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Biden ya observa la meta final, pero no canta victoria
El presidente lleva resultados a un laberinto legal en su intento de no reconocer su posible derrota.
Wilmington/Washington. El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, se acerca a la presidencia de Estados Unidos tras ganar importantes estados clave a Donald Trump, quien renovó sus acusaciones de fraude anticipando una batalla legal para definir el vencedor de las elecciones.
Los triunfos en Michigan y Wisconsin le dieron a Biden, un ex vicepresidente con cinco décadas en la vida política, un impulso en su búsqueda de obtener los 270 votos necesarios en el Colegio Electoral para ganar la Casa Blanca.
Trump, que conquistó ambos estados en su victoria del 2016, ahora tiene pocas opciones de lograr la reelección, horas después de declarar falsamente que había ganado.
“Está claro que estamos ganando suficientes estados como para alcanzar los 270 votos del colegio electoral necesarios para ganar la presidencia”, sostuvo Biden ayer 4 de noviembre, por la tarde en Delaware. “No estoy aquí para decir que hemos ganado, pero sí para señalar que cuando termine el conteo de los votos, creemos que seremos los ganadores”.
Trump, que hizo de los ataques contra la integridad de las elecciones un asunto central de su campaña, realizó acusaciones sin pruebas de fraude electoral.
Su campaña intentó mantener vivas las opciones de reelección de Trump presentando una serie de demandas en Michigan, Pensilvania y Georgia respecto al conteo de los votos. También demandó un recuento en Wisconsin.
“Las elecciones de Michigan han sido realizadas con transparencia, con acceso permitido para ambos partidos (...) para garantizar que se cuentan todas las papeletas de forma justa y precisa”, dijo Ryan Jarvi, secretario de prensa de la fiscal general de Michigan, la demócrata Dana Nessel.
Los funcionarios de Wisconsin terminaron su recuento alrededor del mediodía, tras un esfuerzo durante toda la noche, y los resultados mostraron a Biden con una ventaja de poco más de 20,000 votos, o un 0.6%, según Edison Research. La campaña de Trump dijo de inmediato que buscaría un recuento, lo que está permitido por la ley estatal cuando el margen es inferior al 1%.
“Nadie nos va a robar nuestra democracia”
La campaña también solicitó a la Corte Suprema que Trump pueda intervenir en un caso pendiente sobre si Pensilvania, que al cierre dela edición aún estaba contando cientos de miles de votos por correo, debería permitir que se acepten ciertas papeletas que llegan a último momento y fueron enviadas antes del día de la votación.
Las maniobras son un esfuerzo para impugnar los resultados de una elección aún indecisa un día después de que millones de estadounidenses acudieran a las urnas en medio de la pandemia de coronavirus que ha trastornado la vida cotidiana.
Biden dijo que todos los votos deben contarse. “Nadie nos va a robar nuestra democracia, ni ahora, ni nunca. Estados Unidos ha llegado demasiado lejos. Estados Unidos peleó demasiadas batallas, Estados Unidos soportó demasiado para permitir que eso suceda”, señaló.
Trump está tratando de evitar convertirse en el primer presidente en ejercicio en perder la reelección desde que George H.W. Bush en 1992.
Arizona, 72 años en recuperarla
Las votaciones concluyeron el martes por la noche, como estaba previsto, pero muchos estados a veces tardan días en contar todos los votos. Hubo un gran aumento del sufragio por correo a nivel nacional, en medio de la pandemia del coronavirus.
Estados muy disputados como Arizona (Biden arriba 2.8 puntos con 86% de los votos contabilizados), Nevada (Biden arriba, 0.6 puntos con 86% de los votos), Georgia (Trump por 0.6 puntos y 95% contabilizado) y Carolina del Norte (Trump con 1.4 puntos arriba y 95% de los votos contados) seguían contando sufragios, lo que dejaba aún en duda el resultado de los comicios a nivel nacional.
Biden, de llevarse Arizona, un estado clave con una gran población latina, le convertiría en el segundo candidato presidencial demócrata que gana en el estado en 72 años. Trump venció allí en el 2016.
En Pensilvania, Trump lideraba por 1.6 puntos con 89%de los votos contabilizados, mientras las autoridades electorales contaban millones de sufragios por correo, que se cree que puedan beneficiar a Biden. El jefe de campaña del mandatario, Bill Stepien, lo declaró ganador en ese estado aunque el recuento no se ha completado.
Los partidarios de ambos candidatos expresaron enojo, frustración y miedo por la poca claridad sobre cuándo se resolvería la elección.
Fake news
Trump siguió lanzando acusaciones sin respaldo sobre el proceso de recuento de votos a través de Twitter el miércoles, horas después de comparecer en la Casa Blanca y declarar la victoria en una elección que estaba lejos de estar decidida. Tanto Facebook como Twitter alertaron sobre muchas publicaciones del presidente por promocionar declaraciones engañosas.
“Estamos en camino a ganar la elección. Francamente, ganamos esta elección”, afirmó Trump antes de lanzar un ataque sin precedentes contra el proceso electoral por parte de un mandatario en ejercicio.“Este es un fraude contra el pueblo estadounidense. Queremos que las leyes sean utilizadas de manera apropiada, así que iremos a la Corte Suprema. Queremos que pare toda la votación”, agregó, sin aportar pruebas que respaldaran estas afirmaciones ni explicar cómo combatirá los resultados en el tribunal.
El jefe de una misión internacional de observadores de las elecciones estadounidenses criticó las “acusaciones infundadas” de Trump y dijo que “dañan la confianza” en las instituciones democráticas.
Michael Georg Link, coordinador de los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), advirtió además que ningún político ni funcionario electo debería limitar el derecho al voto.
Miles de partidarios de Biden marcharon pacíficamente por la Quinta Avenida de Nueva York para exigir “el conteo de cada voto”.
En el voto popular a nivel nacional, Biden aventajaba con comodidad a Trump, con unos 3 millones más de sufragios. El republicano ganó en el 2016 a Hillary Clinton gracias a que venció en estados cruciales, a pesar de que logró unos 3 millones menos de votos.
Según el US Elections Project de la Universidad de Florida, en estas elecciones estadounidenses votaron 160 millones de personas, incluidos los más de 101.1 millones que lo hicieron de manera anticipada. Esto supone una participación de 66.8% contra 59.2% del 2016.