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Finanzas Personales

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Buffett, inversionista excepcional

Warren Buffett, presidente de Berkshire Hathaway y uno de los hombres más ricos del mundo, es considerado por algunos como un superinver­sionista , por su capacidad para generar sistemáticamente retornos elevados en sus inversiones.

Warren Buffett, presidente de Berkshire Hathaway y uno de los hombres más ricos del mundo, es considerado por algunos como un superinver­sionista , por su capacidad para generar sistemáticamente retornos elevados en sus inversiones.

En una plática que tuvo con un grupo de estudiantes de negocios, les dijo: Si pones junto todo el oro del mundo tendrás un bloque de 20 metros por lado con valor aproximado de 7 trillones de dólares. Lo podré observar y a su vez podrá observarme. Pero no veo esto como una buena inversión.

Puedo también comprar toda la tierra cultivable de EU por 6 trillones de dólares y me quedará 1 trillón para dar la vuelta. Ésa sí es una inversión. Comprar oro no es una inversión; es una inversión en miedo .

¿Cómo puede este hombre hacer un señalamiento tan radical y que contradice muchas de las recomendaciones recientes de asesores de inversión? Este hombre excepcional sabe que el temor no es un buen asesor de inversiones.

En el libro Entendiendo el Comportamiento Financiero y la Psicología de la Inversión, Hersh Shefrin consigna que el proceso de decisión de los inversionistas navega entre dos extremos: la esperanza y el temor.

Ambos afectan la forma en que evaluamos las alternativas de inversión que se nos presentan. La esperanza define lo que queremos alcanzar, pero sobre todo, para qué lo queremos. El temor se centra en lo que queremos evitar; en la angustia asociada con la sensación de pérdida real o potencial de nuestro patrimonio.

¿Cómo logramos decisiones de inversión equilibradas?

Una buena decisión de inversión debe ser siempre la que establezca un adecuado balance entre ambos extremos. Las decisiones basadas solamente en la esperanza tienden a sobredimensionar el potencial de retorno de las inversiones y a hacernos suponer beneficios irreales.

Así, por ejemplo, en muchos casos la esperanza de recuperación nos hace mantener una inversión que pierde valor hasta que la pérdida es inmanejable. Algo similar ocurre con los jugadores que, estando en una racha perdedora, no dejan de jugar pensando siempre que la siguiente mano será la buena.

Por otro lado, una decisión sólo basada en el temor puede tener una visión de corto plazo y no estar vinculada con el largo plazo, que implica la creación de un patrimonio personal o familiar.

Puede pecar de conservadora; puede ser afectada por fenómenos de corto plazo que inciden en la valuación momentánea de sus inversiones, provocando frecuentes cambios de estrategia que impiden obtener una ganancia a largo plazo.

Al invertir, debemos tratar de que ese balance esté presente en nuestras decisiones. Entendiendo los temores y esperanzas que nos mueven, podemos tomar una decisión adecuada a nuestras expectativas futuras, recordando que es imprescindible que nuestras decisiones consideren el plazo en el que usaremos nuestros recursos y su destino.

Temas como el del retiro no son del todo compatible con el efecto negativo de pérdida potencial que dicho riesgo implica, sin importar qué tan tolerantes seamos a un cierto riesgo.

En este sentido, conviene apuntar que una tendencia presente frecuentemente en el ámbito de las inversiones, centra las expectativas en el comportamiento muchas veces volátil del mercado en el corto plazo, dejando parcialmente de lado lo que está detrás de los valores: la realidad de la actividad económica y del desempeño futuro de las empresas.

Una oportunidad de corto plazo por comprar algo barato sólo es una real oportunidad si tiene detrás fundamentos que den solidez en el largo plazo.

Después de todo, haciendo una cita libre del propio Buffett: Es mucho mejor comprar una extraordinaria (inversión) a un precio regular, que comprar una (inversión) regular a un precio extraordinario .

*Director Comercial y de Mercadotecnia de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. El autor es politólogo, mercadólogo y especialista en Economía Conductual.

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