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Asegurados aún en medio del huracán
Guerrero es una de las entidades federativas con menor protección; la contratación del seguro fue una tarea difícil para los habitantes.
Han pasado 42 días desde que el huracán categoría cinco cambió la vida de los habitantes de Guerrero. Otis se posicionó entre los siniestros por los que más han cubierto daños las aseguradoras, superando los sismos de 2019.
El suplicio que causó el fenómeno hidrometeorológico no ha terminado. Incluso para quienes tenían asegurada su vivienda las dificultades han sido parte del día a día. Sigrid García Zeavaret es parte de los apenas 7,128 asegurados en Guerrero, que representa 0.84% del total de pólizas según datos de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF).
“Yo en mí vida me hubiera imaginado vivir un huracán de esa intensidad, contrate el seguro pensando en los daños de un sismo, pero con Otis me quedé corta, las ventanas no sólo se rompieron, se desprendieron los marcos, barandales, y vigas de madera, se cayó una barda del fraccionamiento, todo salió volando”, comentó Sigrid García.
En el momento de la catástrofe la familia García se encontraba fuera de Guerrero y pasaron cerca de 72 horas en las que no existió comunicación ni conocimiento sobre el estado de su propiedad.
“En 72 horas no tuve conocimiento de absolutamente nada, no tenía idea si mi departamento estaba desecho o tenía daños estructurales, si había reparación, lo único que hice fue correr a revisar las condiciones generales de mi póliza, dije -tranquila tienes un seguro, sentí consuelo luego de llamar a la aseguradora y que me comentarán que entendían el grado de la emergencia y llevarían protocolos especiales”.
Al cierre de noviembre la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) informó que cerca de 1 de cada 3 pesos de la estimación de pérdidas por siniestros de daños corresponde a bienes habitacionales asegurados, es decir, 9,121 millones de pesos.
Cinco días después de la catástrofe llegó Sigrid a Acapulco, junto con el ajustador enviado por la aseguradora, recorrieron los daños, sin embargo, en ese momento se enfrentaría a las complicaciones ante la falta de servicios básicos.
Para hacer válida su póliza de seguro tendría que enviar cotizaciones actualizadas sobre cada una de las reparaciones y muebles afectados, además, de colocar alguna protección a su vivienda; sin embargo, la falta de servicios es un impedimento diario en la reconstrucción de los daños.
“La aseguradora pide cotizaciones sobre el valor de reposición, esto me ha llevado 30 días, en un día normal buscas en Acapulco un constructor y te hace una cotización, pero ahorita no hay proveedores, durante los primeros días tenía que poner un plástico para prevenir más daños, tuvimos que comprar el material y llevar a personas que nos ayudarán a instalarlo desde la Ciudad de México, desde entonces he tenido que pagar flete de los muebles para que los proveedores puedan cotizar si tienen reparación o el costo de reposición”.
Sigrid describe en una frase el proceso de reconstrucción: “No hay forma de reparar, aunque tuvieras todo el dinero, no hay proveedores, apenas hay agua y gasolina, entonces no puedes hacer nada”, los afectados se enfrentan a viviendas destruidas y expuestas al clima y la rapiña, sin materiales para mejorar la situación.
Sigrid tenía guardado un as bajo la manga, no sólo era parte del reducido grupo de mexicanos que contrataron una póliza contra daños, también es asesora de seguros por parte de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas (Amasfac), sin embargo, explica que de no contar con conocimientos en el tema la historia tendría muchas más dificultades.
Es difícil contratar un seguro
Guerrero es una de las entidades federativas con menor protección ante estos fenómenos naturales, durante la catástrofe muchos asegurados vivieron abatidos tras enterarse que su póliza no cubría daños provocados por Otis.
Sigrid no se sorprende, ella describe la contratación del seguro en Guerrero una tarea difícil, tras consultar con cinco aseguradoras, al menos, tres rechazaron asegurar su vivienda contra daños debido a que existía un gran riesgo.
“No es apetito de riesgo, eso me dijeron cuando deseaba asegurar mi vivienda, porque vivo a 500 metros del mar y existe una laguna en la parte de atrás, al final dije bueno si estás aseguradoras grandes no me quieren asegurar, no voy a encontrar protección, al final una me tomó el riesgo, pero soy consiente que esto fue gracias a mis conocimientos sobre el tema, muchas personas que no conocen los rasgos del seguro y sin un buen asesor, sabían que tenían contratado un seguro, pero no que debían tener la cobertura”, apuntó.
La AMIS indicó que se ha avanzado en la atención de siniestros de diversos giros, puesto que el sector asegurador es clave para la recuperación de Acapulco.