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Ahora son los black blocs los que atacan en París
Después de cuatro meses de presencia de los chalecos amarillos, la capital de Francia se ve afectada por la presencia de grupos anticapitalistas.
París. Decenas de miles de manifestantes desfilaron en París para la tradicional marcha del 1 de mayo, salpicada de choques esporádicos, gases lacrimógenos y detenciones, bajo fuertes medidas de seguridad.
Sindicatos y Chalecos Amarillos, que protestan desde hace más de cinco meses contra la política del gobierno, habían llamado a participar en el cortejo de la capital y en unas 200 ciudades de Francia.
Aunque en París la jornada estuvo marcada por algunos incidentes, en el resto del país la mayoría de las concentraciones para festejar este 1 de mayo transcurrieron en un buen ambiente.
En total, 310,000 personas (según los sindicatos) y 164,500 (según la policía) desfilaron en Francia. En la capital se movilizaron 40,000 personas, según un recuento independiente realizado por un colectivo de medios de comunicación.
Aunque las primeras manifestaciones se llevaban a cabo de forma pacífica, el ambiente empezó a caldearse en París cuando la policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a varios cientos de blacks blocs, militantes anticapitalistas y antifascistas vestidos de negro y con la cara cubierta. Un manifestante resultó herido en la cabeza, según un periodista de la AFP. Las fuerzas del orden recibieron proyectiles de todo tipo.
La Rotonde, estilo Macron
Los choques estallaron hacia media jornada alrededor del restaurante La Rotonde, tapiado y protegido por las fuerzas de seguridad para evitar que fuera atacado como el conocido Fouquet’s de los Campos Elíseos a mediados de marzo.
La Rotonde, en la zona de Montparnasse, en el sur de la capital, se ha convertido en una especie de símbolo del poder desde que el presidente Emmanuel Macron celebró ahí su paso a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales en el 2017.
Más de 7,400 policías y gendarmes fueron desplegados en París, básicamente para enfrentarse a los “1,000 a 2,000 activistas radicales” que podían provocar disturbios, según cálculos del ministro del Interior, Christophe Castaner.
Otra jornada complicada.