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El comportamiento humano y las finanzas
Evite sesgos que en un futuro deterioren sus decisiones de inversión.
El campo de las finanzas es estudiado de forma profunda con el objetivo de determinar los componentes principales que afectan los rendimientos de las inversiones. No sólo se han analizado aspectos cuantitativos, también se dedica tiempo al análisis de los componentes cualitativos que pueden llegar a ser por igual relevantes en las decisiones de inversión. Es por eso que en los últimos años el concepto del comportamiento humano dentro del campo de las finanzas (Behavioural Finance) ha ganado importancia.
Las finanzas son una ciencia social, lo que implica que los participantes en este ramo somos seres humanos y no robots. Esto implica que las acciones de las personas en el mundo de las finanzas no son 100% consistentes en la manera en que una máquina lo sería.
Lo anterior debido a que los humanos somos libres y capaces de tomar decisiones que pueden variar dependiendo el día o el momento, lo que pudiera derivar en un comportamiento irracional.
El principal problema al que los humanos nos enfrentamos en la toma de decisiones financieras es la falta de información completa, precisa y perfecta, lo que genera que las decisiones pasen por un proceso mental heurístico (atajos mentales) que generalmente deriva en buenas decisiones, pero que en ocasiones también nos puede llevar a malos resultados.
Dentro de las conductas más frecuentes que afectan las decisiones de inversión están la sobreconfianza, la atribución personal, el sesgo de confirmación y la tendencia a actuar en multitud, entre otras. El comportamiento de sobreconfianza se genera cuando creemos que seremos capaces de alcanzar resultados extraordinarios con nuestras habilidades. Sin embargo, si evaluáramos los resultados previos obtenidos con estas mismas habilidades seríamos capaces de observar que los resultados no son tan satisfactorios como creemos. La atribución personal en los inversionistas se refiere a la creencia de que los logros obtenidos son por mérito propio, gracias a que el inversionista es más hábil y talentoso que el resto de los participantes del mercado.
Por el contrario, los fracasos en las decisiones de inversión siempre son atribuibles a factores externos, como a que cambiaron las condiciones del mercado de forma abrupta e impredecible, que alguna variable no se comportó como se había pronosticado, que el análisis era correcto y sólo falló el timing (fecha de implantación de la inversión) o incluso a que el resultado negativo se debió únicamente a la mala suerte.
El sesgo de confirmación se genera cuando el inversionista se enfoca en encontrar información que confirma su creencia en lugar de adoptar una estrategia de cuestionamiento.
También se da cuando al analizar las variables de inversión interpretamos información como favorable para nuestras estrategias aun cuando la información no es del todo positiva.
El sesgo de actuar en multitud se refiere al aspecto mental en el cual el inversionista duda de su estrategia y, ante la falta de confianza,termina invirtiendo igual que el resto de los inversionistas.
Esta conducta generalmente se presenta cuando el inversionista tiene miedo a equivocarse o a perderse un movimiento de mercado que el resto de los participantes ha sido capaz de identificar.
Por último, vemos que las decisiones de inversión no sólo dependen de modelos de optimización cuantitativos, sino que también dependen en gran medida de nuestro comportamiento y estado mental. Lo importante es identificar si somos víctimas de alguno de estos comportamientos para evitar sesgos que deterioren nuestras decisiones de inversión.
El autor es CFA Gestión de Activos Pan Latam / Asset Management BBVA Bancomer