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¿Te vas a endeudar para tus vacaciones de Semana Santa?
Una vez libres de deudas, podremos empezar a planear de una manera más eficiente nuestros recursos
Estamos justo iniciando las vacaciones de Semana Santa, época en la cual muchas familias aprovechan el receso escolar para viajar a alguna playa o ciudad. La gran mayoría de ellas, sin embargo, tendrá que recurrir a deudas para pagarlas.
Es curioso: todos los años hay periodos vacacionales y es algo que se puede planear con bastante anticipación. La mayoría de la gente no lo hace por varios motivos y uno de ellos es que todavía está pagando las del año pasado. Una deuda es exactamente eso, aun si es a meses sin intereses: un compromiso de nuestro flujo de efectivo futuro. Ya fuimos, ya volvimos, pero el efecto en nuestro bolsillo dura muchísimo tiempo.
Cambiar este comportamiento toma tiempo. Siempre he dicho que hay que cambiar nuestro paradigma, nuestra manera de pensar. ¡Qué padre sería que cuando llegue el momento, tengamos suficiente dinero en nuestra cuenta bancaria para poder sufragarlas sin tener que recurrir al uso del crédito!
Pues bien, se puede lograr. Como ya mencioné, éste es un gasto que ya sabemos que vamos a tener, lo hacemos cada año (o cada que podemos). Entonces se puede planear, nos podemos preparar.
Esto mismo se puede hacer con cualquier otro gasto irregular. Son parte de nuestros gastos normales, aun si no ocurren cada mes. Debemos por lo tanto tomarlos en cuenta en nuestro plan de gastos. Es mucho más fácil guardar un poquito para ellos cada vez que recibimos nuestro salario, pagarlos poco a poco, a que nos caigan de sopetón y entonces hacer malabares (o tener que endeudarnos) para poderlos sufragar.
Una de las reglas importantes para un presupuesto que funciona es precisamente esa: tomar en cuenta nuestros gastos verdaderos. En otras palabras, separar mes a mes en nuestro presupuesto una cantidad para aquellos gastos menos frecuentes, pero que sabremos que vendrán.
Algunos ejemplos de esos gastos son: el regreso a clases, la época de inscripciones, el Predial, los regalos de Navidad, las vacaciones familiares, la prima anual de nuestros seguros, entre muchos otros. Aquellos que sabemos que vendrán pero que de una manera u otra siempre nos toman por sorpresa. Porque no nos hemos tomado la molestia de contemplarlos en nuestro presupuesto y de asignar parte del dinero que ganamos cada mes para cuando éstos se presentan.
Desde luego, si hoy en día estamos endeudados y estamos pagando cosas que ya disfrutamos desde hace un año, ya tenemos nuestro dinero comprometido en ellos. Nuestro flujo de efectivo está limitado y es difícil empezar a ahorrar para los siguientes. Por eso es tan importante salir de deudas: esa debería ser nuestra primera prioridad. Una vez libres de deudas podremos empezar a planear de una manera mucho más eficiente nuestros recursos.
Hacer un plan de gastos es un ejercicio de prioridades. Tenemos que saber qué es lo más importante para nosotros y enfocarnos en ello. Si lo primero de acuerdo con nuestra situación actual es pagar lo más rápido posible nuestras deudas, eso puede implicar ciertos sacrificios (que se compensan con creces en el futuro). En otras palabras: apretarse un poco el cinturón para salir de ese círculo vicioso de las deudas, de esa carrera de ratas como algunos llaman, para convertirlo en virtuoso.
Eso significa también que cambia nuestra percepción con relación al dinero. Porque dejaremos de sentir que tenemos el agua hasta el cuello, porque todo lo debemos, y lo cambiaremos por un sentimiento mucho más positivo: de libertad, en la cual nosotros somos los que decidimos el destino de nuestro dinero porque ya no está atado a cosas pasadas que tenemos que pagar hoy.
De hecho, eso mismo podemos hacer para cambiar de coche. Si hoy en día lo estamos pagando a crédito, una vez que terminemos podemos seguir depositando esa misma mensualidad a una cuenta bancaria o de inversión (de corto plazo). De manera tal que, si hacemos que el actual nos dure unos cuantos años más, el próximo lo podríamos pagar de contado.
Si te vas a endeudar por tus vacaciones de Semana Santa, espero que no eches esto en saco roto. Enfócate en pagar esas deudas lo más pronto posible para que el próximo año puedas pagarlas de contado.
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