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Inclusión financiera, motor de Impulso
En México sólo 27.5% de la población adulta tiene acceso a financiamiento formal, frente a 40% de América Latina.
Consejo Nacional de Inclusión Financiera
Identificar el índice de exclusión financiera de una nación es fundamental para medir el acceso y uso de productos y servicios financieros del país, así como para apoyar el desarrollo económico, la implementación y evaluación de políticas públicas que fomenten la inclusión financiera.
Pero, ¿qué es la exclusión financiera? Lo podemos definir como la falta de disponibilidad de servicios bancarios en personas de bajo ingreso. En la economía moderna dependemos de herramientas simples, como por ejemplo, una tarjeta de crédito o una cuenta de ahorro, para liquidar nuestras obligaciones o financiar algún proyecto que tengamos en mente.
Éstos, de alguna forma, se han convertido en prerrequisitos para cualquier actividad de la vida moderna y no tener acceso a estos instrumentos representa un serio obstáculo para la integración social y económica de las personas. La exclusión financiera es un punto de cuidado importante, pues impide a las familias marginadas tener la capacidad para emerger de la pobreza.
Una de las tantas repercusiones que origina la exclusión financiera podría hacerse evidente en el ahorro familiar. Es cierto que, sin el ahorro, las familias no tienen manera de solventar sus obligaciones o gastos inesperados, y si hubiese el caso donde sí existiera un sistema de ahorro sin recurrir a las instituciones bancarias, éste quedaría siempre expuesto a la posibilidad de ser hurtado, aunado a que no habría ninguna ganancia extra por medio de los intereses que pudiera generar.
Por otro lado, la exclusión financiera también es un elemento clave en el sobreendeudamiento de las familias; esto pudiera ser debido a que aquellos que no tienen acceso a los principales proveedores de crédito, con frecuencia optarían por intermediarios de alto costo, o en el peor de los casos, a prestamistas ilegales que imponen altos cargos de interés -sus condiciones y términos son arbitrarios. Los riesgos de estas operaciones son amplios, ya que la mayoría de estos intermediarios puede trabajar al margen de la legalidad y, por ende, los usuarios de estos servicios tienden a evitar denunciarlos ante las instituciones de protección al consumidor financiero.
Existen estudios en la materia donde la relación de inclusión financiera con base en la adopción de medios de pago tiene un efecto positivo en la aceleración del empleo y desarrollo económico, enmienda la desigualdad de ingresos y contribuye a la reducción de la pobreza de las naciones. Proveer de servicios básicos como cuentas bancarias, ofrecer servicios de pago apropiados, atraer a más personas de bajos ingresos al ahorro, promover créditos y ayudar a las personas cuando se encuentran en problemas financieros son algunas de las acciones que permitirían el desarrollo económico y social de nuestro país.
Por lo anterior descrito, es importante remarcar que la inclusión financiera es un ingrediente clave para cerrar la brecha de desigualdad, sin duda un reto para cualquier sociedad en la actualidad.
Tal vez nunca logremos una inclusión financiera completa, pero gracias a las nuevas tecnologías la tendencia es clara: en el futuro las nuevas generaciones habrían de salir sin efectivo y el prestador de servicios o comercio que no hubiese adoptado estos medios digitales de pago verá indiscutiblemente limitado su crecimiento.
*El autor es Associate Product & Client Servicing, Asset Management de BBVA Bancomer.