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Reino Unido y la Unión Europea logran acuerdo comercial posbrexit
El primer ministro británico, Boris Johnson, confirmó haber alcanzado el acuerdo comercial in extremis, a una semana de su separación definitiva, que evitará una ruptura brusca de caóticas consecuencias económicas.
Tras largas horas de muy tensa negociación, el Reino Unido y la Unión Europea (UE) alcanzaron el jueves 24 de diciembre in extremis un histórico acuerdo comercial posbrexit que, a una semana de su separación definitiva, permitirá evitar una ruptura brusca de caóticas consecuencias.
"Este acuerdo significa una nueva estabilidad y certeza en lo que ha sido una relación a veces agria y difícil", afirmó el primer ministro británico Boris Johnson en Londres.
Y dirigiéndose a sus exsocios europeos, aseguró: "Seremos sus amigos, sus aliados, su apoyo y, no lo olvidemos, su primer mercado porque, aunque hayamos abandonado la UE, este país permanece cultural, emocional, histórica, estratégica y geopolíticamente unido a Europa".
"Tendremos una relación comercial fuerte con la UE y profundizaremos nuestro comercio con socios de todo el mundo a través de nuestra política comercial independiente", afirmó por su parte la ministra de Comercio Internacional, Liz Truss.
Para la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, implicada intensamente en la negociación hasta el último minuto, se trata de "un buen acuerdo, equilibrado, justo".
El Reino Unido seguirá siendo "un socio digno de confianza", dijo en Bruselas. Este tratado de libre comercio "nos permitirá asegurarnos de que podemos dejar atrás el Brexit definitivamente", agregó.
Fin a años de incertidumbre
Este histórico acuerdo llega cuatro años y medio después del referéndum de 2016 en el que los británicos decidieron por 52% de votos poner fin a casi cinco décadas de una tensa relación con la Unión Europea y convertirse en el primer país que abandona el bloque.
Aquella votación dividió a la población y a sus políticos. Provocó la dimisión, primero, del primer ministro conservador David Cameron y, después, de su sucesora Theresa May. Ambos recibieron el jueves con los brazos abiertos el fin a años de incertidumbre.
El Reino Unido abandonó oficialmente la Unión Europea el pasado 31 de enero gracias a la aplastante mayoría parlamentaria lograda por Johnson en las legislativas de diciembre de 2019. El país entró entonces en un periodo de transición que termina este 31 de diciembre a las 23:00 GMT, hora en que saldrá definitivamente del mercado único y la unión aduanera.
Sin un acuerdo con los 27, las relaciones entre ambas partes habrían pasado a regirse por las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que implican aranceles y cuotas y una montaña de formalidades burocráticas que amenazaban con colapsar los puertos británicos, provocar desabatecimiento de productos y disparada de precios.
En caso de una ruptura brutal, el Reino Unido habría perdido mucho más que Europa: los británicos exportan un 47% de sus productos hacia el continente, cuando la UE sólo exporta un 8% de sus mercancías al otro lado del Canal de la Mancha.
Medios empresariales británicos reaccionaron con alivio al ver esfumarse la amenaza de una ruptura brutal, pero la libra esterlina perdió parte del terreno ganado en los últimos días.
Esta salida debilita sin embargo la unidad del Reino Unido, dando argumentos a los independentistas de Escocia, una nación de 5,5 millones de habitantes que votó muy mayoritariamente contra el Brexit.
"Llegó el momento de trazar nuestro propio futuro como nación europea independiente", tuiteó la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, recordando que "el Brexit llega contra la voluntad del pueblo de Escocia", que votó en un 62% por la permanencia en la UE.
Hasta el final, la pesca
Tras una larga noche de negociación en Bruselas, surgieron el jueves problemas de última hora con las cuotas pesqueras que mantuvieron a todos en vilo, llegando incluso a hacer temer un fracaso.
El acceso de los pescadores europeos a los ricos caladeros británicos fue así hasta el final un escollo en las conversaciones, que ya habían resulto cuestiones espinosas como las formas de protegerse de la competencia desleal.
La cuestión pesquera no tiene gran peso económico pero sí una importancia política y social para Estados miembros como Francia, Holanda o Dinamarca. Y para el Reino Unido, que convirtió este tema en la prueba de su soberanía recuperada.
Con este desbloqueo al filo de la Nochebuena queda teóricamente tiempo suficiente para que el acuerdo sea aprobado por los 27 países miembros de la UE y pueda entrar en vigor el 1 de enero.
Este complejo texto, 2,000 páginas según medios británicos, tendrá aún que ser ratificado por el Parlamento Europeo y los diputados británicos de Westminster.
Estos últimos se reunirán el 30 de diciembre. Gracias a la mayoría de Johnson, el texto tiene garantizada su aprobación en el Reino Unido. Además, la oposición laborista anunció que votará a favor.
Se desconoce cuándo se reunirá el Parlamento Europeo, pero el acuerdo podría entrar en vigor provisionalmente sin su ratificación a la espera de su regreso en enero.
El presidente del Europarlamento, David Sassoli, saludó el pacto, pero advirtió que los diputados examinarán el texto "antes de decidir si da o no su aprobación el año próximo".
Lograr un acuerdo de estas características en solo diez meses constituye una proeza para Londres y Bruselas, pues negociaciones así suelen demorar años.
Con este nuevo tratado comercial, la UE ofrece a su exsocio un acceso inédito sin aranceles ni cuotas para su inmenso mercado de 450 millones de consumidores.
Esta apertura irá acompañada de estrictas condiciones: las empresas del Reino Unido deberán respetar un número de normas que evolucionarán con el paso del tiempo en materia de medioambiente, derechos laborales y fiscales, para evitar cualquier competencia desleal.
Brexit, una oportunidad para la Unión Europea, señalan analistas
La retirada del Reino Unido de la Unión Europea es una pérdida innegable para el bloque europeo, pero la ruptura con un socio desconfiado y difícil podría ser una oportunidad única para la UE, apuntan expertos.
La salida británica representa para la UE la exclusión de su segunda mayor economía y una potencia nuclear, aunque también saca del escenario a un actor escéptico a una integración europea más profunda.
"El Reino Unido nunca ha estado a favor del surgimiento de una seguridad europea autónoma. Siempre ha defendido el papel central de la OTAN", apuntó Pierre Vimont, investigador asociado de Carnegie Europe.
"Sin embargo, tras el referéndum sobre el Brexit, fue precisamente el momento en que empezó a surgir la idea de una defensa europea", señaló.
Aunque ahora esté totalmente fuera de la UE, el Reino Unido sigue siendo parte de la OTAN.
En materia de política exterior, los analistas dudan que Londres se aleje de las posiciones europeas en importantes temas internacionales, como el programa nuclear iraní o la relaciones con Rusia y Medio Oriente.
"Hay muchas convergencias en una serie de cuestiones en las que los británicos y los europeos están en la misma frecuencia de onda", dijo el historiador Robert Frank.
La reanudación de las sanciones a Irán anunciada unilateralmente por Washington es un buen ejemplo, ya que Estados Unidos se enfrentó a un bloque unido de Francia y Alemania pero que incluyó también al Reino Unido del primer ministro Boris Johnson.
Vimont, exrepresentante de Francia ante la UE, opinó que Londres querrá seguir teniendo una "relación especial con Francia y Alemania, y esa pareja franco-alemana no quiere romper esa relación".
Al parecer, la esperanza del Reino Unido es "volver a entrar por la ventana a las discusiones diplomáticas europeas", bromeó.
Consecuencias desiguales
Los diplomáticos británicos también necesitarán el apoyo de la UE para sus "relaciones bilaterales o para intentar establecer vínculos con grupos de países" como el de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia), indicó.
La llegada de un nuevo mandatario estadounidense en enero también es un factor a tener en cuenta, ya que el presidente electo, Joe Biden, siempre se opuso al Brexit. "Creo que estará menos inclinado que (Donald) Trump a dividir a los europeos", dijo Eric Maurice, de la Fundación Schuman.
Económicamente, es probable que las relaciones comerciales con Londres sean más complicadas, pero la conclusión del acuerdo sobre el plan de recuperación pospandemia, que crea una deuda común, habría sido sin duda mucho más difícil con el Reino Unido.
"Con los británicos ni siquiera habríamos podido discutir" sobre el multimillonario plan de reactivación, estimó Frank, autor de un libro dedicado a las relaciones angloeuropeas.
Además, el Reino Unido siempre ha ocupado un lugar especial al margen de la UE. Se ha mantenido al margen de muchas políticas de integración (acuerdos de Schengen sobre la libre circulación, la moneda única) y se ha opuesto ferozmente a cualquier proteccionismo en materia comercial, en particular con respecto a China o Estados Unidos.
Su contribución a la construcción europea habrá sido sobre todo la de una Europa liberal.
"Sin embargo, con la pandemia nos dimos cuenta de que el Estado era en última instancia necesario, y nos estamos alejando de esta visión ultraliberal que denuncian muchos euroescépticos", opinó Frank.
La relación comercial también "cambiará fundamentalmente" entre el mercado europeo y Londres, con controles aduaneros y más burocracia, pero "las consecuencias serán desiguales" entre los 27 países de la UE, afectando más particularmente a Bélgica, Irlanda, Alemania u Holanda, dijo Jannike Wachowiak, del European Policy Center (EPC).
"El 'shock' económico afectará más al Reino Unido. La Unión Europea también lo sufrirá, pero debería absorberlo mejor", agregó.
Los partidarios de la ampliación de la UE también han perdido un apoyo significativo con la retirada británica, pero con o sin el Reino Unido esta cuestión ya no es una prioridad para Bruselas.
Si bien el Brexit es un nuevo capítulo en la tumultuosa historia entre la isla y el continente, puede que no sea el último.
"Durante siglos han estado a veces próximos y a veces lejos. Ese vaivén continuará, a menos que Europa fracase. Pero si gracias al Brexit la UE se puede reformar y funcionar mejor, podemos contar con el pragmatismo para que los británicos digan "¡volvemos!", concluyó Frank.
kg