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Querétaro, con potencial para crear clústeres agroindustrial, electrodoméstico y biofarmacéutico
Los siete clústeres que actualmente tiene el estado (automotriz, aeroespacial, tecnologías de información, médico, plásticos, logístico y energía) muestran una tendencia de crecimiento mayor que la nacional.
Querétaro, Qro. Dada la composición de la actividad económica del estado, hay potencial para desarrollar clústeres especializados en agroindustria, producción de electrodomésticos y del ramo farmacéutico, de acuerdo con un estudio realizado por el Laboratorio Nacional de Políticas Públicas (LNPP).
En particular, la agroindustria tiene un alto potencial para incluso convertirse en el clúster más grande del estado, siendo un sector que hasta ahora no cuenta con este esquema de integración, pese a la relevancia que tiene en la economía local, expuso el director general del LNPP, Eduardo Sojo Garza-Aldape.
Tras el análisis que realizó el laboratorio, se detectó la conveniencia de impulsar el clúster de elaboración y procesamiento de alimentos, puesto que –aún sin considerar al sector primario– esta rama es el quinto lugar en personal ocupado en el estado (23,541 personas), y segundo en el valor agregado que aporta a la economía estatal (22,153 millones de pesos), explicó, tras citar información de los censos económicos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“Hay clústeres que parece que se pudieran desarrollar en Querétaro, de forma adicional a los siete que ya se han formado. El primero sería la elaboración y procesamiento de alimentos, es uno de los más importantes de Querétaro y no está organizado como clúster; más aún, si sumáramos al sector primario –no sólo los alimentos, sino al sector agroalimentario– sería el clúster más importante”, pronunció.
El estudio también arrojó que es conveniente analizar a profundidad el clúster de fabricación de aparatos de línea blanca, incorporando el rubro de tecnología para la producción y maquinaria pesada, debido a que no únicamente ocupa un lugar preponderante entre los clústeres del estado, sino que tiene una elevada especialización.
El tercer sector con potencial para aplicar estrategias de clusterización es el biofarmacéutico, que ocupa el lugar séptimo en cuanto a valor y el segundo en lo referente a inversión, en el 2018, al ser un sector que muestra un importante crecimiento a nivel local.
Al presentar los resultados del estudio y ejercicios de inteligencia colectiva, el director del LNPP destacó que estas son las tres actividades que en el estado tiene un alto potencial para convertirse en clústeres, teniendo como base la experiencia de integración con la que cuentan los siete conformados actualmente. El dinamismo que muestran los clústeres, expuso, tiene un importante reflejo en la actividad económica local.
Al alza
El especialista contextualizó que los siete clústeres de la entidad (automotriz, aeroespacial, tecnologías de información, médico, plásticos, logístico y energía) muestran una tendencia de crecimiento mayor que la nacional.
“En crecimiento en el número de unidades económicas, el de tecnologías de la información es el que más crece, así como automotriz, aeroespacial, energía; todos crecen más que el nacional”, dijo.
El análisis determinó que los actuales clústeres tienen en común retos como satisfacer sus requerimientos de recursos humanos especializados, fortalecer la vinculación, estrategias de comunicación, tener planeación de mediano y largo plazo y propiciar proyectos de innovación.
Estrategias comunes
Al haber retos comunes se delinearon estrategias comunes. Algunas recomendaciones que derivaron del estudio de inteligencia colectiva son, además de estudiar nuevos nichos, profundizar el análisis de fortalezas y debilidades de los clústeres, comparando con otras entidades.
De igual forma, identificar la categorización entre maduros, dinámicos y emergentes, para detectar dónde es posible hacer ajustes o destinar mayor inversión, competitividad y productividad. Se prevé que la mayoría de los clústeres estatales son sectores dinámicos, y en los emergentes se encontrarían los de cuidado de salud y tecnologías de la información.
También se recomienda hacer alianzas para propiciar recursos humanos altamente calificados; estrategias de innovación, para generar bienes públicos a partir de la relación entre las empresas, las universidades y centros de investigación.
Así como propiciar estrategias de vinculación para identificarse con otros clústeres de la región Centro-Bajío-Occidente.
Querétaro sobresale en crecimiento anual del PIB
Querétaro, Qro. En los últimos 17 años, Querétaro es el estado con mayor tasa de crecimiento promedio anual de su Producto Interno Bruto (PIB) no petrolero.
Del 2003 al 2020, la tasa de crecimiento promedio anual del estado fue de 3.2%, la más alta a nivel nacional, por encima del promedio nacional que fue de 1.9% en ese periodo, explicó el director general del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas (LNPP), Eduardo Sojo Garza-Aldape.
Hasta el año 2019, Querétaro fue la tercera entidad en crecimiento promedio anual; sin embargo, el impacto que trajo en el 2020 la pandemia de Covid-19 a estados tradicionalmente turísticos, como Quintana Roo y Baja California Sur, incidieron en que la céntrica entidad escalara al primer peldaño.
“Es el estado que más ha crecido en el país, hasta el 2019 era el tercero; primero y segundo eran Quintana Roo y Baja California Sur, pero les fue mal en el 2020 y eso ocasionó que Querétaro subiera”, manifestó, tras citar información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), con base en el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE).
De acuerdo con el promedio del 2003 al 2020, enseguida de Querétaro se ubicaron los estados de Aguascalientes, Baja California Sur, Nuevo León y Quintana Roo; en los últimos peldaños Campeche, Chiapas, Tlaxcala, Tabasco y Morelos.
En tanto, comparando los años 2003 y 2020, la economía del estado pasó de ser la 17 en participación del PIB no petrolero nacional a la 15 en el último año de referencia.
Eduardo Sojo destacó que la entidad se caracteriza por tener una mayor participación en el sector secundario, debido a que en el 2020 representó 38.8% de la distribución del PIB por actividad, por encima de la nacional que significó 26.4% de aportación.