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Ignoradas por "Oppenheimer", las víctimas de la prueba nuclear cuentan su versión
Wesley Burris estaba profundamente dormido en su cama cuando la primera bomba atómica del mundo explotó a unos 40 kilómetros de su casa. Una luz cegadora inundó su hogar en el desierto de Nuevo México, antes de que la devastadora potencia de la explosión destruyera sus ventanas, esparciendo vidrios sobre él y su hermano menor.