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Estados petroleros seguirán con presión financiera
Los cinco principales productores son Campeche, Tabasco, Chiapas, Tamaulipas y Veracruz, que presentaron un descenso de su contribución respecto del total de las participaciones en el 2017.
Para el periodo 2018-2019, las entidades petroleras seguirán presentado presión financiera, que conducirá a que opten por recortes del gasto de capital, a que se debilite su liquidez y, posiblemente, a que incrementen su deuda, señala el reporte “Estados productores de petróleo experimentan efectos tardíos ante la caída de precios”, de Moody’s.
“Casi tres años después del colapso de los precios del petróleo, algunos estados mexicanos productores de petróleo han comenzado a experimentar una disminución en los ingresos relacionados con el sector. El impacto tardío en los ingresos de estas entidades se explica por la fórmula de distribución de las participaciones —transferencias federales no etiquetadas que representan en promedio 35% de los ingresos totales de los estados—”, destaca la calificadora.
Esta merma trajo como consecuencia la contracción de la actividad económica en los territorios petroleros, lo cual disminuye su participación en las transferencias federales no etiquetadas.
Los cinco principales estados productores de petróleo de México son Campeche, Tabasco (“Ba1/A1.mx”, perspectiva Negativa), Chiapas (“Ba2/A2.mx”, Negativa), Tamaulipas (“Ba1/A1.mx”, Negativa) y Veracruz (“Caa1/B3.mx”, Negativa), que registraron un descenso de su contribución (coeficiente de distribución) respecto del total de las participaciones en el 2017.
“En la fórmula de distribución de las participaciones, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) estatal tiene una ponderación de 60% y la desaceleración de las economías de estos estados es el factor principal que explica sus menores coeficientes relativos”, explica Moody’s.
Tabasco y Campeche, agrega, han experimentado no sólo una disminución en su coeficiente de distribución de participaciones, sino también una caída en el monto absoluto de transferencias que reciben; entre el 2011 y el 2015, la actividad petrolera representó más de la mitad del PIB de estos estados, en promedio, la cual sufrió una recesión en el 2015.
“En ambos casos, el coeficiente de distribución cayó alrededor de 9% este año y es probable que disminuya nuevamente en el 2018. Esperamos que el déficit financiero de Tabasco aumente a 4% de los ingresos totales en el 2017, en comparación con 1% del año anterior y que se ubique en alrededor 3.6% en el 2018. Por su parte, es probable que Campeche registre déficit este año puesto que recientemente contrató deuda de largo plazo, incrementando su apalancamiento”, se lee en el reporte.
Resultado nulo
Mientras en Chiapas, Tamaulipas y Veracruz, la actividad petrolera promedió sólo 4.3% del PIB estatal, por lo que la reducción en sus coeficientes de distribución de participaciones fue casi nula.
Aunque algunos de estos territorios continúan enfrentando desafíos crediticios a causa de presiones intrínsecas y no relacionadas con el petróleo, por lo que podrán hacer frente a bajos precios del petróleo. Las otras 27 entidades permanecerán relativamente protegidas ante una futura volatilidad de los precios del petróleo, debido a que el país ha logrado disminuir su dependencia en ingresos petroleros a través de reformas fiscales, manifiesta la calificadora.
Sobresale el impacto en las finanzas públicas de los estados petroleros, por la merma de las cotizaciones no se ha materializado en su totalidad, debido a la forma en la que el gobierno federal calcula y distribuye las participaciones.
“El coeficiente de distribución de las participaciones se basa en una fórmula que pondera el PIB local y el crecimiento de la población a 60%, y los ingresos propios y la población a 40 por ciento. Sin embargo, la distribución para un año en particular tiene un rezago con los datos del PIB, ya que se utiliza el PIB observado en los dos años previos. Por este motivo, la caída en los precios del petróleo del 2014-2015 comenzó a tener pleno efecto en muchos estados hasta el 2017”, señala el estudio.
Las dos entidades que dependen en mayor medida de la actividad petrolera entraron en una profunda recesión en el 2015. En Campeche, el sector petrolero representó casi 80% del PIB antes de la caída de los precios, y en Tabasco, equivalente a 55 por ciento.
Por consiguiente, acentúa Moody’s, el coeficiente de distribución de participaciones de dichos estados comenzó a disminuir en el 2017. El coeficiente de Campeche se redujo 9.5%, y el de Tabasco, 9 por ciento. en ambos casos, la contracción produjo menos transferencias.
“Los otros tres estados, que cuentan con economías más diversificadas, también sufrieron una reducción de sus coeficiente, pero en términos absolutos sus participaciones siguieron creciendo”, refiere el documento.