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La importancia económica de la educación
Los más proficientes en lectura, escritura y matemáticas tienen diferencias en los ingresos que perciben.
La única cosa más cara que la educación es la ignorancia.
Benjamín Franklin
Nuestro país vive hoy inmerso en una discusión que, como la mayoría de las que tenemos, está profundamente polarizada e ideologizada; se descalifican todos los argumentos del rival y no se reconoce defecto en la postura que se prefiere defender.
Se discute así el tema de la educación desde lo inmediatista y con información incompleta, sin comprender que la realidad es mucho más compleja.
Mejorar la educación es un tema con profundas implicaciones económicas, que no sólo condicionará el desempeño futuro de nuestra sociedad, sino que determinará las historias individuales de los niños que conforman las generaciones futuras en el mercado laboral.
¿Cuál es el impacto económico de la educación? Según la OCDE, inclusive desde la primaria, la educación determina los ingresos, las tasas de ocupación, desempleo y otros factores de impacto económico y de bienestar. Las personas con primaria incompleta tienen una tasa de empleo de 37%, de 47% para quienes la completaron, de 60% para quienes tienen secundaria incompleta y de 74% para los que completaron ese nivel.
Aquellos que son proficientes en lectura y escritura y que lo son en matemáticas (aun con niveles básicos de educación) tienen diferencias significativas en los ingresos promedio que perciben.
Parte de la discusión sobre el estado que guarda la educación en México se centra en asegurar que las zonas de mayor marginación presentan por esa condición un menor desempeño y calidad educativa. Ello representa una visión fatalista, dado que la posibilidad de acabar con la marginación de manera inmediata y relevante es baja. Sin embargo, existen estudios internacionales que muestran que esa relación no está predeterminada.
Un estudio de la Intercultural Development Research Association mostró que es un mito que el menor ingreso condicione automáticamente un bajo desempeño académico. Entre varios, destacó un factor presente en organizaciones educativas que aun en entornos económicamente precarios presentan niveles de desempeño elevado: el que el cuerpo docente asuma la responsabilidad plena de la enseñanza; en otras palabras, que la calidad de los docentes y su compromiso ético esté dirigido a alcanzar la mejor educación posible, sin pretextar las condiciones del entorno.
En la discusión en México se tiende también a señalar que es indispensable mejorar la infraestructura física de las escuelas, antes de poder realizar ningún paso de mejora educativa. Frente a ello, existe la experiencia reciente en Haryana, India; un estado con más de 15,000 escuelas en el que, en unos cuantos años, se logró realizar una profunda reforma en el proceso educativo, a partir de la capacitación y rediseño de funciones de los docentes. El diagnóstico fundamental fue que una parte importante de los profesores no enseñaban, por lo que atendiendo ese tema con inversiones mínimas se dio un cambio radical en la calidad de la enseñanza en la región.
Otro tema de discusión se refiere a si es relevante el proceso de evaluación como componente de un proceso de mejora educativa. La evidencia internacional apunta a que los modelos que presentan crisis en su funcionamiento son precisamente aquellos en que descuidaron el eje de la evaluación integral (a estudiantes y docentes), como un elemento central para medir su eficacia y determinar el rumbo, tal como ocurrió en la educación pública norteamericana, lo que provocó en los niveles básicos un deterioro de la calidad de la enseñanza.
En México, la discusión educativa se ha ideologizado y convertido en uno más de los instrumentos para alimentar la pugna entre los extremistas que o pertenecen al grupo de quienes no reconocen fallas en la ejecución gubernamental o los que creen que todo lo que se realiza desde el gobierno debe ser descartado.
A diferencia de otros sectores como el de infraestructura en que en que los recursos principales son materiales y financieros, en el tema educativo el recurso más relevante son los docentes. Sin una profunda transformación educativa, que haga que los profesores enseñen, que posibilite el que midamos la calidad de a quiénes asignamos esa tarea y que mejoremos los sistemas de capacitación y el modelo pegado pedagógico, seguiremos discutiendo si las manifestaciones de hoy son legítimas o si en este tema hay derechos laborales afectados, olvidando que lo único verdaderamente en riesgo es el futuro bienestar económico de millones de niños en este país.
El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en economía conductual y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo.
Síguelo en Twitter: @martinezsolares