acciones en campo, el estudio de los servicios ecosistémicos proporcionados por los paisajes del jaguar también sirve como una herramienta para sensibilizar a los actores clave: gobiernos, sectores productivos y la sociedad sobre la importancia de conservar estos ecosistemas. El jaguar no solo es un símbolo de la fauna latinoamericana, sino también un motor para la conservación de los recursos naturales.
Finalmente, Sandra Petrone subraya que la conservación del jaguar es una responsabilidad compartida. Desde cambios en los hábitos de consumo hasta el apoyo a políticas de conservación, todos podemos contribuir a la protección de esta emblemática especie. El jaguar no solo preserva los bosques, sino que también es un guardián de la salud de los ecosistemas, de los cuales dependen miles de comunidades en AL.