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La toma de decisiones ante desinformación o carencia de información
En decisiones financieras y económicas, estamos permanentemente rodeados de información simplista construida sin bases científicas reales.
El conocimiento es poder. La información es liberadora.
Kofi Annan, ex secretario general ?de la ONU
Cotidianamente tomamos decisiones económicas y financieras. Tomamos más frecuentemente de lo que nos percatamos decisiones de índole personal, profesional y familiar, de mayor o menor envergadura, con implicaciones de corto, mediano y largo plazo.
Y toda decisión supone, en principio, un punto de partida: contar con información mínima para entender la naturaleza de la decisión, el entorno específico en que se toma y sus consecuencias futuras probables. La información está en el centro de cualquier modelo de decisión que pretenda ser efectivo.
Pero la realidad es que cotidianamente enfrentamos decisiones bajo condiciones deficientes de información. En muchos casos carecemos de la mínima necesaria; en otros lo que puede ser más grave estamos bajo la influencia de desinformación o de mala información que influye o condiciona nuestras decisiones simples o complejas.
Por un lado, la falta de información generalmente está asociada a la incapacidad que podemos tener para la toma de decisiones. Se desconoce la necesidad de tomar la decisión, se desconoce qué es lo que se debe decidir y se desconocen los criterios de análisis para decidir; por lo tanto no se decide.
No informarse puede poner en riesgo su retiro
En el ahorro de largo plazo para el retiro, si se desconocen los retos que se enfrentarán en la vejez, los mecanismos de previsión sobre este tema, los cambios económicos y demográficos que afectarán hoy y en el futuro el retiro, no se tendrá la disposición, la motivación o la capacidad para tomar decisiones.
La carencia de información usualmente lleva a la inacción.
Del otro lado está la desinformación. Si se conocen algunos de los elementos asociados a la decisión, pero un componente importante de la información con la que se cuenta es incorrecta, muy probablemente disminuya la orientación a la inacción, pero se incrementa el riesgo de que la decisión genere un resultado negativo. En el ejemplo del retiro, si un adulto joven tiene información que le recomienda que el ahorro para el retiro debe realizarse en instrumentos bancarios tradicionales de muy bajo riesgo (y rendimiento), dado que esa información es incorrecta el resultado de su decisión no será favorable.
En decisiones financieras y económicas, estamos permanentemente rodeados de información simplista, construida sin bases científicas reales o simplemente producto de la ignorancia y ocasionalmente de una actitud malintencionada.
Por ello, la única forma para mejorar nuestra capacidad de decidir, en temas financieros y económicos y en cualquier otro ámbito de la vida, es realizar un proceso elemental de acopio y análisis de información para contrastar ideas y posiciones contrapuestas.
La dificultad estriba en que a las personas no nos gusta aceptar ideas que contradicen algo en lo que creemos. Dice una frase: Si sólo cuestionas aquello en lo que no crees, no eres un verdadero escéptico . Para tomar mejores decisiones financieras en entornos complejos se debe mantener un sano escepticismo que nos permita tener información y cuestionarla para efectivamente quedarnos con la que nos permite entender mejor el entorno y tomar las decisiones que beneficien nuestro futuro.
Y hablando de información, esta semana inició el proyecto organizado por la UNAM denominado Voto Informado (www.votoinformado.unam.mx), de cuyo Comité Ciudadano me siento honrado en formar parte. Se trata de una herramienta para que los candidatos a diputados federales respondan un cuestionario sobre temas como la economía, el desarrollo, la justicia y la rendición de cuentas, entre otros. Se pretende con ello que al conocer las opiniones de los candidatos a diputados en su distrito, los ciudadanos puedan tomar una decisión más informada acerca de por quién votar. Es un primer y muy importante esfuerzo y hoy se cuenta ya con 1,171 respuestas de los candidatos.
El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en Economía Conductual, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. Síguelo en Twitter @martinezsolares.