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Tener más ingreso no te hace más rico
Si no tenemos claras nuestras prioridades y desde luego una buena cultura financiera podríamos endeudarnos.
Todos hemos pensado alguna vez: Si ganara más, podría tener todas estas cosas . Es cierto: uno podría viajar, tener un coche mejor, una casa más grande, una pantalla de última generación, los hijos en una mejor escuela, entre muchas otras cosas.
Es importante analizar esto con detenimiento. Significa que cuando la gente piensa en ganar más, su mente ya está pensando en cómo se va a gastar ese dinero extra. En disfrutar hoy sin importar lo que pueda pasar mañana.
Desafortunadamente, pocos piensan en construir una libertad financiera, un patrimonio que les permita potenciar su calidad de vida en el futuro.
Por eso se dice, y es muy cierto, que si ganas más, también gastas mucho más. Yo he sido testigo de ello: de primera mano he visto cómo personas que tienen un ingreso muy elevado también tienen una gran cantidad de deudas y aunque no lo parezca por su estilo de vida, un patrimonio muy pequeño (o incluso negativo).
Hace poco hablé en este espacio de un amigo, alto directivo que perdió su trabajo y no pudo encontrar otro que le diera un nivel de ingreso similar. Su liquidación consistió en varios millones de pesos, dada su antigüedad, nivel de salario y varios otros incentivos que tenía en la empresa, como acciones restringidas que le fueron liquidadas y un plan de retiro.
Con lo que recibió, muchos mexicanos podrían vivir toda una vida. A él le duró menos de un año porque tenía deudas en tarjetas de crédito, se había comprometido a pagar una parte de la boda de su hija y el ritmo de vida de la familia demandaba también un nivel de gasto muy fuerte.
También he hablado aquí de una persona, madre soltera con un hijo al que le daba todo y que tenía más de 1 millón de pesos en deudas de corto plazo (entre cuatro tarjetas de crédito, tres préstamos de nómina y uno de auto). Era la directora general de una empresa internacional pequeña, pero con un ingreso mensual acorde con su posición. En ese caso particular su patrimonio era negativo: debía más que lo que tenía (no tenía ahorros propios, su vivienda era rentada).
Afortunadamente, también he visto la otra cara de la moneda. He sido testigo de cómo gente muy humilde, con un ingreso que apenas les alcanza para sus necesidades básicas, ahorra aunque sea unas monedas para cuando haga falta.
El otro día una amiga me contó cómo su abuela, en una comunidad rural, tenía que lavar y coser ropa ajena para poder dar de comer a sus ocho hijos. Tenía un corral con animales de donde sacaban huevos y leche para consumo propio. Su esposo era arriero y estaba muchos meses fuera de casa. Tenía que administrar el mucho o poco dinero que le dejaba, para que le alcanzara hasta que él volviera con más. Además de esto criaba pollos: si no alcanzaba para comprar comida, mataba uno para que sus hijos pudieran comer.
Detengámonos un poco para pensar acerca de esto: tenía que administrar el poco dinero que le dejaban durante varios meses. Si no le alcanzaba buscaba ingresos adicionales para sacar a su familia adelante (pero no pedía prestado). Había una cierta previsión básica (una forma de ahorro) al criar pollos que podía utilizar si ese día no había otra cosa que comer. Su patrimonio era sin duda muy limitado, pero por lo menos positivo (superior a cero) al tener activos pero ninguna deuda.
La abuela de mi amiga, con un ingreso cientos de veces menor, tenía un patrimonio una riqueza superior al de la directora general muy endeudada a la que me referí antes. Hay muchas cosas que podemos aprender de ello.
Por eso digo que tener más ingreso no te hace más rico: es sumamente importante saber administrarlo. Un ingreso mayor sin duda nos abre un gran abanico de oportunidades. Nos permite hacer muchas más cosas que no podíamos antes. Nos brinda mayor capacidad de ahorro, pero también de endeudamiento, si no tenemos claras nuestras prioridades y desde luego una buena cultura financiera.
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