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Demócratas mostraron poca voluntad en debate
Si Hillary Clinton gana la nominación demócrata a la presidencia, sus opositores republicanos no le dejarán el camino tan fácil.
Si Hillary Clinton gana la nominación demócrata a la presidencia, sus opositores republicanos no le dejarán el camino tan fácil.
El martes por la noche, Clinton se enfrentó a cuatro rivales demócratas que parecían carecer de la habilidad o la voluntad para desafiarla sobre su historia en la política exterior de EU, sus cambios de posición, su manejo de la información del gobierno en un correo privado o su pretensión de ser un outsider, después de sus dos décadas en la política nacional.
Cuando la ex secretaria de Estado elogió lo ocurrido en Libia ahora un país en caos, con milicias islamistas- nadie se burló. Cuando ella fue cuestionada acerca de sus manejo del correo electrónico, una controversia que ha preocupado a muchos votantes, su principal rival, Bernie Sanders, en realidad intervino para terminar la pregunta. Los estadounidenses están cansados de oír hablar de sus malditos correos , dijo.
Para Clinton esa noche fue una victoria pero no fue una gran preparación. Sí Clinton es la candidata demócrata, se enfrentará a un candidato republicano que verá como armas para atacarla lo ocurrido en Libia, los correos electrónicos, y su cercanía con el presidente Obama.
Ella no va a tener tanta suerte cuando se trate de mí , escribió en Twitter el favorito del partido republicano, Donald Trump, burlándose de los opositores de Clinton como el equipo B .
Enérgica y confiada en su primer debate para el 2016, Clinton puede haber convencido a los demócratas que pasaron el verano preocupados porque su mala gestión sobre la polémica de los correos electrónicos muestre problemas fundamentales en su campaña y sus habilidades políticas.
Su rotunda actuación el martes por la noche podría ser suficiente para hacer que Joe Biden, una de sus potenciales grandes amenazas, se lo piense dos veces. El vicepresidente sigue valorando si entrar o no en la carrera para la nominación demócrata a la Casa Blanca, mientras siguió el debate desde su residencia oficial en el Observatorio Naval, en Washington.
Quizás consciente de la amenaza que podría suponer Biden, Clinton buscó evitar las dudas sobre su pasado, presentándose como la sucesora natural del presidente Barack Obama, la persona que la eligió para convertirse en su primera secretaria de Estado. Preguntada sobre en qué se diferenciaría de Obama, Clinton destacó que sería la primera mujer en ocupar el cargo.
Parte del acto se convirtió en un referendo sobre la trayectoria de Clinton durante sus casi 25 años en política: su voto en el Senado a favor de la guerra en Irak, su giro a la izquierda en temas como el comercio y su juicio sobre política exterior. Se defendió enérgicamente apuntando que todos los presentes sobre el estrado habían cambiado una posición o dos durante su carrera.
Fajada en este tipo de debates tras participar en muchos durante la carrera presidencial del 2008, Clinton presentó una imagen experimentada sobre el escenario, buscando crear el tipo de momentos memorables que pueden fijar la narrativa electoral.