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El papel del Comercio Exterior en la recaudación fiscal

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Por Berenice Egure, Socia de Impuestos y Servicios Legales en Deloitte México 

En el reciente panorama de fiscalización en México, el Comercio Exterior ha desempeñado un papel relevante, toda vez que, los montos recaudados por este concepto han mantenido una tendencia al alza durante los últimos años. ¿Qué es lo que deben considerar las empresas del sector para prevalecer en este contexto?

Durante los últimos años, la recaudación fiscal en México se ha incrementado. Tan solo de enero a octubre de 2024, los ingresos captados por este concepto superaron los 4 billones de pesos, lo que representa un incremento de 5.4%, comparado con el mismo periodo de 2023, de acuerdo con información del SAT1. El incremento se atribuye principalmente a la ejecución del plan maestro de fiscalización y recaudación del gobierno, el cual se apoyado en el uso de tecnología y en el análisis de datos.

En este contexto, el Comercio Exterior ha jugado un papel relevante. ¿Por qué? Porque las contribuciones de Comercio Exterior han representado, según la autoridad fiscal, más de 20% de las contribuciones totales recaudadas tanto en 2023, como en 20242.

El Comercio Exterior es el intercambio de un bien o servicio realizado entre al menos dos países diferentes. Esos intercambios pueden darse a través de importaciones o exportaciones. En esta materia, la estrategia de fiscalización de la autoridad tributaria se ha enfocado en tres ejes:

1) Retención de IVA (Impuesto al Valor Agregado), revisión a empresas IMMEX (Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación), empresas certificadas en materia IVA e IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios) e importaciones temporales.

2) Auditorías integrales considerando el nivel de riesgo.

3) Identificación de nuevos esquemas de evasión.

A pesar de que las acciones de fiscalización se han incrementado y hecho más eficientes, el margen recaudatorio todavía es amplio; de hecho, algunas acciones cuyo impacto veremos en el corto plazo las podemos observar en ciertas modificaciones recientes a la legislación. Entre ellas, destacan: la actualización del Anexo 24 de las Reglas Generales de Comercio Exterior, para incluir información más detallada en el sistema automatizado de control de inventarios para empresas que cuenten con el Registro en el Esquema de Certificación de Empresas; la obligación de transmitir, vía electrónica y en un plazo no mayor a 48 horas, la información mínima del Anexo 24; y, permitir a la autoridad el acceso digital al sistema de control de inventarios.

En adición a lo anterior, se prevén efectos fiscales debido a las modificaciones hechas a las reglas de monitoreo para operaciones de empresas de mensajería y logística, y Recintos Fiscalizados Estratégicos que importan mercancías de sectores sensibles.

No debe perderse de vista que continuarán las acciones que hasta ahora ha llevado a cabo la administración pública federal, como son: visitas domiciliarias y procedimientos administrativos en materia aduanera por no acreditar la legal importación, estancia o tenencia de la mercancía en territorio nacional; es decir, mercancía sin factura o documento de importación; revisiones de comercio exterior; requerimientos para validar el cumplimiento de aspectos específicos o declaración de información inconsistente; verificaciones de origen; verificaciones de cumplimiento CIVA (Certificación en materia de IVA e IEPS); suspensión en el padrón de importadores.

Frente a todo este panorama de fiscalización en nuestro país, así como para estar preparados ante posibles escenarios en el futuro, es importante que las empresas y profesionales dedicados al Comercio Exterior consideren lo siguiente:

1) Tener procesos y procedimientos que procuren el cumplimiento de las obligaciones aduaneras y de Comercio Exterior de su compañía, considerando sus autorizaciones, tipo de operaciones e incluso particularidades del producto y origen de los bienes.

2) Evaluar la inversión en tecnología o maximizar el uso de los recursos tecnológicos con los que cuentan para prevención de errores, análisis de datos, evaluación de riesgos.

3) Estar informados y actualizados sobre los cambios en la normatividad aplicable a su operación; así como de las acciones de fiscalización de la autoridad.

Estas acciones representan un paso más para elevar la capacidad de respuesta de las organizaciones, ante a las actuales exigencias tributarias, pero también representan una oportunidad para mantenerse a la vanguardia y estar preparadas para afrontar los cambios que puedan presentarse en el futuro.

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