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Donald Trump no podrá matar la globalización
El embajador manifiesta su tristeza por el repliegue de EU en el concierto multipolar de naciones; considera apropiado el nombramiento de Videgaray como canciller, aunque califica de desastre la visita de Trump.
En una época en que la diplomacia de Estados Unidos es agredida a través de tuits del presidente Donald Trump, la voz de Andrés Rozental hace las veces de brújula estratégica. Embajador de México en Gran Bretaña entre 1995 y 1997, presidente fundador del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), subsecretario de Relaciones Exteriores entre 1988 y 1994, entre otras actividades, recibe a El Economista en su oficina del edifico Omega, en Polanco.
Difícil asimilar la renuncia de Estados Unidos al liderazgo político global.
Lo veo con tristeza. Estados Unidos ha sido tradicionalmente un defensor global de muchos temas: libre comercio, derechos humanos, democracia; y de repente tenemos a un presidente electo sobre la base de una campaña centrada en aislar a los EU del mundo.
Cuando un espacio queda vacío generalmente alguien lo llena. ¿Quién puede sustituir a EU: China, Rusia, India u otro?
Obviamente hay opciones: Alemania porque finalmente es el motor de Europa. El Reino Unido solo, ya no como integrante de la Unión Europea. Rusia, no creo que tenga posibilidad de llenar el vacío; China podría ser pero en temas económicos, no creo que en temas políticos.
¿Podrá vencer Donald Trump a la globalización?
No va a tener éxito. Esa es una realidad que no va a poder cambiar. Esta idea de repatriar trabajos, repatriar capitales y volver a lo que era Estados Unidos en los años 60 o 70, que es lo que ha estado diciendo, no va a poder pasar.
Por más que él quiera matar la globalización, la globalización no está muerta. El mundo es globalizado. Hay demasiadas integraciones, conexiones e interdependencias en el mundo para poder revertirlo. Seguro que no tendrá éxito.
Da la sensación que la peor amenaza para el presidente de EU es Donald Trump.
Es un mentiroso patológico. Crea su propia visión de las cosas y después las cree. Las crea y las cree. Por ejemplo, el tema de los tres millones de personas que votaron y que no tenían derecho de hacerlo, y que por eso ganó la señora Clinton el voto popular. Trump va creando su propia realidad. Es una tema patológico, es un tema casi de enfermedad.
¿El gobierno mexicano no ha logrado descifrar a Trump?
El cambio de gobierno en EU nos agarró desprevenidos. No veo que tengamos una estrategia clara.
Ha faltado estrategia en estos años pero también en los dos gobiernos anteriores. Tenemos que respondernos lo siguiente: ¿Qué es lo que queremos de EU? ¿Qué es lo que queremos en la relación bilateral? ¿Qué queremos en la política exterior?
Si no hay estrategia, ¿al menos usted observa alguna táctica?
Es una estrategia a la defensiva: queremos que se mantenga el TLCAN; queremos que cuiden a los mexicanos en EU; queremos que no les violen sus derechos básicos; queremos más inversión. Pero nada más.
Ahora el gobierno habla de recular en la dirección estratégica del comercio; habla de Brasil y Argentina.
Para mí eso es retórica. Llevamos 100 años hablando que queremos diversificarnos. Y no nos hemos diversificado. El pastel ha crecido. Pero los porcentajes son los mismos.
En 1917, el porcentaje de nuestro comercio e inversión con EU era exactamente lo que es hoy Diversificarse cuando tienes la ventaja comparativa de la vecindad geográfica, es muy difícil. Estamos en los mismos husos horarios; estamos a cuando mucho cuatro horas del lugar más lejano uno del otro.
Pensar que nos van a resolver los problemas los chinos, los vietnamitas, los uruguayos, los brasileños, no es lo óptimo.
¿El capítulo de la visita de Trump a México marcó al gobierno?
Eso fue un desastre. El país se unió como nunca antes en contra de esa visita. A Luis Videgaray le costó el trabajo.
La narrativa estelar del regreso de Videgaray fue su vínculo con el yerno de Trump, Jared Kushner.
Yo nunca he sido partidario de que las amistades personales, e inclusive las relaciones personales, deban predominar en una relación económica, política, bilateral. Ahí están las instituciones: presidencias, cancillerías, secretarías de Estado.
¿Fue acertada la decisión del presidente al llevar a Videgaray a la cancillería?
Que el presidente Peña haya colocado a Videgaray al frente de la cancillería me parece acertado. Es ahí donde se debería concentrar la relación bilateral. Sin embargo, no sabemos cuánto tiempo se quedará Videgaray. Viene la parte de la contienda política. Si se va a la candidatura presidencial por el PRI tendría que dejar la cancillería al final de año. Otra vez, un cambio más.
¿Las excesivas rotaciones en la diplomacia mexicana revelan improvisación?
Ya estamos en el tercer secretario de Relaciones del sexenio en apenas cuatro años y fracción, y no sabemos por qué salieron los anteriores, salvo para reacomodar piezas de gabinete. No creo que José Antonio Meade o Claudia Ruiz Massieu hayan hecho un mal trabajo como secretarios, lo que pasa es que no ha habido estrategia. De repente quitan al señor Meade para llevarlo a la Sedesol; de repente meten a la señora Ruiz Massieu, y no sé por qué; y después la quitan y meten al señor Videgaray porque no tenía puesto porque lo habían sacado...
¿Está de acuerdo con los boicots como respuesta a Trump?
No, es absurdo. Muchas de las empresas vinculadas a EU son mexicanas.